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Avdeevka, Donbass, Donetsk, DPR, Ejército Ucraniano, Rusia, Ucrania

Donetsk

“La realidad de Donetsk”, escribía ayer Alexander Kots, corresponsal de Komsomolskaya Pravda, en la ciudad tras su visita a la recientemente capturada Avdeevka. “En los cafés casi siempre hay asientos libres cerca de las ventanas. La población prefiere no sentarse allí. Si hay un bombardeo, hay riesgo de que te impacten restos de cristales rotos”, explicaba para añadir que “en general, es mejor ir a lugares con sótano. Incluso en el centro”. La falsa normalidad en la que vivía la capital de la RPD durante los años de Minsk, en los que los bombardeos ucranianos desde los alrededores de localidades como Avdeevka, Peski o Marinka alcanzaban únicamente la periferia, es ya un vago recuerdo del pasado y la ciudad vive en una dinámica de preocupación constante por el lugar y el momento en el que impactarán los proyectiles de artillería.

Aunque Rusia no ha sido capaz de presentar de forma coherente gran parte de los objetivos por los que inició su operación militar especial, estos sí lo son en lo que respecta a Donbass: alcanzar las fronteras administrativas de las antiguas regiones de Donetsk y Lugansk. En ese objetivo, era imprescindible para Rusia superar Artyomovsk, de la misma forma que lo era capturar los fortines ucranianos de la primera línea de defensa de los alrededores de Donetsk. Sin embargo, en este sector del frente ha jugado un papel especialmente importante la necesidad de Moscú de comenzar a alejar el frente, y con ello las posiciones de tiro, de las tropas ucranianas. A ello se deben las ofensivas locales contra Peski, capturada en el otoño de 2022 tras una dura batalla; Marinka, de cuyas ruinas acabó retirándose Ucrania el pasado diciembre y Avdeevka, tomada este pasado fin de semana.

Las fuentes rusas, que han presentado la captura de Avdeevka como un paso importante en el doble objetivo de avanzar hacia los límites administrativos de la región de Donetsk y el intento de mejorar la seguridad de la población de su área más poblada, han insistido también en que la fuga ucraniana de la ciudad no iba a ser una solución automática. En los días transcurridos desde la confirmación de la retirada ucraniana de Avdeevka, Ucrania ha querido dejar claro tanto que cuenta con los medios para continuar amenazando Donetsk como que persiste en sus intenciones.

Hace un año, el 19 de febrero de 2023, la artillería ucraniana atacaba el centro de Donetsk, concretamente la biblioteca regional, situada en la calle Artyom, principal avenida de la ciudad. Ayer, las tropas ucranianas volvieron a atacar el mismo lugar de la parte más céntrica de la capital de Donbass, causando daños materiales e hiriendo a dos mujeres. Poco antes, un bombardeo en las afueras de la ciudad había costado la vida a un residente en uno de los continuos bombardeos ucranianos que nunca aparecen en las noticias a no ser que causen un elevado número de víctimas. Sin embargo, lo indiscriminado de su naturaleza hace de ellos el principal peligro para la población de Donetsk, cuya seguridad no está garantizada en ningún momento ni en ningún lugar, sin que esa situación haya creado reacción alguna entre los socios de Ucrania, cuya preocupación se limita a la población civil ucraniana residente en el lado correcto del frente.

El de ayer no fue un bombardeo indiscriminado sino un ataque dirigido y realizado con armas mucho más precisas que la artillería de 155 milímetros o los Grad de origen soviético. Según las autoridades locales, Ucrania utilizó sus Himars estadounidenses para atacar la calle más céntrica de la ciudad más poblada de Donbass. Sea correcta o no la identificación del arma, se trata de artillería pesada de largo alcance, utilizada en dos ocasiones contra el edificio de una biblioteca. Una de las bombas, que estalló al lado del edificio, creó un enorme cráter de profundidad superior a la de un hombre adulto. La segunda, en el patio trasero, acabó con todas las ventanas del edificio. La biblioteca, que lleva el nombre de Nadezhda Krupskaya, quizá un elemento simbólico más que ha hecho de él un objetivo apetecible para la artillería de la Ucrania que trata de eliminar todo resquicio del pasado soviético, es uno de los centros culturales de Donetsk, donde se realizan todo tipo de actos, reuniones y eventos. Incluso en guerra y a pesar de aquellas palabras de Petro Poroshenko en las que afirmaba que sus niños se sentarán en sótanos mientas los ucranianos continuaban su vida y finalizaba sentenciando que sería así porque no saben hacer nada, la vida y la cultura deben continuar. Mientras lo permita la artillería.

Los bombardeos de estos últimos días tienen un mensaje claro: Ucrania no solo continúa disponiendo de posiciones cercanas a la capital de Donbass, sino que cuenta también con munición de largo alcance y para la que no precisa estar a escasa distancia. Alejar el frente de la ciudad de Donetsk sigue siendo una necesidad objetiva ante las intenciones que demuestran los bombardeos de ayer y los que se han producido desde el fin de semana, cuando parte de las tropas ucranianas estaban ocupadas retirándose de su principal fortín. Ucrania ha defendido férreamente sus posiciones en Avdeevka o Marinka, donde se produjeron duras batallas incluso durante los años de guerra de baja intensidad del alto el fuego de Minsk. Mantener cierto control sobre la ciudad de Donetsk dependía de ello.

La derrota ucraniana en Avdeevka no lo es tanto por la pérdida de estas posiciones privilegiadas desde las que condenar a la población a la inseguridad eterna, sino por el derribo del fortín más importante, con el debilitamiento de las defensas que ello implica. Pero en términos de ataque, Ucrania dispone ahora de munición y carta blanca para atacar a su antojo Donetsk y otras ciudades situadas en sus alrededores. Alejar a las tropas ucranianas de los puntos urbanos que acostumbran a atacar con el único objetivo de castigar a la población por su deslealtad al país que declaró contra ellos una operación antiterrorista y les negó los salarios, pensiones e incluso cuentas bancarias es imprescindible para impedir que Kiev pueda utilizar su artillería más básica, aquella que precisa de cercanía para poder actuar. Entonces, Ucrania seguirá disponiendo de la artillería de largo alcance y sistemas guiados con los que atacar objetivos, aunque el mayor coste y menor disponibilidad de esa munición debería reducir notablemente su uso. Sin embargo, Ucrania ha querido dejar claro esta semana que, mientras sea materialmente posible, continuará utilizando sus armas para disparar contra los objetivos  civiles que considere oportunos como, por ejemplo, aquellos que lleven el nombre de personajes históricos vinculados a la Unión Soviética.

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