Como cada año desde la victoria de Maidan, Kiev celebró el 14 de octubre, Día del Defensor de Ucrania, coincidiendo con la fecha en la que supuestamente se fundó el Ejército Insurgente Ucraniano (UPA), que a pesar de un historial de colaboración con el nazismo y participación en masacres contra la población polaca del país, Ucrania ha transformado en héroes del nacionalismo. Pero, además de las habituales marchas para honrar a los héroes, en esta ocasión, se añadió un acto “contra la capitulación” que para la extrema derecha supone haber aceptado la “fórmula Steinmeier” para avanzar en el proceso de Minsk. Algo desdibujados desde las victorias electorales de Zelensky, grupos del nacionalismo más radical de Ucrania han aprovechado los pasos dados por el Gobierno según los acuerdos de Minsk para volver a hacer resurgir sus actos y sus amenazas.
Utilizando el lenguaje del ultimátum, Biletsky y los suyos realizaron una demostración de fuerza para dejar clara su capacidad de movilización de una población armada y dispuesta a utilizar la fuerza contra quienes no cumplan con sus exigencias. Poco importa que estos grupos no cuenten con un apoyo popular significativo ni que no puedan cumplir sus ultimátums. Su presencia en las calles demostrando su fuerza ya es, en sí misma, una amenaza para el Gobierno, que habitualmente responde con concesiones: mantener a Avakov en el ministerio del Interior, tratar de no retirar las tropas de los lugares pactados o temas ajenos a lo militar como mantener el proceso de ucranización iniciado por Poroshenko.
Artículo Original: Colonel Cassad
En Kiev, durante la marcha bajo el eslogan “No a la capitulación”, se pronunció un ultimátum a Zelensky:
Biletsky se dirigió a los participantes de la marcha con una serie de preguntas: “¿quiere Ucrania esa retirada, que es, en realidad, una rendición del territorio ucraniano?”, “¿Quiere Ucrania pseudoelecciones en la RPD/RPL, que legalicen el poder de los separatistas y terroristas, que den poder a la quinta columna de Rusia en nuestro territorio?”, y “¿Quiere Ucrania estatus especial para ciertas zonas de los distritos de las regiones de Donetsk y Lugansk de Ucrania y la federalización del país y el colapso desde dentro?”.
Los participantes en la marcha de Maidan respondieron “no” a todas esas preguntas. Sin embargo, a la pregunta de Biletsky de si “quiere luchar, mantenerse de pie hasta el final, concentrarse, hacerse más fuerte, ganar y recuperar el territorio”, la audiencia respondió con un sonoro “sí”.
En este sentido, Biletsky afirmó: “entonces, a esas personas que a día de hoy son consideradas el poder, les damos un tiempo breve, diez días”.
“Si en ese tiempo no se cumplen a nivel legislativo todas las demandas de la resistencia, les decimos algo muy simple: el tiempo de las manifestaciones ha pasado”, sentenció Biletsky.
“Si el Gobierno no escucha, será necesario que pasemos a otros actos. Aquí hay muchos voluntarios y estamos en contacto directo con ellos. Si las autoridades se retiran de alguna parte, yo puedo con responsabilidad dar la orden a cientos y miles de voluntarios que irán a los territorios de los que se hayan retirado y los mantendrán para nuestra tierra”, insistió Biletsky, que afirmó que los manifestantes de la marcha “No a la capitulación” buscarán formas de resistencia civil por toda Ucrania y harán que el Gobierno haga lo que le exige la nación ucraniana”.
En pocas palabras, en las elecciones ucranianas, la nación exigió paz y por eso votó a Zelensky. Pero quién y desde cuándo en Ucrania importan los deseos del pueblo ucraniano.
Es la segunda vez consecutiva que Biletsky humilla a Zelensky [la primera ocurrió la semana pasada, cuando Ucrania preparaba la retirada de una zona de Donbass cumpliendo con los acuerdos firmados y el batallón Azov, con Biletsky a la cabeza, tomó el lugar para impedir la retirada, que aún no se ha producido-Ed], demostrando que no es el comandante en jefe que quiere parecer y que, aunque se ponga casco y chaleco antibalas, es un hombre de paja que puede dedicar doce horas a una rueda de prensa, pero no puede garantizar que Ucrania cumpla con sus compromisos básicos a pesar de disponer de todas las herramientas del poder.
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