La misma estrategia de siempre

Artículo Original: Antifashist

La cumbre del formato Normandía ha tenido pobres resultados para el nuevo Gobierno ucraniano. Pese a sus fallidos intentos de modificar el texto de los acuerdos de Minsk, las tesis de Zelensky fueron rechazadas y se le ordenó cumplirlos según fueron acordados por las partes en conflicto en 2015.

En la cumbre, Zelensky planteó una serie de ideas que contradicen la letra y el espíritu de los acuerdos y amenazó con no implementarlos. El principal punto es la negativa de Ucrania a conceder estatus especial para Donbass, las enmiendas a la Constitución en ese sentido, la exigencia de la entrega del control de la frontera como prerrequisito para iniciar el proceso de resolución política y la negativa tanto a la amnistía como a la negociación directa con las autoridades de las Repúblicas. En la cumbre no se aceptó ninguna de esas propuestas y la delegación ucraniana tuvo que conformarse con el comunicado final que había sido previamente acordado.

A la vuelta de la cumbre, Zelensky, en línea con los radicales, afirmó que había sido una victoria y que no había cedido en ninguno de los puntos, por lo que la paz solo llegará si es en los términos ucranianos. Es más, el equipo de Zelensky se atrevió incluso a publicar en la página web de la administración presidencial una versión editada del comunicado final en la que se incorporaban cambios a la provisión del estatus especial para Donbass sin introducir ninguna enmienda a la Constitución [se entiende que ese era el comunicado que Ucrania intentó sin éxito que Rusia aceptara en la cumbre-Ed].

La lógica dice que ahora los actos de las autoridades ucranianas deberían encaminarse a cumplir con lo firmado en París, pero la realidad dice que el equipo del presidente está decidido a torpedearlo. Confirmando esas sospechas, el representante de Ucrania en el subgrupo político del Grupo de Contacto de Minsk afirmó que el actual acuerdo de Minsk no funciona y debe ser revisado. Ucrania prepara propuestas para modificar los acuerdos, que presentará en la próxima cumbre del formato Normandía, prevista para marzo de 2020.

Es decir, en lugar de cumplir con el tercer punto del comunicado final, que busca la implementación de los acuerdos firmados tanto en sus puntos políticos como de seguridad y celebrar otra cumbre en cuatro meses, Ucrania propone renegociar los acuerdos. Si Poroshenko simulaba al menos cumplir con los acuerdos, el equipo de Zelensky no considera necesario ni eso y habla abiertamente de lo inútil de su implementación.

En este contexto, surge la cuestión de qué está detrás de Zelensky y sus declaraciones, ya que es evidente que no es una figura independiente. En la cumbre no recibió el esperado apoyo de Macron y Merkel y ahora su única esperanza es el apoyo de Estados Unidos. Indirectamente, consiguió algo, ya que, tras la cumbre, el Comité de Asuntos Exteriores del Senado de Estados Unidos aprobó una propuesta que reconoce a Rusia como país que financia el terrorismo y que declara organizaciones terroristas a los grupos armados del este de Ucrania a los que asume que Rusia apoya. Si esta ley se adopta, Ucrania tendrá vía libre para decir que no puede negociar con “terroristas” y que esos “terroristas” deben ser eliminados de esos territorios.

A la luz de los actos del equipo de Zelensky tras la cumbre, queda claro el papel de Avakov, cuya participación en la delegación ucraniana fue una sorpresa para muchos. Según la tradición estadounidense, el papel de Avakov es el “controles y equilibrio” y eso es lo que está haciendo. En la cumbre, “velaba” por Zelensky para que no diera pasos hacia la resolución del conflicto. Avakov no participó en ninguna de las reuniones, sino solo en entrevistas en los márgenes, pero incluso así se las arregló para insultar a la delegación rusa.

Avakov defendía que la delegación ucraniana no cruzaría líneas rojas marcadas por “el pueblo ucraniano” y en representación de la delegación manifestó que era imposible una retirada de fuerzas del frente porque empeoraría la situación del Ejército Ucraniano. En la rueda de prensa, Zelensky confirmó los puntos que había resaltado Avakov, pero se vio obligado a firmar el comunicado final. Para consumo interno, pueden decir que no han cruzado “líneas rojas” y para consumo externo, han reafirmado su lealtad a los intereses estadounidenses de avivar las llamas de la guerra en Donbass.

La cumbre ha dejado clara la línea estratégica del nuevo Gobierno de Ucrania. No habrá reconciliación con Donbass y la interpretación de los acuerdos de Minsk es que “Putin impuso condiciones excesivas” que deben ser revisadas. El formato Normandía debe ser sustituido por otro en el que participe Estados Unidos y que desarrolle nuevas condiciones para la resolución del conflicto, tras lo cual Donbass regresará a Ucrania.

El equipo de Zelensky ha puesto las cartas sobre la mesa y con sus declaraciones y sus actos dejan claro que es ridículo esperar ningún progreso en la resolución pacífica al conflicto ucraniano. La lucha en el frente continuará hasta la próxima cumbre de Normandía, prevista para marzo, tiempo en el que las autoridades ucranianas prepararán ofertas para la modificación de los acuerdos de Minsk que intentarán aprobar en la cumbre. Si no lo logran, si las modificaciones no son aceptadas, con el apoyo de Estados Unidos, buscarán nuevas formas de coerción para que Donbass vuelva a Ucrania.