Artículo Original: Andrey Manchuk
En vísperas del 75º aniversario de la liberación del campo de concentración Nazi de Auschwitz, importantes investigadores del Holocausto han criticado el revisionismo histórico que se ha convertido en la norma en los países del este de Europa. Su propaganda estatal ha pasado gradualmente de demonizar la historia soviética a un escasamente sutil enaltecimiento de los criminales Nazis, entre ellos muchos colaboracionistas locales a los que ahora se ha elevado al estatus de héroes de la nación.
Nos estamos refiriendo concretamente a Ucrania, ya que las estructuras nacionalistas ucranianas jugaron un papel esencial en el exterminio masivo de los judíos de la Unión Soviética organizado por los funcionarios del Tercer Reich. Cualquier intento de silenciar estos vergonzosos hechos causa cada vez más escándalos internacionales, como el reciente conflicto con Israel, que presentó a Kiev una protesta oficial por el enaltecimiento de los ucranianos que participaron en el Holocausto.
Pero los historiadores internacionales no se limitan al periodo de la Segunda Guerra Mundial. Al investigar también otros procesos del desarrollo del movimiento nacionalista ucraniano, apuntan que su ideología contiene desde sus orígenes características del antisemitismo, que rápidamente se reflejaron en la práctica de los tristemente famosos pogromos de los días de la guerra civil, conocidos por todo el mundo. Y eso ocurrió mucho antes que Babi Yar, Treblinka o Auschwitz.
Este es el tema de un reciente artículo del prestigioso medio Le Monde Diplomatique. Su autor, el historiador Jean-Jacques Marie, recuerda los asesinatos masivos de judíos a manos de las bandas lideradas por Petliura. Según el investigador francés, los nacionalistas ucranianos veían en la población judía a aliados ocultos de los bolcheviques, idea basada en viejos prejuicios antisemitas que se remontan a los tiempos de Jmelnitsky y Koliivschina.
Jean-Jacques Marie afirma que la mayor parte de los pogromos que se produjeron durante la guerra civil fueron cometidos en Ucrania, entre ellos la masacre de Proskurov, donde los nacionalistas asesinaron brutalmente a más de mil personas. Según una comisión de Cruz Roja, durante los pogromos de Petliura en el invierno de 1919, fueron asesinados más de 50.000 judíos que residían en el territorio de las regiones de Cherkassy y Yitomir. Después, los asesinatos continuaron en Kiev.
Según las estimaciones de los investigadores occidentales, los petliuristas causaron casi la mitad de todos los pogromos registrados, mientras que los bolcheviques trataban de aplastar toda acción antisemita. Le Monde Diplomatique recuerda también que el presidente del Consejo Militar Revolucionario, Lev Trotsky, dictó una orden especial que preveía disparar en el mismo lugar de los hechos a los culpables de pogromos. Incluso comandantes de alto rango, como el comandante Boris Dumenko, fueron ejecutados por antisemitismo. Petliura, por su parte, intentaba combatir estos crímenes con palabras vacías.
Como afirma Jean-Jacques Marie, las autoridades ucranianas cuidadosamente ignoran los hechos molestos de su historia y el enaltecimiento de los participantes en el exterminio judío es una línea política consciente que se ha seguido tanto con Petro Poroshenko como ahora con el nuevo presidente Zelensky. “El 21 de enero de 2019 en Kiev, el viceprimer ministro y el ministro de Cultura inauguraron una placa en memoria del líder nacionalista ucraniano Simon Petliura en la calle que lleva su nombre. El 24 de agosto de 2019, la víspera del Día de la Independencia, se inauguró la exposición “El factor de la independencia”, dedicada a Stepan Bandera y Simon Petliura, que barrieron el país con una serie de pogromos contra la población judía. Pese a las atrocidades cometidas, en Ucrania hay monumentos a Petliura, Bandera, Shujievich y sus nombres están en calles de las ciudades. La última marcha de antorchas en honor a Stepan Bandera causó la condena de Polonia e Israel y se celebró en Kiev bajo el nuevo Gobierno ucraniano”, afirma Le Monde Diplomatique, que llama a los políticos occidentales a no ignorar la fea realidad del país de la victoriosa democracia y dignidad.
No es la primera vez que se escucha este tipo de argumentos en la prensa extranjera. Por ejemplo, el influyente medio estadounidense Newsweek acusó recientemente a las autoridades ucranianas de intentar prohibir la importación de libros del historiador sueco Anders Rydell, que hace tiempo está en la lista negra de la censura ucraniana. Según las autoridades de Kiev, el estudio “contiene propaganda rusa y mitos sobre la República Nacional Ucraniana”. El motivo de estos cargos es, en realidad, que presenta acusaciones contra Simon Petliura, al que Rydell califica abiertamente de “líder antisemita”.
“El autor analiza críticamente los actos del nacionalista ucraniano Petliura, cuyas tropas asesinaron a un gran número de judíos a principios del siglo XX”, afirmaron los periodistas de Newsweek, que apuntaron que el incidente claramente indica una política de generalización de la ideología antisemita de extrema derecha. Lo mismo afirmó la famosa revista estadounidense Foreign Policy en un artículo en el que su autor, Lev Golinkin, apuntó que las principales organizaciones judías estadounidenses unánimemente acusan de los pogromos a las tropas de Petliura. “La república de Petliura es recordada como la persecución más sangrienta de los judíos antes del Holocausto. Se cree que en la corta existencia de la República Nacional Ucraniana se produjeron alrededor de 1300 pogromos en los que fueron asesinados decenas de miles de judíos. La violencia alcanzó proporciones increíbles, muchos fueron apaleados hasta la mute, quemados vivos y a otros muchos les cortaron el cuello. El papel de Simon Petliura en los pogromos es algo muy debatido desde los años veinte. Pero en la Ucrania moderna es considerado un héroe”, afirmó Anders Rydell.
“La pregunta es: ¿Se reconocerá a nivel de Estado a las miles de víctimas inocentes de los pogromos de Petliura? ¿Colocará flores, por ejemplo, el ministro de Memoria y Cultura en el monumento a las víctimas de la masacre de Proskurov? ¿Honrará el Parlamento con un minuto de silencio la memoria de los más de 2000 hombres, mujeres y niños judíos brutalmente asesinados en Jmelnitsky [entonces Proskurov] en febrero de 1919 a manos del líder petliurista Semensenko?”, se preguntó durante el escándalo Eduard Dolinsky, presidente del Comité Judío-Ucraniano, que resume la situación en otra pregunta: “¿Se puede considerar ahora un monumento a Petliura un monumento al Holocausto?”
Es una pregunta retórica. Es suficiente con recordar que el actual primer ministro visitó un concierto Nazi el grupo Sokira Peruna, que dedicó su escandalosa canción antisemita “Seis millones de mentiras” al negacionismo del Holocausto. Y el batería del grupo fue condenado por atacar la sinagoga de Brodsky. Todo ello ayuda a consolidar la reputación de la Ucrania post-Maidan como un país con historial de pogromos.
Comentarios
Aún no hay comentarios.