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Cálculos de la guerra

Si Rusia vence en Ucrania, los países bálticos, Moldavia, Polonia o Finlandia podrían ser los siguientes, se ha extendido por la prensa europea en esta etapa política que Donald Tusk ha calificado de “prebélica”, en la que el Reino Unido anuncia que pondrá su industria militar en modo de guerra, en la que la ministra de Defensa de España defiende en un debate parlamentario que aumentar el gasto militar es invertir en la paz y en la que cualquier mención a la necesidad de diplomacia es tomada prácticamente como un insulto. “La alianza debe reflexionar sobre su papel, dejar de echar culpas y tomar medidas prácticas efectivas para resolver políticamente la crisis”, afirmó ayer el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China tras la visita de Antony Blinken, que ha insistido en acusar a China de apoyar activamente a Rusia y, al igual que sus socios europeos, exige a Beijing apoyo a Ucrania y amenaza con sanciones en caso de continuar la colaboración con Moscú. La propuesta china de buscar una solución diplomática, idea que comparte con gran parte del Sur Global, que tampoco se ha unido a las sanciones contra la Federación Rusa, contrasta con la voluntad europea y norteamericana de continuar luchando contra Rusia hasta el último soldado ucraniano. Contrastan con ese fervor belicista europeo y estadounidense los datos recogidos por la sociología ucraniana, que muestra una relevante caída en la opinión favorable a la lucha hasta la victoria final. ¿Qué quedó la oleada nacionalista que deseaba batallar por cada localidad y por cada calle para volver a izar la bandera azul y amarilla sobre Donetsk, Sebastopol o Yalta?

Ahogada la vía política por la falsa percepción de una victoria cercana y por la predisposición de los actores externos a sostener la contienda, la guerra se ha convertido en una realidad percibida de forma muy diferente sobre el terreno y desde la distancia. Aunque la prensa occidental ha querido destacar la épica de la lucha, ensalzar los gestos de apoyo a la población que huía de la guerra -en la dirección correcta, sin pararse a pensar en aquella que lo ha hecho hacia el este desde hace una década- y alentar a derrotar al imperialismo ruso, al autoritarismo del Kremlin o directamente al presidente Putin, en el frente, la guerra es algo mucho más mundano.

La batalla por Ocheretino, en realidad la lucha por mantener el frente al oeste de Avdeevka, está mostrando todas las miserias de esta guerra, una imagen muy alejada de los cálculos realizados en despachos lejanos y oficinas de prensa que entienden que la suma de recursos y el diseño de los planes va a determinar el desarrollo de la lucha y de la guerra en general. El optimismo público de la Oficina del Presidente tras la aprobación de la nueva financiación estadounidense, por ejemplo, contrasta con los informes que estos días llegan, no solo de parte de las fuentes rusas, desde el frente de Donbass.

Tres artículos publicados a lo largo de esta semana ilustran perfectamente la situación actual, un momento en el que las tropas rusas cuentan con la iniciativa y avanzan lentamente en un sector especialmente sensible para Ucrania. Con la esperanza de que la llegada de más armamento y munición vaya a cambiar la situación, las tropas de Kiev ven cómo Rusia no solo ha conseguido mover el frente al oeste de Avdeevka y avanzar sobre Berdichi u Ocheretino, sino que se aproxima peligrosamente a Pokrovsk, la antigua Krasnoarmeisk, donde la muerte llegó de la mano del Praviy Sektor el día del referéndum del 11 de mayo de 2014. Es ahí donde Ucrania concentra su centro logístico y operativo de Yuzhnodonetsk, el frente al sur de la capital de la RPD, absolutamente estratégico para ambas partes.

En el primero de los artículos, AP confirma implícitamente la situación límite que viven las tropas ucranianas en los alrededores de Ocheretino. “Ucrania retira los Abrams entregados por Estados Unidos de las líneas del frente debido a la amenaza de los drones rusos”, escribe el medio. “Estados Unidos acordó enviar 31 Abrams a Ucrania en enero de 2023 tras una agresiva campaña de varios meses de Kiev, que defendía que los tanques, por valor de unos 10 millones de dólares cada uno, eran vitales para su capacidad de romper las líneas rusas”, recuerda el artículo. Junto a los Leopard alemanes, que han sufrido ya la pena de telediario de verse derrotados en el frente, destruidos, quemados y capturados por las tropas rusas, los Abrams iban a hacer imposible para Rusia la defensa de Zaporozhie. ¿Qué quedó de la inevitable derrota rusa y de la masiva superioridad de las armas occidentales?

“Desde entonces, el frente ha cambiado sustancialmente”, se justifica AP, que añade que ha sido “notablemente debido al amplio uso de drones de vigilancia y de ataque. Esas armas han hecho más difícil para Ucrania proteger los tanques cuando son rápidamente detectados y cazados por los drones o la artillería rusa”. ¿Qué fue de la debilidad militar rusa, de la incapacidad de la industria rusa de producir el material bélico necesario para proveer el material de guerra sin acceso a los chips y materiales occidentales o del retraso tecnológico que supondría un lastre imposible de superar?

Desde un punto de vista mucho más cercano al frente, el segundo artículo se refiere directamente a esa zona en la que hasta ahora han operado los Abrams estadounidenses. En Forbes, David Axe describe la grave situación causada por la irrupción rusa en Ocheretino, que se produjo en el momento en el que, según el periodista, las tropas de Moscú se aprovecharon de la rotación de divisiones y, retirada una brigada mejor preparada “estuvieron a punto de romper el frente”. Maltrecha por las bajas y culpada de la situación por toda una serie de artículos y medios de comunicación, la 115ª Brigada ha sido la más mencionada esta semana. De ella se dice incluso que abandonó las posiciones, huyendo ante el avance ruso. Según Axe, que prefiere no mencionar la buena información de inteligencia que Rusia hubo de tener para saber en qué momento iba a producirse la rotación, fue la retirada de la 47ª Brigada la que hizo posible un avance ruso que fue impedido -en realidad no lo fue- por su rápido retorno. En otras palabras, la versión de Axe es que, ante la incapacidad de la 115ª, la 47ª Brigada regresó al frente para salvar la situación. Creada para la contraofensiva de Zaporozhie, la brigada debía encargarse de entrar en la batalla tras la ruptura del frente para la captura de Melitopol, llave de Crimea. En lugar de eso, el grupo fue enviado a tratar de parar el avance ruso en Avdeevka y ahora al oeste de la ciudad. Todo indica que, por segunda vez, la considerada como una de las brigadas mejor preparadas y equipadas con armamento occidental como los célebres Abrams, ha sido derrotada por las tropas rusas. ¿Qué quedó de la superioridad de las tropas ucranianas y de la instrucción occidental frente a la rusa o soviética?

Para Axe, los problemas mostrados por la 115ª Brigada no son únicos sino sistémicos, tanto en la falta de armamento como de preparación. Mostrando una situación grave, el optimismo del artículo se basa en dos argumentos: la pronta llegada de armamento estadounidense y la presencia de la 47ª. Esa brigada es precisamente el centro del tercer artículo, en el que El País afirma que “el regimiento estrella de Ucrania queda bajo mínimos por la falta de armamento y los errores propios”. En él, Cristian Segura afirma que “solo quedan tres de los 11 blindados de transporte de infantería con los que contaban en 2023. Y de los tres, unos está siendo reparado porque el sistema de arranque dejó de funcionar”. Como los Abrams, tampoco los Bradley han sido para Ucrania la protección que la propaganda de la Oficina del Presidente prometió. “Nuestros comandantes tenían demasiadas expectativas y malas predicciones sobre nuestro potencial cuando empezó la contraofensiva”, afirma una soldado citada por el artículo en referencia a la fallida estrategia de enviar grandes columnas blindadas por los campos abiertos de Zaporozhie, donde rápidamente quedaron atrapadas en los campos de minas y bajo el fuego de artillería ruso. El fallo, tan propio como ajeno, parte de subestimar las capacidades de defensa rusa, algo de lo que son tan culpables los comandantes de la brigada, Zaluzhny, Syrsky y sus asesores del Pentágono. “Sé de una compañía con 80 soldados que en una semana sufrió 65 bajas”, afirma uno de los soldados citados por Segura. ¿Qué fue de las masivas bajas rusas frente a las escasas sufridas por Ucrania, cuya prioridad era, supuestamente, proteger las vidas de los soldados?

“Si nos fijamos tanto en el 47ª Brigada es porque es famosa, pero sus problemas se reproducen en el resto del ejército”, añade otro de los soldados citados por El País. A lo largo del artículo, se incide en el fracaso de las armas que iban a ser milagrosas. “La utilidad de los Leopard en el frente es ahora nula, no duran”, afirma Fénix, otro miembro de la Brigada. Lo mismo ocurre con los Abrams, los Bradley e incluso los M-777, que “hoy han pasado a un segundo plano, dice Fenix, porque no son obuses autopropulsados y las operaciones con ellos duran demasiado tiempo ante la amenaza aérea rusa”. La experiencia ha hecho al soldado llegar a una conclusión que, hace solo un año, habría sido ridiculizada. “He hablado con un millar de soldados en este frente y mi conclusión es que la teórica militar de la OTAN no sirve si no la combinas con la soviética, que es la rusa”. ¿Qué fue de la superioridad de la doctrina de la Alianza Atlántica sobre la anticuada e inmóvil doctrina soviética?

El frente continúa avanzando lentamente hacia el oeste y mientras las tropas ucranianas esperan ansiosamente armamento y munición estadounidense, las rusas tratan de alejar al máximo el frente de Avdeevka, aproximando lo más posible a Krasnoarmeisk, para amenazar así toda la defensa del sur de Donetsk en una batalla cuerpo a cuerpo en la que, hasta ahora, los recursos rusos han sido superiores a los ucranianos tanto en personal, capacidad de maniobra y efectividad de sus armas. Es difícil imaginar que la llegada de munición y armamento estadounidense vaya a modificar los términos en esta batalla al suroeste de la capital de Donbass que ha trastocado tanto los cálculos ucranianos.

Reportes del frente archivados.

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