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El tren de la propaganda

Como ya viene siendo habitual, Ucrania continúa combinando la comunicación de noticias no excesivamente positivas con momentos en los que dispone de un contrapeso con el que equilibrar el campo comunicativo. Esta semana se ha confirmado, tanto por medio de comunicados como por las imágenes mostradas por el Ministerio de Defensa, la llegada de los primeros tanques Leopard-2 enviados por Alemania, principal surtidor de tan preciado equipamiento, y del equipamiento británico con el que el Gobierno del Reino Unido quiso presionar a Berlín para suministrar armamento pesado. Sumado a los anuncios de aumento de la producción de proyectiles y la entrega de cazas de origen ruso o soviético por parte de algunos de los socios ucranianos miembros del antiguo Pacto de Varsovia, parece evidente que la ofensiva que Kiev lleva meses anunciando se acerca cada vez más. Así lo confirmó otra vez el ministro Reznikov, que apuntó a las fechas de finales de abril o mayo para su comienzo.

Coincidiendo con estas aparentemente buenas noticias para el Gobierno de Kiev -aunque no para esos territorios en los que Ucrania pretende utilizar sus tanques alemanes y artillería de precisión estadounidense ni para la población que permanece en ellos-, Associated Press publicó ayer un extenso reportaje sobre el seguimiento de sus periodistas del viaje de dos días en tren con el que Zelensky ha visitado varios lugares del frente. El buen manejo de la comunicación del Gobierno ucraniano, esperable teniendo en cuenta que gran parte del círculo del presidente procede del mundo de la producción audiovisual, da al texto un tono de publirreportaje en el que Zelensky quiere mostrarse como un estadista defendiendo la civilización frente a la barbarie y al que es preciso no decepcionar.

La principal conclusión del relato de los periodistas estadounidenses, que simplemente repiten sin crítica ni matización alguna el relato del presidente ucraniano, es que, a pesar del suministro sin precedentes que el ejército proxy liderado por Zelensky y Zaluzhny está recibiendo, ninguna cantidad de armas sería nunca suficiente. A lo largo del texto, se repiten las muestras de gratitud a Occidente por el envío de armamento, pero también se pone de manifiesto las decepciones y, sobre todo, las exigencias. “Tenemos grandes decisiones sobre los Patriot, pero no los tenemos en realidad”, se quejó Zelensky al protestar por el retraso en la entrega de los sistemas antiaéreos estadounidenses, una crítica que repitió en relación con la aviación. “Todavía no tenemos nada en lo que respecta a cazas modernos”, sentenció en un mensaje que complementa las protestas ucranianas por los MiG 29 que han ofrecido Polonia y Eslovaquia, modelos modernos, aunque inferiores a los que poseía Ucrania antes del inicio de la intervención rusa y que posiblemente hayan sido ya destruidos en la batalla.

El objetivo ucraniano no solo parte de la base de garantizarse el material suficiente para su próxima ofensiva, sino deshacerse de su armamento ruso o soviético para sustituirlo por equipamiento de los países de la OTAN. En esas labores políticas y militares de acercamiento a la Alianza y preparación de una ofensiva que esperan cambie el rumbo de la guerra, ningún anuncio de entrega de armamento será nunca suficiente. El exigente proxy ucraniano continúa demandando más equipamiento pesado, más misiles de larga distancia y más munición, en ocasiones con exigencias que superan las capacidades de producción de los países europeos.

Al margen de la cuestión armamentística, una de las exigencias repetidamente planteadas por los oficiales ucranianos desde que comenzó la guerra, el reportaje de AP ha destacado fundamentalmente por las palabras de Zelensky sobre la batalla por Bajmut. La lucha por Artyomovsk sigue siendo, a la espera de futuras ofensivas, el principal, aunque no único, foco militar del frente. Mucho se ha debatido ya sobre la importancia estratégica de esta localidad para el desarrollo de la guerra. La composición del frente deja claro que la captura de la ciudad es imprescindible para Rusia en su intento de capturar la totalidad de la región de Donetsk, ya que es inviable avanzar sin superar esa barrera. Para Ucrania, que cuenta con una segunda línea de defensa que ha podido preparar durante más de ocho meses, la importancia real de la localidad es mucho menor en términos militares.

Durante los primeros meses de lucha, Ucrania afirmaba no saber por qué Rusia persistía en sus fallidos intentos de avanzar sobre la ciudad. La respuesta era tan sencilla como observar el mapa de hostilidades y comprobar que, perdida la cabeza de puente de Izium al norte, la única vía de avance ruso sobre Slavyansk y Kramatorsk pasaba por un ataque desde el sur-sureste: Gorlovka y Artyomovsk. Recientemente, constatado el coste que está suponiendo para ambos bandos la guerra de desgaste cuerpo a cuerpo que se vive en la ciudad, han sido los socios y defensores de Ucrania quienes se han planteado la conveniencia de continuar con la defensa de una localidad a la que no adjudicaban importancia estratégica. Es más, incluso el Gobierno ucraniano ha llegado a plantear que “no pasaría nada” si Rusia capturara Artyomovsk.

Sin embargo, la importancia simbólica que Zelensky y su entorno han querido dar a la ciudad, en plena línea del frente desde que fuera el lugar al que se retiraron “de forma ordenada y organizada” los soldados ucranianos tras su derrota en Debaltsevo en 2015, ha hecho inviable cualquier opción que no pasara por la lucha hasta el final. En cierta forma, Rusia y Ucrania han coincidido en un argumento: durante semanas, Ucrania alegó que las inmensas bajas rusas hacían que la batalla fuera a derrotar a las tropas de Wagner y reducir la capacidad de combate del ejército ruso, mientras que ayer Evgeny Prigozhin, dueño de la empresa, afirmaba que el objetivo de la batalla es destruir al ejército ucraniano. Aunque es evidente que las bajas han de ser necesariamente elevadas, es cuestionable que ninguna de las partes haya enviado a la zona a sus unidades más preciadas. En cualquier caso, la duda se resolverá a medio plazo, cuando pueda comprobarse el estado de las tropas y se produzca la reactivación de otros sectores del frente.

En este contexto, son importantes las palabras de Zelensky, que frente a la retórica de hace unos meses, parece haberse instalado en la teoría de que si Rusia captura la ciudad, habrá “campo abierto” en el resto de la región de Donetsk, una expresión que contrasta con la realidad de Donbass: densamente urbano y fortificado con una segunda línea preparada para la defensa. Sin embargo, los comentarios de Volodymyr Zelensky a AP insisten en otro aspecto más político e informativo que puramente militar. Consciente de que el frente mediático de esta guerra es para Ucrania casi tan importante como el militar, el presidente ucraniano mostró abiertamente su temor a que Rusia disponga de una victoria que presentar a su público y más allá de sus fronteras.

Putin podría “vender” la victoria en Artyomovsk a la comunidad internacional, explicó el presidente ucraniano, que posiblemente haya podido observar las crecientes dudas sobre las posibilidades de Ucrania de lograr la victoria completa que busca y que se han plasmado en declaraciones como las de Emmanuel Macron o Rishi Sunak, que han dado a entender que Kiev podría tener que conformarse con recuperar los territorios sin incluir a Crimea. Pese a que de ninguna manera pueden considerarse mayoritarias, han aumentado en los últimos meses, las posturas favorables a algún tipo de negociación futura con Rusia, que no implicaría la exigencia de capitulación solo posible con una victoria completa en la que ni siquiera creen los socios ucranianos del Pentágono.

Una derrota en Bajmut supondría, según el presidente ucraniano, una presión rápida añadida que llegaría tanto desde el interior como desde el exterior. “Nuestra sociedad se sentirá cansada”, afirmó Zelensky, que posiblemente sea consciente de que incluso la más afín prensa occidental publica ya artículos sobre las crecientes dificultades de reclutamiento que están sufriendo las Fuerzas Armadas de Ucrania. Y en una idea que no solo se refiere a la sociedad ucraniana sino también a sus socios extranjeros, Zelensky teme que “nuestra sociedad me empujará a llegar a un compromiso con ellos”. Subyace en el argumento la idea de que cualquier escenario que no implique una victoria completa de Ucrania será percibido como una derrota.

En los últimos meses de parálisis en el frente, con Ucrania aguantando desde el pasado otoño el intento de asalto ruso sobre Artyomovsk, Avdeevka o Ugledar, la retórica de victoria completa se ha convertido en el discurso oficial del Gobierno de Ucrania, que no ha preparado el terreno para una posible victoria parcial y menos aún para ningún tipo de derrota. Los frutos de esa elección se observan ahora, cuando el presidente ucraniano utiliza argumentos difícilmente convincentes teniendo en cuenta la probada capacidad ucraniana de convertir las derrotas en éxitos parciales.

Con enormes cantidades de armamento occidental ya comprometidas y en proceso de entrega, la situación en Artyomovsk, sea la que sea a finales de abril o principios de mayo, no va a modificar los planes de ofensiva ucranianos. Como han hecho hasta ahora, las Fuerzas Armadas de Ucrania continuarán defendiendo, posiblemente hasta el último hombre, las ruinas de Bajmut. Pese a las promesas de contraofensiva local, de las que ha advertido incluso Evgeny Prigozhin, fuentes decididamente proucranianas como el Institute for the Study of War reflejan diariamente avances rusos dentro de una ciudad que controlan en más del 65%. Es improbable que una derrota en Bajmut fuera a causar el colapso del frente de Donetsk, ya que las tropas ucranianas se replegarían a las cercanas Konstantinovka, Slavyansk y Kramatorsk. Sin embargo, una derrota, a pesar de que Kiev pudiera presentarla como pírrica después de ocho meses de batalla, destrucción y enormes bajas rusas, rompería el halo de invencibilidad que Ucrania ha querido dar a sus Fuerzas Armadas en los últimos meses y lo haría en un momento en el que la confianza de sus reclutas y reclutas en potencia y de sus socios y suministradores de armas es básica para continuar lo que el equipo de Zelensky espera que sea una guerra hasta el final.

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