
Poroshenko en su última visita al frente. En su intento de buscar el voto nacionalista más radical, parece que no le molesta ya ser visto con Dmitro Yarosh.
A apenas unos días de las elecciones, Petro Poroshenko sigue intentando equilibrar un discurso que afirma que recuperará Donbass y Crimea por medios políticos y diplomáticos con promesas militares. Por una parte, el candidato a la reelección afirma que, inmediatamente después de la primera vuelta de las elecciones -que se celebra el domingo, 31 de marzo-, se reiniciarán las negociaciones sobre Donbass. No puede sorprender que Poroshenko no se refiera a las conversaciones de Minsk, que continúan estancadas gracias a las tácticas ucranianas de dilatar y obstaculizar todo diálogo, sino al Cuarteto de Normandía.
Al contrario que en Minsk, Donbass no está representado en el formato Normandía, donde Ucrania cuenta, además, con el apoyo de Francia y Alemania para presionar a Rusia en busca de concesiones en el proceso de Minsk. Por el momento, Poroshenko pretende conseguir allí reanudar las conversaciones para la celebración de elecciones locales en Donbass -último paso según el acuerdo de Minsk, que exige toda una serie de puntos políticos previos que Ucrania no tiene intención de cumplir- y la introducción de una misión de paz de Naciones Unidas que recupere el control de la zona para Kiev.
Mientras tanto, para movilizar a su electorado, sigue haciendo promesas militares y declaraciones altisonantes. Esta semana, el candidato Poroshenko afirmaba que el Ejército Ucraniano puede enseñar a la OTAN cómo derrotar al enemigo (se entiende que a Rusia, aunque las tropas ucranianas no se estén enfrentando al ejército ruso en Donbass). Y además de prometer introducir un día de homenaje a los soldados caídos en la guerra, Poroshenko promete más industria militar. Lo hace en un momento en que la industria militar se encuentra, como otras muchas instituciones del país, bajo sospechas de corrupción.
Más militarismo
Artículo Original: Antifashist
En el futuro próximo, en Ucrania se completarán tests de misiles de crucero. “En un futuro próximo, suministraremos para que se realicen los últimos ensayos misiles de crucero y sistemas de precisión de largo alcance”, afirmó Petro Poroshenko en la región de Jmelnitski mientras admiraba el vuelo de los drones Bayraktar TB2 adquiridos de Turquía para las Fuerzas Armadas de Ucrania.
Poroshenko apuntó que, entre las armas que se encuentran en proceso de modernización, desarrollo y producción en grandes cantidades están los sistemas de misiles Alder-M, Neptune, el sistema de artillería de 155mm Bogdan, el lanzacohetes Verba-1 y el sistema de reconocimiento y ataque no tripulado Sokol.
Según Poroshenko, “la violación de Rusia del Tratado INF libera a Ucrania de una serie de restricciones” [ha sido Estados Unidos quien primero se ha retirado del tratado]. “Ahora podemos producir estos misiles, que automáticamente harán aumentar el precio que tendrá que pagar el agresor por su aventura en caso de escalada de agresión. Ahora el territorio del agresor también será vulnerable”, afirmó Poroshenko. El presidente alabó también la “sistemática reforma del Ejército Ucraniano, la defensa y la seguridad”, que, en su opinión, contribuye a una gradual aproximación a los estándares de los ejércitos de países miembros de la OTAN. “Hoy, Ucrania tiene un ejército que puede proteger nuestro Estado, que es garante de la soberanía, la integridad territorial y la independencia de nuestro Estado”, insistió.
A continuación, Poroshenko afirmó que, en su anterior visita, entregó 23.000 armas al ejército. En esta ocasión, entregaba, para cubrir las necesidades de las fuerzas armadas, más de 400 piezas de armamento y equipamiento. En resumidas cuentas, afirmó que “estos actos continuarán”.
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