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Donbass, DPR, Ejército Ucraniano, LPR, Rusia, Ucrania

Éxitos fingidos

En su comunicado diario sobre el desarrollo de lo que sigue llamando operación militar especial, la guerra en Ucrania, el Ministerio de Defensa de la Federación Rusa se refirió ayer la captura completa de la ciudad de Soledar. Dos días antes, después de que se hubiera informado ya de notables avances en la propia ciudad, el dueño de la empresa Wagner, cuyos mercenarios han liderado la aproximación y el asalto a la ciudad, daba por controlada Soledar. En estas horas, en las que ni siquiera Evgeny Prigozhin había dado por concluida la batalla en la ciudad, ya que se mantenía la lucha por la estación ferroviaria y las tropas ucranianas resistían en una de las minas de sal, se ha producido el habitual baile de declaraciones cruzadas, acompañado también por algunos testimonios de soldados ucranianos publicadas por medios occidentales y que mostraban la pérdida de la ciudad y las elevadas bajas ucranianas. Se luchaba aún contra los focos de resistencia ucranianos, posiblemente aislados de sus vías de suministro, obligados a luchar a muerte ante la imposibilidad de recibir refuerzos.

El martes, Prigozhin trataba de reclamar para sí mismo y para los suyos una victoria que se presume colectiva. El dueño de Wagner centraba su discurso en resaltar que no habían participado en el asalto más unidades que las de sus soldados. Ayer, una parte de la audiencia, y también el propio Prigozhin, parecía sorprenderse de la mención a los paracaidistas en la operación por la liberación de la ciudad. Medios occidentales han entendido esa referencia como un intento de las estructuras oficiales de arrebatar el éxito de la operación a Wagner para asignárselo al Ministerio de Defensa. Esta retórica se encamina a subrayar las diferencias existentes, que en ocasiones han sido públicas, entre Prigozhin y las estructuras militares oficiales de la Federación Rusa. El momento es especialmente adecuado para ello. Esta semana, el ministro de Defensa Sergey Shoigu anunciaba la enésima reorganización del mando de la operación militar especial. Tres meses después de la última modificación, el Ministerio de Defensa deja las operaciones directamente bajo el mando del Estado Mayor y, por lo tanto, de su jefe, Valery Gerasimov, a quien tanto Prigozhin como Ramzan Kadirov han criticado públicamente en momentos de crisis en las tropas rusas en Ucrania.

Es pronto para conocer realmente el efecto que tendrá sobre el terreno el hecho de que el mando haya pasado de Surovikin a Gerasimov, pero el paso de las horas sí es ilustrativo de la situación en Soledar y sus alrededores. Pese a la sorpresa que pudiera causar ayer la mención a los paracaidistas rusos, que efectivamente parecen no haber participado en el asalto a Soledar, ya el miércoles las fuentes rusas hablaban de su presencia para asegurar el perímetro de la ciudad mientras aún se combatía contra los grupos ucranianos que resistían en lugares como la estación de ferrocarril o algunas de las minas, que por motivos obvios favorecen la posibilidad de defensa incluso en casos de superioridad numérica de la parte atacante.

En cualquier caso, la captura de Soledar, que es previsible que se controle completamente en las próximas horas pese a las declaraciones ucranianas, solo podrá convertirse en una victoria mínimamente destacable si se convierte en la base sobre la que avanzar en la ciudad importante de la zona: Artyomovsk, por la que Wagner lucha desde el pasado julio. Por aquel entonces, el dicharachero asesor de la Oficina del Presidente de Ucrania Oleksiy Arestovich afirmó en una de sus muchas apariciones mediáticas que Rusia no sería capaz de capturar ninguna otra ciudad ucraniana y que sus posibles éxitos se limitarían a pequeñas aldeas. Hasta ahora, la premonición de Arestovich se había cumplido: en este tiempo, Rusia había logrado solo capturar Peski y Pavlovka como localidades más destacadas en la zona de la ciudad de Donetsk.

La consolidación de las posiciones alrededor de Soledar podría permitir a Rusia interrumpir, o cuando menos dificultar notablemente, el suministro de las tropas ucranianas en Artyomovsk. Sin embargo, ayer mismo, el presidente de Ucrania Volodymyr Zelensky anunciaba el envío de refuerzos a la zona. Por la mañana, Zelensky anunciaba que Ucrania había infligido enormes bajas a las tropas rusas en la ciudad de Soledar, donde según la versión oficial la batalla no solo continúa, sino que las tropas ucranianas mantienen sus posiciones. Mientras comienzan ya a llegar los primeros reportajes gráficos de la prensa rusa, cuya presencia en las ciudades de Donbass es imposible en caso de control ucraniano, Kiev mantiene aún la ficción del control de la ciudad. Andriy Ermak, jefe de la Oficina del Presidente y figura de enorme peso político actualmente, comparaba la situación en Soledar-Artyomovsk con la batalla de Verdún, la mayor carnicería de la Primera Guerra Mundial, un símil que no se sostiene ni en importancia ni en magnitud. Ermak, al igual que Zelensky, busca dar a la batalla una épica añadida antes de justificar una retirada a la que ya apuntaban las declaraciones de Arestovich de hace varios días. “Nosotros mantenemos el control”, afirmó para explicar que la decisión será de Ucrania y “no será una huida, será una retirada ordenada”. Como ya ocurriera en Mariupol, Kiev seguirá manteniendo el discurso de una batalla dura, pero en la que Ucrania mantiene el control mientras permanezca en el territorio de la ciudad una sola unidad ucraniana. Actualmente, la batalla parece haberse trasladado a los suburbios occidentales de Soledar, lo que confirma que gran parte, de la ciudad, si no toda, está ya bajo control ruso, algo que Rusia deberá consolidar si esas posiciones han de convertirse en cabeza de puente para el asalto a Artyomovsk, donde la batalla se prevé más dura. Pese a algunas afirmaciones prematuras, las fuentes rusas afirman que la ciudad aún no se encuentra en cerco operativo, por lo que Ucrania dispone aún de la oportunidad de continuar enviando refuerzos a una batalla por una ciudad que, según Kiev, carece de importancia estratégica, pero en la que sigue estando dispuesta a enviar a más unidades de su ejército a morir en el intento por mantener un tiempo más.

Aunque el grueso de la lucha por Soledar parece haber terminado ya, las imágenes aéreas difundidas esta semana por las fuentes rusas muestran enormes daños en el parque de viviendas de la ciudad, por lo que, frente al habitual cruce de declaraciones y acusaciones, debería destacar el drama que la guerra supone para la población civil. Ayer, la DPR, anunciaba que la población civil vulnerable será realojada temporalmente en la cercana Shajtyorsk. Sin embargo, la magnitud de los daños implica una enorme labor de reconstrucción imposible en condiciones de guerra.

Las declaraciones cruzadas continuarán mientras la batalla persista en los alrededores de Soledar. Convivir así el discurso que niega importancia estratégica, táctica o incluso moral a la localidad de Soledar -y posteriormente a Artyomovsk- con la negación de la realidad. Aunque el avance ruso sea evidente incluso para los think-tanks occidentales, Zelensky continuará, como hiciera ayer, afirmando que nada ha cambiado y que “Rusia solo finge un éxito”. Ucrania finge así un éxito defensivo que cada vez es más difícil de sostener públicamente.

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