Artículo Original: Andrey Manchuk
La grave escalada de la situación en Nagorno Karabaj ha puesto el mundo de los patriotas profesionales ucranianos patas arriba. Debería ser evidente que Ucrania no debería interferir en una guerra ajena causada por toda una serie de contradicciones históricas y multiplicada por las consecuencias de las crisis económicas sistémicas que asolan las repúblicas del Cáucaso. Sin embargo, eso no ha impedido a los representantes de sofá del partido de la guerra empezar a predicar su experta opinión sobre la confrontación entre Armenia y Azerbaiyán. Y esperan sacar provecho de ella.
La esencia de la postura de los nacionalistas ucranianos sobre Nagorno Karabaj se basa en dos ideas sin sentido y completamente cínicas. Para empezar, ven la escalada en el Cáucaso como una intriga secreta de Moscú. “Es difícil culpar a uno de los bandos por el conflicto entre Armenia y Azerbaiyán, porque el principal enemigo aquí es Rusia”, escribió en su blog Oleh Sentsov, que ni siquiera intentó justificar sus alegaciones con hechos, correctamente convencido de que el público patriótico no precisa de justificación racional para una verdad tan completamente obvia. Y cualquier duda en este sentido inmediatamente hacer ver que las personas es un agente de Putin, todo ello pese a que el plan más realista para cerrar el sin fin conflicto en Karabaj fue propuesto por el bando ruso.
La segunda tesis de la agenda del Cáucaso para los nacionalistas ucranianos es que deben apoyar activamente al bando de Azerbaiyán e identificar indiscriminadamente a Armenia con Rusia. “De hecho, Rusia está luchando contra Azerbaiyán. Fue Mordor quien inició la nueva escalada del conflicto y el que estaba interesado en apoyar la guerra. Rusia apoya a Armenia en el conflicto territorial con Azerbaiyán por Karabaj. Y por eso la postura de Azerbaiyán está más cerca de nosotros”, afirmó el representante de Svoboda Ihor Miroshnichenko. Y ahora se hacen eco de esas ideas todo tipo de expertos militares profesionales.
Hay varios motivos para ese apoyo. Los nacionalistas ucranianos apuntan a las bases militares rusas en Armenia y están insatisfechos con las relativamente constructivas relaciones que el Gobierno de Pashinyan tiene con Moscú. Además, hace tiempo que se fijan en Turquía, ya que es miembro de la OTAN, tradicionalmente considerado por Kiev enemigo geopolítico de Rusia. Los contactos con Ankara son muy activos y representativos. En febrero de este año, Recep Tayyip Erdoğan realizó una visita oficial a Kiev en la que llegó a gritar el eslogan “Gloria a Ucrania, gloria a los héroes”, lo que hizo las delicias de los nacionalistas ucranianos. especialmente porque Erdoğan acordó vender a Ucrania drones de ataque, considerados invencibles por los nacionalistas, unidos a los buques blindados estadounidenses y los misiles Javelin que ni siquiera funcionan.
La visita de Erdoğan causó rumores de un victorioso plan económico con apoyo de Turquía. El presidente Zelensky solemnemente anunció que Turquía promocionará la construcción de una nueva ciudad jardín en algún lugar de las estepas de la región de Jerson. Es más, tendrá carreteras de calidad y se construirá un “nudo especial para el desarrollo de infraestructuras”. Curiosamente, los blogueros ucranianos inmediatamente llamaron al proyecto “Nuevo Vasyukov” y no se equivocaban. A día de hoy, los pragmáticos turcos no han construido ningún milagro en Ucrania, aunque sí se ha detenido a varios periodistas kurdos y opositores turcos en Odessa, extraditados con el consentimiento de las autoridades ucranianas pese a las protestas de las organizaciones internacionales de derechos humanos.
En abril se produjo un verdadero escándalo: en vísperas del 105º aniversario del asesinato masivo de los armenios del Imperio Otomano, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania envió un documento a las instituciones en el que se afirmaba que las masacres no son reconocidas como genocidio. El Ministerio recordó que Armenia no ha reconocido Holodomor como genocidio, supuestamente “bajo la dirección de la política de la Federación Rusa” y ha votado contra “importantes decisiones y resoluciones para Ucrania”.
“El reconocimiento/conmemoración de los trágicos hechos en el Imperio Otomano en 1915 es un tema extremadamente sensible para Turquía, aliado estratégico de Ucrania y con quien hay un diálogo altamente dinámico. Según el lado turco, esos trágicos hechos fueron el resultado de las realidades militares del momento y no fue un exterminio planificado de la población armenia”, escribieron los diplomáticos ucranianos en el documento. Es más, exigieron que los oficiales ucranianos no participaran en los actos conmemorativos homenaje a las víctimas de la masacre y que no utilizaran el erróneo término “genocidio del pueblo armenio”. Esta es una decisión vergonzosa que devalúa la tragedia de la destrucción de la población armenia y que no da a Ucrania ningún dividendo político sino que consolida la reputación de Ucrania como obediente vasallo de los países de la OTAN dispuesto a rechazar la neutralidad en conflictos internacionales para defender los intereses de otros en detrimento de su propio pueblo.
Esperemos que el Ministerio de Asuntos Exteriores no publique ningún comunicado similar en relación con la guerra en Karabaj. Al fin y al cabo, cada paso imprudente en nombre de fuerzas externas puede ahondar aún más en la confrontación que ha estallado allí, dificultando cualquier intento de diálogo pacífico para evitar una guerra abierta en el Cáucaso. Sin embargo, los patriotas ucranianos sueñan despiertos con una victoriosa campaña contra los separatistas armenios para poder repetirla en casa. Y esa postura no solo echa más leña al fuego de la guerra en el Cáucaso, sino que hace disminuir las esperanzas de una resolución pacífica al conflicto en Donbass.
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Pingback: Ucrania y Nagorno Karabaj | La Atalaya Roja - 01/10/2020