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Poroshenko en Múnich

Artículo Original: Antifashist

3fd1be8b-5541-49d4-a797-bca060221f6b_w1023_r1_sEl discurso del presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, en la 53ª Conferencia de Seguridad de Múnich tuvo un inusual éxito. El presidente habló sin exagerar, de forma brillante y, lo que es más importante, cumplió con las expectativas y no decepcionó ni a los defensores de Ucrania ni a los detractores de este europeo, nuevo y honesto régimen.

Al construir su discurso alrededor del “demonio” ruso, Poroshenko llenó de furor y satisfacción a los primeros y no decepcionó a los segundos al dejar claro que sigue siendo fiel a una doctrina impregnada de estupidez. Además, no dejó ninguna duda de su equivocada percepción de la realidad progresa sin descanso.

En su discurso, que duró unos diez minutos, el talento de Poroshenko se atascó en diversos temas, aunque se centró en algunas de las promesas más importantes. “Cualquier acuerdo a nuestras espaldas será cancelado. Queremos libertad. Y Rusia quiere castigarnos por ello. Tengo el honor de servir a una nación con un pueblo de 45 millones de europeos. Y en su nombre digo que nunca permitiremos que nadie decida nuestro futuro sin nuestra participación. Impedirán cualquier intento los millones de ucranianos que han demostrado su deseo de luchar por su independencia y que están defendiendo nuestro país. El mensaje es muy simple: ninguna decisión sobre Ucrania sin Ucrania. Todas esas acciones son provocadas por Rusia. Ucrania quiere paz y que Rusia comience a respetar la legalidad internacional. Ucrania ha mostrado su deseo de establecer la paz y ¿qué hemos recibido a cambio?”

El presidente ucraniano declaró también que mira al futuro de la Unión Europea con optimismo y no teme las próximas elecciones en los países europeos, concretamente en Alemania y Francia, donde puede haber cambios en los gobiernos. Poroshenko expresó su confianza en que “los votantes europeos se han hecho más perceptivos”.

“Es imposible ser presidente de un país en guerra y no ser optimista. Soy optimista, creo en la victoria y creo que la libertad y la democracia están de nuestro lado, así que no tengo ninguna duda”, afirmó Poroshenko.

El presidente de Ucrania habló a la audiencia de las reformas que se están realizando en el país, que, sin duda, la población apoya vehementemente. “Mi país cree en la Unión Europea, así que en los dos últimos años hemos aprobado más reformas que en los veinte años anteriores. Estas reformas son muy complicadas, no siempre son populares, pero los ucranianos apoyan estas reformas, creen en la UE, creen en el futuro de Europa”, afirmó entusiasmado Poroshenko.

Entonces, el presidente ucraniano comenzó la parte más importante acordándose de Vladimir Putin. Poroshenko reafirmó su opinión de que el presidente ruso odia sincera y profundamente a Ucrania. Tampoco se abstuvo de apocalípticas profecías y afirmó, dirigiéndose a los europeos, que Putin quiere hacerse con toda Europa. Y egoístamente advirtió a la Unión Europea contra “flirtear” con Rusia y calificó al pueblo ucraniano de “la nación más euro-optimista de Europa”.

“La Unión Europea no debe permitir que Rusia siga intentado intimidarla. Ucrania es ahora mismo la nación más euro-optimista de Europa. Y me alegro de ser el presidente y líder de esa nación. No repitamos los errores del pasado. Pongamos al agresor en el lugar que se merece. Consolidemos nuestra solidaridad y unidad”, instó.

“Putin odia a Ucrania profunda y sinceramente. Él niega la singularidad del Estado y el pueblo ucraniano. Proclama públicamente que Ucrania es parte de Rusia. No ve lugar para Ucrania en el mapa político de Europa y quiere pintar Ucrania de los colores rusos. Pero sería un error pensar que el apetito de Rusia se limita solo a Ucrania”, añadió.

Por supuesto, para contener al agresor, Poroshenko pidió sanciones a Occidente. “Es muy importante que los miembros de la Alianza Transatlántica mantengan la unidad y la unanimidad. En segundo lugar, la Alianza Transatlántica debe seguir aplicando presión a Rusia con sanciones. Las sanciones son necesarias para forzar a Rusia a aceptar el proceso de Minsk. Levantar las sanciones solo provocaría más ansias a Rusia”, aseguró Poroshenko.

Es complicado determinar lo mejor de esta selección. La variedad de temas tratados por el líder de la nación ucraniana es capaz de ser satisfactoria para los más europeístas y los cínicos más críticos del bando contrario.

No vamos a intentar estropear la victoriosa dignidad del ultimátum de Poroshenko al imaginar que es él quien decide algo en Ucrania y tampoco podremos estropear el placer de esas draconianas reformas que el líder de la nación ucraniana asegura que disfrutan de apoyo unánime.

El discurso del presidente de Ucrania en la Conferencia de Seguridad de Múnich demostró lo lejos que el régimen de Kiev y su presidente están de la realidad internacional actual, aunque aún no hayan comprendido que nadie les necesita.

El líder ucraniano fue invitado por los organizadores, que no consideraron necesario que el mandatario tuviera su tiempo el segundo día de la conferencia, cuando intervienen los principales participantes. Apartar al líder ucraniano a los márgenes es, en sí mismo, un mensaje.

Poroshenko fue incluido en una discusión titulada “El futuro de Occidente: ¿Caída o Retorno?”, en la que participaron varios conocidos enemigos de Rusia y “hermanos” de Ucrania como el senador John McCain, el presidente polaco Andrzej Duda y los ministros de Asuntos Exteriores de Holanda y Gran Bretaña, Bert Koenders y Boris Johnson. Sin embargo, el apasionado discurso de Poroshenko no les inspiró y ni siquiera causó que se trataran esas ideas o siquiera que se mencionaran. La audiencia mostró indiferencia y ni siquiera les impresionaron los intentos de Poroshenko de introducir el tema de la “ocupación” de Donbass en el curso del debate. Los defensores de Kiev debatieron con entusiasmo los problemas de Occidente, en los que Poroshenko no tiene nada que decir. Para Occidente, aún está lejos.

Poroshenko intentó insistentemente hacerse importante en la toma de decisiones de los problemas supuestamente comunes de Europa y designar a Ucrania como uno de los temas de mayor importancia a nivel mundial y en eso no puede haber ambigüedad. Petro Poroshenko se mantuvo en silencio durante gran parte de la sesión mientras los demás participantes debatían. De hecho, Poroshenko llegó a Múnich para darse cuenta de que Ucrania no solo no es una prioridad, sino que parece un tema insignificante.

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