“En total, contando hoy, han salido 1800 personas”, escribía ayer por la tarde el comandante del batallón Vostok Alexander Jodakovsky, que añadía también que “el flujo ha descendido, pero no se detiene”. La salida de los soldados del Ejército Ucraniano, el regimiento Azov, la guardia de fronteras y la policía continuó ayer a lo largo del día, pero no hay confirmación oficial de la finalización de este proceso que Ucrania continúa negándose a ver como una rendición. Sin embargo, desarmados y con su misión oficialmente completa, ni siquiera Kiev puede seguir alegando que la batalla no ha terminado. La presencia de esos más de 2000 soldados en las instalaciones de la acería Azovstal suponía para Ucrania la posibilidad de mantener la ficción de una resistencia ucraniana que terminó en el momento en el que los soldados quedaron sitiados. Ucrania, que en boca de Mijailo Podoliak afirmaba que los defensores de Mariupol serán recordados en una batalla que equiparaba a la de las Termópilas, seguirá manteniendo la idea de una resistencia de 83 días, aunque, en realidad, la batalla por la ciudad finalizó hace semanas.
En este tiempo, Rusia y la RPD han comenzado las labores de limpieza de los escombros y de valoración de los inmensos daños que ha sufrido la ciudad a causa de la batalla. El miércoles, el líder de la RPD, Denis Pushilin, afirmó que el 80% de los edificios han sufrido daños y gran parte del parque de viviendas de la ciudad, especialmente sus bloques de pisos, habrá de ser derribado. Las autoridades han comenzado ya a tratar de restablecer el suministro eléctrico en la ciudad y el pasado fin de semana pudo verse por primera vez en más de dos meses luz en unos pocos apartamentos de algunos edificios de las afueras de Mariupol. Se intenta también restablecer el suministro de agua corriente, dificultado por la cantidad de tuberías destruidas y que, como recogía esta semana el diario Strana, ha causado fugas e incluso inundaciones en algunas calles, con el riesgo de contagio de enfermedades que conllevan las aguas estancadas.
El proceso de valoración de los daños que ha causado la batalla más importante de esta fase de la guerra está en marcha, aunque tendrán que pasar muchas semanas para que los planes de reconstrucción, no solo de la ciudad, sino incluso de sus infraestructuras más básicas, cojan forma. La incertidumbre del momento pasa por resolver cuestiones primarias: qué partes de la ciudad tendrán que ser derruidas, cuál será el proceso de reconstrucción y en qué medida podrá realojarse a la población que no ha abandonado la ciudad, cuya cifra es también indeterminada. Evidentemente, este proceso dependerá de la Federación Rusa, ya que la RPD no cuenta ni con los recursos materiales ni económicos para poner en marcha un plan de reconstrucción integral de una ciudad que, antes del inicio de la batalla, contaba con una población cercana al medio millón. Una parte importante de esa población ha abandonado la ciudad, ya sea hacia Ucrania, Rusia o Donetsk y Denis Pushilin estimaba esta semana que permanecen en la ciudad alrededor de 200.000 personas.
Más claro parece el destino de Azovstal. Tras los comentarios del nuevo alcalde en el inicio del sitio de la fábrica y los evidentes daños que ha sufrido a causa de los bombardeos rusos de estas semanas, Denis Pushilin confirmó nuevamente que la acería no será reconstruida. Se perderá así una industria única y que ya fue reconstruida una vez de sus cenizas tras la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, el prioritario interés de la Unión Soviética por la industria pesada no existe en la Rusia actual, a lo que hay que sumar también la dificultad que conlleva el estatus de la RPD de república no reconocida internacionalmente. Incluso en el caso de que se repitiera ahora el escenario de Crimea -un referéndum de acceso a Rusia y la incorporación de la región en la Federación Rusa-, las sanciones internacionales desincentivan la inversión millonaria que requeriría la reconstrucción.
La pérdida de Azovstal, que empleaba a miles de trabajadores y suponía uno de los motores de la economía local, supone un golpe para el estatus de Mariupol como ciudad industrial. Aunque la intención de la RPD es, según Pushilin, crear en el emplazamiento de Azovstal un parque tecnológico, esa posibilidad pasa por la existencia de suficientes inversiones, algo cuestionable teniendo en cuenta la coyuntura política y económica y la competencia que supondría para ciudades rusas cercanas como Krasnodar.
Sin embargo, la RPD no ha renunciado completamente a la industria de Mariupol y la reconstrucción no se plantea totalmente en busca de una ciudad resort, opción que igualmente se maneja. Pese a los daños que también han sufrido las instalaciones, Denis Pushilin anunció la intención de reconstruir y poner en funcionamiento la segunda industria más importante de la ciudad: Ilich Azovmash, donde se produjo también una importante batalla que terminó con la derrota de la 36ª Brigada, que fracasó en su intento de huir en dirección a Ucrania.
Las opciones de reconstrucción de Mariupol y la forma en que esa reconstrucción se produzca estarán marcadas por las intenciones de Rusia y también por el desarrollo de la guerra. La rendición de los soldados atrincherados en Azovstal pone fin a toda resistencia ucraniana en la ciudad, pero la guerra continúa. Rusia y las Repúblicas Populares confían en que Azovstal, donde miles de soldados ucranianos quedaron sitiados sin que sus autoridades hicieran nada por rescatarlos, sirva de lección para los soldados del Ejército Ucraniano a punto de quedar embolsados en varias zonas del frente, fundamentalmente en Severodonetsk.
Pese a las numerosas informaciones que afirman que el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania Valery Zaluzhny ha solicitado repetidamente a Volodymyr Zelensky una retirada de esa zona para reagrupar las tropas en la segunda línea de defensa -Slavyansk y Kramatorsk-, la orden del comando ucraniano sigue siendo mantener a toda costa el control de Severodonetsk. Con avances mucho más rápidos desde la toma de Popasnaya, las tropas rusas y de la República Popular de Lugansk se acercan ya al inicio de la batalla por la ciudad y el riesgo de que quede rodeada y se repita nuevamente el escenario de Mariupol es cada vez más real si Ucrania y los soldados sobre el terreno optan por una estrategia similar. Sin posibilidad alguna de un acuerdo de paz o de alto el fuego, el frente continuará marcando las tendencias y supondrá, como ha ocurrido desde 2014, un freno a las posibilidades de reconstrucción de las ciudades destruidas por la guerra.
Error!…
Debería reconstruirse Azovstal y convertirla en una acería puntera!…
También debería anexarse TODA «Novorossiya» hasta Besarabia como un ente mas de la Federación Rusa, probablemente una república con el mismo «status» que Crimea!…
Dejar el centro de Ucrania como estado soberano, y negociar con la UE la entrega de Galitzia a Polonia y de las zonas húngaras y Rumanas de los Cárpatos a Hungría y Rumanía para hacer las paces…, y, probablemente, crear otro pequeño estado Ruteno…
Estoy convencido de que después de esta guerra habrá que volver a redibujar el mapa de Europa para crear una Europa de los pueblos en base a realidades linguísticas, culturales e históricas!…
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…yo me sigo preguntando qué pasó con los «asesores occidentales»…
Espero que no los hayan sacado «por la puerta de atrás», para no empeorar las cosas con los «socios» de la lamentable «elite» que aún pulula en Rusia… 😉
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