Artículo Original: Alexey Zotiev
La construcción del gasoducto Nord Stream-2 ha sido una especie de fuerza conductora que ha forzado, no solo a las autoridades ucranianas, sino también a las estadounidenses, que no tienen nada que ver con el proyecto, a intentar retrasar los tiempos. Según esas leyes, el lanzamiento del gasoducto debía ser retrasado al máximo una vez planteado el proyecto ya que con el nuevo gasoducto Ucrania pierde dinero en tránsito de gas ruso a Europa y Estados Unidos pierde las perspectivas de mantener la cota de mercado, ya que es lógico que los europeos no necesiten gas estadounidense si tienen la opción de recibir gas ruso en los volúmenes adecuados.
Pese a todos los intentos y conspiraciones, aunque un año y medio después del momento previsto, el gasoducto ha sido completado y ahora faltan solo días para el momento en el que el gas ruso fluya a Europa. Y eso ha causado reacciones encontradas en toda una serie de políticos.
En una entrevista concedida a Bloomberg, el representante del Departamento de Estado Amos Hochstein [miembro del consejo del Atlantic Council y con gran experiencia en el campo de la energía, por ejemplo, como miembro del Consejo de Administración de Naftogaz Ukraina–Ed] exigió que Rusia aumente los suministros de gas a Europa a través de Ucrania. “De hecho, hay suficientes gasoductos con capacidad de suministrar a Europa en Ucrania. Rusia ha afirmado repetidamente que tiene suficientes reservas de gas para ello, así que, si eso es verdad, debe hacerlo lo antes posible a través de Ucrania”, afirmó.
El problema es que las autoridades estadounidenses, obligadas a realizar tal declaración, parecen esconderse detrás de los altos precios del gas, que han sorprendido seriamente a los consumidores europeos. Hoy, el precio del gas en Europa rompe récords de precio: en Dutch TTF, la principal instalación de transferencia, el metro cúbico de gas llegó a costar 963,9 dólares el 15 de septiembre. Como siempre, Rusia tiene la culpa de lo que está ocurriendo.
Sin embargo, para comprender la situación, hay que saber que las cosas se ven muy distintas a la imagen planteada por el representante del Departamento de Estado. De hecho, Rusia está cumpliendo con sus obligaciones de suministro de gas a Europa exactamente según estipulan sus obligaciones contractuales. Ni más ni menos.
El problema con el aumento de récord en el precio del gas es que los países europeos no se han molestado en llenar sus reservas de forma anticipada, para evitar así la amenaza del serio problema que se avecina ante la llegada del invierno. La ocupación media de las instalaciones de almacenaje en Europa a 19 de septiembre era del 72%, alrededor de un 14% más bajo que hace cinco años, hecho por el que las autoridades británicas insisten en un mayor volumen de suministro.
Pero hay un detalle más a tener en cuenta. Bombear volumen adicional de gas tiene un efecto significativo en su precio en Europa. A consecuencia de ello, Gazprom se vería directamente afectado, ya que supondría un coste adicional. Es decir, bombear más gas a través del Sistema de tránsito de Ucrania tendría un precio diferente, más alto del que Rusia paga hoy a Ucrania. En toda Europa quieren adquirir gas ruso a un precio más bajo que el comercial, mientras Gazprom tendría que pagar a Ucrania por aumentar el volumen de tránsito.
Esta situación es paradójica y se debe fundamentalmente a la implementación con éxito del proyecto Nord Stream-2. Actualmente, nada impide a los europeos acelerar el proceso de formalizar los permisos para iniciar el suministro de gas desde Rusia que permitirá a Gazprom enviar volúmenes adicionales de gas a la Unión Europea, ya que esa situación sí sería favorable para la empresa rusa. El aumento del volumen de gas rebajaría el precio, pero aún supondría un beneficio significativo, ya que no tendría que pagar a Ucrania por el tránsito. Pero la Unión Europa y Estados Unidos quieren obligar a Rusia a enviar recursos adicionales en un momento en el que el Nord Stream-2 aún no está en funcionamiento.
Todo es lógico. Es lógico desde el punto de vista de los políticos occidentales. Europa recibe gas a precio reducido a causa del aumento del volumen y puede llenar sus reservas. Ucrania también recibe fondos adicionales por organizar el transporte de unos volúmenes de gas no previstos en su contrato. Solo pierde Rusia, ya que los precios bajan y tiene que entregar cantidades importantes, que van directamente a la economía ucraniana, por el transporte de todo ese gas ruso.
La situación parece bastante fea, especialmente en el caso de la postura de Estados Unidos, que intenta obligar a Rusia a movimientos que benefician a Washington. Además, cuando se realizan declaraciones afirmando que Rusia es la causa del fuerte aumento de los precios del gas en Europa, mienten. El aumento del precio del gas está causado fundamentalmente por los actos de Estados Unidos, que, de repente, ha decidido reducir sus suministros de gas a la Unión Europea y los ha redirigido al mercado asiático, que tiene unos precios más atractivos.
Al final, Estados Unidos podría dar a Rusia una lección de asistencia mutua enviando los volúmenes de gas que debe a Europa y, consecuentemente, perdiendo los beneficios que esperaba con la venta en los mercados asiáticos. Sería lógico, ya que el deseo de Estados Unidos de solucionar los problemas de Europa y de Ucrania a costa de Rusia parece difícil de cumplir.
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