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Anticomunismo, Extrema Derecha, Fascismo, Historia, Rusia, Segunda Guerra Mundial, Ucrania

Memoria a los héroes

Artículo Original: Andrey Manchuk

El 28 de octubre, se conmemora en Ucrania el Día de la Liberación de los invasores nazis, una fiesta oficial que fue establecida en el no tan lejano 2009 y que aún no ha sido descomunizada por los esfuerzos de los políticos revisionistas. Sin embargo, los líderes ucranianos lo celebran “con la boca pequeña”, sin grandes actos, sin cobertura mediática y escondiendo algo por detrás. Básicamente, se niegan a admitir que, en octubre de 1944, los ucranianos fueron liberados por los soldados del Ejército Rojo bajo el liderazgo del gobierno comunista de la Unión Soviética.

Simplemente es imposible reconocer estos hechos, ya que contradicen completamente la ideología nacional que ha prevalecido en el país de la dignidad tras la victoria de Euromaidan. Porque quieren presentar a la República Socialista Soviética de Ucrania como una colonia esclavizada por el Kremlin en la que la población no tenía la más mínima libertad.

Los hechos históricos no juegan ningún papel aquí: es fácil apartarlos por el bien de las necesidades del actual ambiente político. El Instituto Ucraniano de la Memoria Nacional ha recomendado oficialmente sustituir la palabra “liberación” por el mucho más neutral término “exilio”. Porque eso significa que, tras el final de la Gran Guerra Patria, Ucrania seguía bajo ocupación, esta vez bajo ocupación soviética. Y el propio concepto de Gran Guerra Patria ha sido puesto en la lista negra del Consejo de Defensa y Seguridad Nacional de Ucrania recientemente, ya que supuestamente pertenece a la narrativa del enemigo antiucraniano.

Las autoridades claramente han puesto en práctica estas recomendaciones, conmemorando el Día de la Liberación de Ucrania sin mencionar de ninguna manera la liberación.

“Hace 77 años, los ocupantes nazis fueron expulsados de la tierra ucraniana. Memoria eterna a todos los que dieron sus vidas por ella. Gloria eterna a todos los defensores”, escribió en su blog conmemorando la ocasión Volodymyr Zelensky.

“Hace 77 años, con esfuerzos conjuntos, la coalición anti-Hitler expulsó a los ocupantes nazis de Ucrania. Memoria eterna a quienes dieron su vida por Ucrania”, escribió en Facebook el primer ministro Denis Shmygal. Como si los dos políticos hubieran sido escritos con la misma plantilla ideológica.

Ninguno de ellos menciona a los soldados del Ejército Rojo que liberaron su país, a pesar de que millones de ciudadanos ucranianos, entre ellos el abuelo del presidente, lucharon en el Ejército Rojo. A juzgar por las palabras del primer ministro, pronto se dirá a la población ucraniana que fueron liberados de Hitler por las democracias occidentales, con la participación activa de los colaboracionistas nacionalistas ucranianos.

Pero no son solo las palabras las que esconden el doble sentido. Es mucho más importante señalar los actos que tuvieron lugar la víspera de esta incómoda fecha. Porque ese día, una nueva ola de vandalización de monumentos de la era soviética, entre ellos monumentos a los soldados soviéticos que liberaron el país, atravesó el país.

En Lviv, la imagen de granito de la Orden de la Gran Guerra Patria, instalada en el memorial de la guerra del Campo de Marte, fue destruida. “Ahora mismo, se están desmantelando los símbolos de la ocupación soviética, os felicitamos a todos por ello”, afirmó en un vídeo del monumento destruido una de las organizaciones nacionalistas subvencionadas por becas extranjeras.

Fue destruido en cumplimiento de la ley de descomunización, porque la imagen de la orden está decorada con la hoz y el martillo, prohibidos en Ucrania. El Consulado General Ruso en Lviv apuntó que las normas de la represiva ley no se aplican a tumbas situadas en lugares de enterramiento y lugares de honor. Sin embargo, los oficiales nacionalistas no prestan atención alguna a sus propias leyes, siempre que se correspondan con sus propios intereses.

Así lo confirmó hace unos días el Tribunal Administrativo de Casación del Tribunal Supremo de Ucrania, que ordenó que los restos mortales del legendario oficial de inteligencia antifascista Nikolai Kuznetsov sean entregados a sus familiares. Su tumba está situada en Lviv, cerca del recientemente demolido memorial a los soldados del Ejército Rojo soviético, y es sujeto de vandalismo. Porque en las calles de esta ciudad hay regularmente marchas en memoria a los hombres de la unidad “ucraniana” de las SS. Sin embargo, el alcalde de la ciudad, Andriy Sadoviy, se niega a cumplir la decisión del tribunal de última instancia. Exige que se incluya al “terrorista” Kuznetsov en el “fondo de intercambio” para utilizarlo para negociar con Moscú, convirtiendo así a un muerto en un rehén político.

Algo similar está ocurriendo en otras regiones ucranianas. El 27 de octubre, los nazis destruyeron un monumento al revolucionario comandante Vasily Chapaev en la región de Poltava, destruyeron la placa de honor a los miembros del Komsomol y derribaron el busto al general ucraniano y héroe de la Unión Soviética Ivan Moiseevich Tretyak, nacido en el distrito Jorolksy de la región de Poltava.

Los residentes se negaron a desmantelar esos monumentos y los han mantenido bien cuidados. Así que fueron atacados de noche: el pogromo estuvo liderado por el “activista” de ultraderecha Sergey Filimonov, conocido por el sobrenombre hijo de Perun y que fue protagonista en la mediocre película de Oleh Sentsov. Filimonov publicó una imagen con la cabeza cortada de Chapaev en las redes sociales, seguro, por supuesto, de su impunidad. Porque las autoridades ucranianas favorecen el vandalismo prohibido por la ley y animan este tipo de actos, considerándolos una forma de lucha contra el legado de la ocupación.

El Día de la Liberación de los invasores fascistas se celebra ahora en el contexto del dominio político de la derecha moderna, que impone sus mitos y cultos sobre la sociedad ucraniana. Sin embargo, esta circunstancia da a la fecha una relevancia especial, recordando las victorias pasadas en la lucha contra el nazismo y devolviendo un poco del necesario optimismo a los ucranianos.

“El Plan General del Este vuelve a estar en la agenda. Ningún Estado soberano en los territorios del este, solo apéndices agrícolas sin industria, agricultura eficiente y población mínima. La población está optimizada para el trabajo, el resto o destruidos o expulsados. Todo se gestiona desde administraciones extranjeras. Los tribunales y las leyes están formados por las SS. La cruel ironía del momento es que la herramienta activa para promocionar el nuevo orden, como en 1941, son los nacionalistas, que ni tenían su proyecto de país entonces ni lo tienen ahora.

En vista de todo esto, el 77º aniversario de la liberación de Ucrania es un recordatorio de que la población no quiere morir, no quiere ser optimizada como una tribu de trabajadores agrícolas. Por sí mismos o fuera de control, pero eligieron otro camino. Aunque no podamos repetir esa elección, siempre es bueno recordar que podemos hacer algo diferente. Feliz día”, escribió el historiador de Kiev Denis Zaborin.

Y nos unimos a la felicitación. Porque la liberación del fascismo es posible e inevitable, algo que no debe olvidarse ni siquiera en las más difíciles situaciones históricas.

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