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Donbass, DPR, Ejército Ucraniano, LPR, Minsk, Rusia, Ucrania

Un paso en dirección desconocida

Artículo Original: Denis Grigoriuk

En la reunión de los representantes de Ucrania, Rusia, RPD, RPL y la OSCE en el Grupo de Contacto, se firmó una carta que afirma que todas las partes están de acuerdo con la implementación de la “fórmula Steinmeier”. Es importante apuntar que solo se trata de una afirmación de estar de acuerdo con la letra del texto, no una firma oficial [algo a lo que Ucrania no está dispuesto, ya que daría a la RPD y la RPL algún tipo de reconocimiento como sujeto político de las negociaciones-Ed]. Es decir, Kiev se ha negado a firmar la fórmula Steinmeier, pero está de acuerdo con el texto. Dialéctica diplomática que es significativa en el mundo real.

Aun así, incluso la firma de esa carta de consentimiento ha causado revuelo en Ucrania. Los nacionalistas radicales han anunciado protestas indefinidas contra “la capitulación”. El partido “Solidaridad Europea”, de Petro Poroshenko, ha calificado el documento como la “fórmula Putin” y ha apoyado la indignación de los “veteranos de ATO”.

La reacción de las partes

El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, al que apoyó el 73% del electorado de Ucrania, no ha tardado en tratar de justificarse frente a los gritos de los seguidores de Poroshenko. “¿Qué es esta fórmula? En realidad son una o dos frases. La ley de estatus especial del autogobierno local en ciertas zonas de las regiones de Donetsk y Lugansk, también conocida como ley sobre el estatus especial de Donbass, entra en vigor de forma temporal con la celebración de elecciones locales celebradas según la Constitución de Ucrania y según las leyes de Ucrania y de forma permanente tras la publicación del informe de la OSCE con la confirmación de que se han celebrado según los estándares internacionales para las elecciones democráticas. Esto quiere decir que no se celebrarán elecciones a punta de pistola”, afirmó Zelensky.

La RPD y la RPL han publicado un comunicado oficial conjunto respondiendo al mensaje de Kiev. “Apelamos al señor Zelensky a no imponernos sus términos. Cuando afirma que las elecciones en Donbass solo se celebrarán cuando Ucrania recupere el control de la frontera, no comprende que no es él quien decide cuándo celebramos elecciones sino nosotros. El Gobierno de Kiev no va a recuperar el control de la frontera”, afirma el texto de Denis Pushilin y Leonid Pasechnik.

El ministro de Asuntos Exteriores de Alemania, Heiko Maas [cuyo antecesor da nombre a la fórmula acordada] se congratuló por la firma de las cartas de apoyo al texto de la fórmula Steinmeier. “Estoy encantado de que la atmósfera constructiva en el Grupo de Contacto hoy haya llevado a un largamente esperado progreso. Esto abre la puerta a una cumbre del cuarteto de Normandía y otras etapas de implementación de los acuerdos de Minsk”, declaró.

La firma de la fórmula Steinmeier era una de las condiciones principales de la Federación Rusa para la celebración de una cumbre del formato Normandía. El asesor presidencial Vladislav Surkov afirmó que la fecha de la cumbre se conocerá una vez que se produzca la retirada de tropas de Petrovsky y Zolotoe [según un acuerdo de septiembre de 2016 que la administración de Poroshenko se negó a cumplir y que la de Zelensky cumplirá para conseguir la cumbre]. “La fecha de la cumbre se acordará tras la retirada de Petrovsky y Zolotoe”, insistió.

La fórmula Steinmeier, un seguro para la implementación de la parte política de Minsk-2

Pero lo más importante es la actitud de las autoridades ucranianas a la firma de ayer [el martes, 1 de octubre]. La posición oficial de Kiev se anunció en el perfil de Facebook del presidente del Comité de Asuntos Exteriores y diputado del partido presidencial, “Servidor del Pueblo”, Bohdan Yaremenko. “Matices: ayer no se firmó nada. El representante de Ucrania en el Grupo de Contacto, Leonid Kuchma, afirmó por escrito al representante de la OSCE Martin Sajdik, que Ucrania está satisfecha con el texto aprobado por los asesores de los jefes de Estado del formato Normandía el 1 de septiembre de 2019, expresamente apoyado por el ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Vadim Pristayko, que se refiere a la aplicación de soluciones sobre las elecciones en los territorios temporalmente ocupados de Donetsk y Lugansk de forma temporal primero y permanente después. Todo lo demás está sujeto a negociaciones, que no resultarán en cambios en la Constitución o en las leyes de Ucrania adoptadas por el Parlamento de Ucrania (lo que da a la sociedad control sobre lo que está ocurriendo)”, escribió el diputado.

A eso me refería anteriormente. Ucrania no ha firmado un documento llamado “Fórmula Steinmeier”, sino que ha aceptado el texto de su formulación. El texto también afirma que Ucrania tendrá que adoptar una ley de estatus especial para Donbass, que operará de forma temporal en la RPD y la RPL desde la celebración de las elecciones según la legislación ucraniana y bajo supervisión de la OSCE. La RPD y la RPL tendrían estatus especial permanente una vez que los observadores internacionales publicaran un informe en el que afirmaran que las elecciones de Donbass se cumplen los estándares internacionales. El texto no menciona la retirada de unidades armadas ni la frontera. No son partes importantes.

La fórmula Steinmeier es una garantía. El Kremlin necesitaba un documento firmado por las nuevas autoridades ucranianas. Todo lo que se describe en la fórmula está ya en los acuerdos de Minsk, firmados por el anterior presidente Poroshenko. Vladimir Putin no está dispuesto a negociar con la parte ucraniana hasta recibir garantías de que las medidas ya acordadas en Minsk-2 se van a cumplir. Lo que Kuchma ha firmado es una carta de acuerdo, una garantía a Moscú de que Kiev cumplirá la parte política de los acuerdos de Minsk. En ese caso, Ucrania se convertiría en un Estado confederal, no centralizado. Y eso puede afectar enormemente a la situación en el país.

La capitulación

Los radicales ucranianos ahora dirigidos por Petro Poroshenko se han dado cuenta demasiado tarde. Kiev ya había firmado esa “capitulación”. Fue en febrero de 2015, cuando el Ejército Ucraniano fue derrotado en Debaltsevo y cuando Petro Poroshenko firmó los acuerdos de Minsk. El expresidente deliberadamente dilató el proceso de cumplimiento de Minsk-2, siguió mintiendo a la población a medida que los nacionalistas levantaban la voz. Poroshenko esperó sentado a que acabara su mandato y para entonces los radicales ya se habían creído las palabras del oligarca. Pero tenían que haber leído los términos de los acuerdos en lugar de las palabras de los políticos. Si querían oponerse a la “rendición”, entonces tenían que haber acabado con Poroshenko a su regreso de Minsk. Pero los militantes aún trataban de superar su derrota en Debaltsevo. Se creyeron sus propias palabras, que decían que Ucrania recuperaría fuerzas y comenzarían una nueva campaña militar contra las Repúblicas según el “escenario croata”.

El Kremlin no es un grupo de radicales con antorchas que se cree todo, que escucha a cualquiera y que no ve las cosas como son. De ahí que Vladislav Surkov haya afirmado que hasta que no se produzca la retirada de Petrovsky y Zolotoe, cualquier cumbre del formato Normandía es imposible. Importan los actos, no las palabras.

Una guerra que ya no interesa

El nuevo Gobierno de Ucrania ya se ha rendido ante los radicales, que la noche del 1 de octubre celebraron una manifestación ante la administración presidencial en Kiev. Declaraciones que contradicen los textos de los documentos oficiales eran necesarias para calmar el ardor de los radicales. Pero eso no niega las obligaciones de Ucrania de cumplir con los puntos de los acuerdos de Minsk que le resultan inconvenientes. No va a haber revisión de Minsk-2. El Kremlin se mantiene firme en ese sentido.

El circo doméstico no interesa a Francia, Alemania o Estados Unidos. Si las fuerzas de seguridad dispersan a los radicales, no lo notarán. Occidente apoya el proceso de paz. Es necesario para mejorar las relaciones con el Kremlin [Macron se ha mostrado especialmente explícito en ese sentido en las últimas semanas-Ed]. Quieren apartar a Rusia de China, contra la que libra una guerra comercial Estados Unidos. Ese es el principal motivo por el que Occidente ahora habla de paz y diálogo con Rusia. La guerra ya no es rentable para nadie. Los intereses de Ucrania ni siquiera cuentan. Por desgracia, los intereses de Donbass también son solo una pequeña parte en un juego que es mucho más amplio que la resolución del conflicto armado. No es personal, son los negocios.

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