Artículo Original: Alexander Kots / Komsomolskaya Pravda
“Es una sensación interesante cuando visitas lugares por los que recientemente has tenido que luchar”, dice un joven oficial de inteligencia que se ha ofrecido voluntario para acompañarnos hasta el frente. Nuestro vehículo coge polvo en una pista abollada por los tanques al sur de Izium. Es el lugar donde las tropas rusas están abriendo las defensas del oponente para llegar a la carretera que da a Dnipropetrovsk y cortarla. Para la agrupación de las Fuerzas Armadas de Ucrania en el norte de la región de Donetsk, es la carretera de la vida a lo largo de la cual se garantizan los constantes suministros. Es por eso por lo que un pequeño destacamento ucraniano lleva una semana resistiendo en la localidad de Dolgonskoe, que tiene tres calles. Es la última localidad de la región de Járkov en dirección a la parte de la RPD controlada por Ucrania y Slavyansk, hacia donde avanza nuestra agrupación. Si la logística se interrumpe, el sentido de permanecer en Dolgonskoe desaparecería finalmente.
“De ahí sacamos a dos muertos”, cuenta el soldado señalando la torre del agua. “Y todo estaba minado. Se hace raro conducir tranquilamente por donde hace una semana estábamos golpeando al enemigo”.
“Se hace aún más raro llegar a un lugar así después de ocho años”, apunto en referencia a Slavyansk. “¿Es tu primera vez en el frente, Leja?”
“Sí, en 2014, cuando empezó todo aquí, todavía hacía desfiles en el patio de la escuela”.
“¿Te gusta esto?”
“¿Qué puede gustar aquí? Absolutamente nada. Siento pena por la población”.
“No salgáis de la carretera”, cruje la radio.
En las tierras negras quemadas por el sol a lo largo de la carretera, las minas antitanque sobresalen de los puntos verdes. En retirada, las tropas ucranianas no se han ahorrado ningún esfuerzo en los campos de minas. Los ingenieros rusos tienen que lidiar con ellas. Y tendrán que hacerlo incluso después de que terminen las hostilidades. Los campos a lo largo de la carretera están llenos de restos de proyectiles, munición y cohetes.
Los coches van a toda velocidad entre Brazhkovka y Suligovka: “Zona peligrosa”, explica el oficial. Se puede adivinar por los vehículos de combate destruidos. Detrás de Suligovka hay un saliente contra el que nuestra artillería dispara generosamente de todas partes. Ruge constantemente, anticipando el avance de la infantería.
“El enemigo tampoco se olvida de nosotros. Por la mañana y por la tarde, como está previsto. Ayer impactaron contra una casa vecina”, explican los soldados sobre las particularidades de la vida en la línea del frente.
No hay comodidades en la guerra: hay que acostumbrarse a lo que hay. A los cobertizos dilapidados, clubs rurales, chabolas del bosque. En algunas zonas se organizan tres comidas calientes al día. En otras, hay que conformarse con raciones secas. Pero los chicos establecen un tipo de vida militar. Los uniformes lavados vuelan al viento sobre las cuerdas, lavabos improvisados se clavan en los árboles y algunos incluso se las arreglan para tomar el sol en su tiempo libre. Aunque es verdad, que el tiempo libre es escaso.
Avanzamos en un vehículo blindado hacia el frente, donde las posiciones antitanque de las tropas ucranianas han sido tomadas recientemente. Desde el bosque que rompe los campos, dispararon contra la carretera con armas antitanque de la OTAN Javelin y NLAW. Ahora, este punto importante está bajo nuestro control. Y los antiguos habitantes de las frágiles trincheras del frente ucraniano están desperdigados por la tierra. En quince minutos cuento alrededor de dos docenas de cuerpos.
“Y esto no es todo, hay dos posiciones más como esta”, cuentan los soldados.
Recojo los documentos: Viktor Rudenko, nacido en 1964. El comando ucraniano está enviando a las posiciones más peligrosas a reservistas sin entrenar que solo han completado un breve curso de instrucción e inmediatamente han sido trasladados al frente. Kiev no se apiada de ellos.
“Contactamos con sus superiores, les ofrecimos una pausa humanitaria como gesto de buena voluntad. Venid, llevaos a los vuestros, les dijeron nuestros militares. Pero lo rechazaron. ¿Cómo van a saber el estado real en el frente? Tienen todo tipo de victorias en la televisión”.
Varios proyectiles nos sobrevuelan y explotan momentos después en el bosque cercano. Después, tres voleas de Grads comienzan a golpear el terreno. La artillería desmilitariza las siguientes posiciones del Ejército Ucraniano.
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