En las últimas semanas, a medida que la situación en el frente se ha hecho más tensa a causa del aumento de los bombardeos ucranianos y especialmente desde que las Repúblicas Populares han comenzado a responder a ese fuego, una voz ha sobresalido por encima de las demás en busca de una solución militar: la del primer presidente de la Ucrania independiente, Leonid Kravchuk. Las ansias de utilizar la fuerza militar no serían tan graves si no procedieran del líder de la delegación ucraniana en las conversaciones de Minsk, único formato en el que Ucrania comparte foro con las Repúblicas Populares.
Conseguido ya que la RPD y la RPL -especialmente la primera, donde se concentra el aumento del número y la intensidad de los bombardeos- hayan dado permiso a sus tropas para abrir fuego contra las posiciones ucranianas, la parte ucraniana, olvidando siempre que fueron sus soldados quienes causaron el empeoramiento, alega ahora la necesidad de responder a “las provocaciones”. Una postura preocupante que, además del riesgo para Donbass, refleja también la postura ucraniana ante el formato de Minsk.
Así recogía las últimas declaraciones del líder de la delegación ucraniana en el Grupo de Contacto tras la última ronda de negociaciones Antifashist:
Ucrania continúa con su histeria en relación con la resolución del conflicto en Donbass. Pero si antes lo hacían los propagandistas Denis Kazansky y Serhiy Garmash, que “representan a Donbass” en el proceso de negociación, ahora ha tomado el mando el líder de la delegación, Leonid Kravchuk.
En una aparición en el canal de televisión Ukraina 24, el canoso maestro de la política ucraniana prometió “golpear la cara” de Rusia y enviar a sus representantes “al infierno”.
“Moscú declara que se ha cruzado una línea roja. ¿Quién la está cruzando? La cruzan ellos mismos. Recientemente he escuchado las declaraciones de Avakov. Él dijo que tenemos respuestas adecuadas para todos los posibles escenarios que Rusia ponga en marcha. Hoy, Ucrania no es la misma que hace cinco, seis o siete años. Hoy estamos preparados, no lo queremos, pero estamos preparados para golpear la cara de quienes se nos suban a la espalda sin nuestra invitación”, afirmó.
Según el líder de la delegación ucraniana en el Grupo de Contacto, Rusia habitualmente cambia su retórica sobre la resolución del conflicto.
“Si escuchan a Putin, Lavrov, Peskov, Gryzlov, dicen cosas diferentes en diferentes momentos, pero la conclusión es la misma: no tienen nada que ver, ellos son algún tipo de observadores, nos ayudan, sabe, a resolver la cuestión de algún conflicto interno. ¿Se lo hemos pedido? Les decimos: marchaos de aquí. No os pedimos que resolváis el conflicto, que nos ayudéis, no hay tal tratamiento ni nunca lo habrá. No le pedimos al agresor su valoración. Sigo cada paso de su interpretación y es difícil entenderles. Creen que son tan listos que se pasan”, afirmó el hombre que se considera el más astuto de Ucrania.
De la misma forma que Kravchuk miente al culpar a Rusia y las Repúblicas Populares del último empeoramiento en el frente, el expresidente de Ucrania parece haber olvidado deliberadamente la estrategia de su país en relación con el proceso de negociación. Y es que, frente al foro de Minsk, en el que Kiev podría resolver las cuestiones referentes al frente con su oponente en la guerra, Ucrania ha favorecido siempre otra postura: la de mantenerse formalmente en el formato de Minsk, pero favorecer siempre el formato Normandía. La diferencia entre ellos, más allá del apoyo que reciben de Francia y Alemania -aunque, como se observó en la última cumbre, este no es incondicional- la diferencia fundamental es que, en lugar de la RPD y la RPL, es Rusia quien está representada.
Frente a la posibilidad de tratar directamente con ciudadanos ucranianos -lo son todos los representantes de la RPD/RPL en Minsk-, Ucrania siempre ha preferido negociar con Moscú, el país agresor, cuyas exigencias han sido siempre mucho más moderadas que las de Donbass. Al fin y al cabo, no son los ciudadanos de Rusia quienes sufren los bombardeos ni a quienes Moscú espera devolver a soberanía ucraniana. Sin embargo, pese a que Moscú no ha planteado más exigencia que el cumplimiento de los acuerdos firmados, para Kiev Rusia siempre será culpable.
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