
James Mattis junto a un sonriente Stepan Poltorak el Día de la Independencia de Ucrania
La visita a Kiev del Secretario de Defensa de Estados Unidos, James Mattis, ha servido para confirmar el compromiso de estadounidense con Ucrania. En presencia de Petro Poroshenko, Mattis ha afirmado categórico: “No tengan dudas, los Estados Unidos están con Ucrania». En una carta de felicitación remitida en paralelo por Trump, según la web presidencial ucraniana, el presidente estadounidense se habría unido a esta manifestación de apoyo al país y a sus “aspiraciones de convertirse en una verdadera nación europea”.
La visita tiene mucho de simbólica al desarrollarse durante el día que conmemora la independencia de Ucrania y por la presencia militar “aliada”. Desfilaron por Kiev tropas de Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Polonia, Rumanía, los tres países bálticos, Moldavia y Georgia.
En declaraciones durante su visita, recogidas por Reuters o RFE/RL, Mattis ha afirmado que Estados Unidos mantendrá su presión sobre Rusia sobre lo que definió como comportamiento agresivo en Ucrania. En la línea que defiende Kurt Volker en sus intervenciones, Mattis ve a Rusia como estado agresor y le atribuye el incumplimiento de los acuerdos de Minsk. Señala, en este sentido, su voluntad de alterar las fronteras en Europa. Según el político estadounidense, Rusia pretende “rediseñar las fronteras internacionales por la fuerza, minando a las naciones libres y soberanas de Europa”. Esto no sólo incluye al Donbass. Así, según el Secretario de Defensa, Washington “no aceptará” la anexión de Crimea.
Sobre las medidas a adoptar, Mattis ha reafirmado el mantenimiento de la política de sanciones contra Rusia, que seguirán en vigor hasta la reintegración de Crimea y del Donbass. Además, según Poroshenko, la parte estadounidense y la ucraniana habrían discutido la posibilidad del envío de una fuerza armada apoyada por la ONU al este de Ucrania, la principal pretensión (junto a la recepción de ayuda militar) de Ucrania en estos momentos.
Respecto al punto más determinante en este momento, la posible entrega de armas letales a Ucrania, el Secretario de Defensa estadounidense aprovechó el momento para manifestar su posición personal a favor del apoyo militar estadounidense. Además de los anti-tanque Javelin, el apoyo podría incluir la entrega de sistemas antiaéreos. Poroshenko, en declaraciones durante el mismo acto, no ocultó la pretensión última de estas entregas, el deseado contraataque en caso de que Rusia “tratara de pasar a la ofensiva”, una acción que Ucrania se encargaría de determinar en términos propios para justificar esa línea de voluntad en realidad claramente ofensiva. Poco importa que no haya ninguna base para afirmar que Rusia –ni siquiera la RPD y la RPL- vaya a realizar ninguna ofensiva contra Ucrania.
Sin embargo, en sus declaraciones, el propio Mattis matizó que la decisión sobre el envío de armas letales sigue en fase de revisión “activa”. Cabe la duda por tanto sobre si este lenguaje simplemente pretende ganar tiempo en una posible negociación abierta con Rusia, con una decisión ya tomada sobre la entrega de armas en caso de no conseguir los objetivos prefijados, o si se mantienen algunas dudas en Donald Trump. Éste podría, en este sentido, mantener la posición de cierre que adoptó en su momento Barack Obama, que pese a las constantes exigencias de congresistas y senadores –con John McCain y Lindsey Graham a la cabeza- y del Pentágono, optó por no entregar armas a Kiev.
A diferencia de Obama, sin embargo, la soledad de Trump en una posición contraria a la entrega de armas a Ucrania sería aún más llamativa que la del anterior presidente. Y es poco probable que un presidente tan debilitado como él se lo pueda permitir. En última instancia, por tanto, sólo un paso atrás de Rusia parecería poder retomar un rumbo que se dirige a consolidar una estrategia militar ofensiva en el este ucraniano. Y, en especial en el caso de Crimea, ese paso atrás parece bastante improbable.
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