Entrada actual
Armas, Avdeevka, Donbass, Donetsk, Ejército Ucraniano, Rusia, Ucrania, Zelensky

Munición, personal, financiación

“Para las tropas ucranianas obligadas a realizar la arriesgada retirada bajo las bombas, el motivo estaba claro: no había suficiente munición”, escribía ayer The New York Times para describir la situación de los soldados de las Fuerzas Armadas de Ucrania que tuvieron que huir de Avdeevka ante el avance ruso, que en los últimos días era ya imparable para Ucrania. El intensivo uso de la aviación y la superioridad aérea habían logrado superar las dificultades iniciales de aproximación a la ciudad y el destino de la ciudad estaba escrito. En lugar de luchar durante semanas en una batalla ya perdida, como Syrsky sí quiso hacer en Artyomovsk, el ahora comandante en jefe dio la orden de la retirada. Para entonces, al menos según cuentan los rumores de la prensa ucraniana, varias unidades habían decidido por su cuenta abandonar la ciudad. Se repetía así el escenario de ocho años atrás en Debaltsevo. En aquel momento, la prensa respetó el relato ucraniano y aceptó las palabras de Poroshenko de “una retirada ordenada y planificada”. En esta ocasión, son ya dos de los medios más importantes de Estados Unidos, The New York Times y The Washington Post los que han publicado una narrativa que choca frontalmente con la operación de repliegue impoluta que Ucrania ha querido trasladar al público. “La caída de la ciudad, cuando finalmente se produjo, fue brutal y rápida. Los soldados lucharon por sus vidas. Muchos no lo lograron”. Los medios estadounidenses cifran en un millar los soldados perdidos -entre heridos, fallecidos y capturados- solo en la retirada del último día de la batalla.

“Fue la falta de munición”, afirma uno de los soldados entrevistados por The New York Times. En su relato, las tropas ucranianas habrían podido mantener el control de la ciudad a base de atacar las líneas de suministro y logística rusa e impidiendo la llegada de reservas. A mayor cantidad de armas, es probable que Ucrania pudiera haber alargado, como hizo en Artyomovsk, la batalla por Avdeevka, pero no hace falta gran experiencia militar para saber que la artillería no iba a compensar la forma en la que la completa superioridad aérea de Rusia fue determinante en esta lucha. Sin embargo, la justificación de la falta de artillería es la que más se adapta a las necesidades del actual discurso ucraniano, que generalmente centra su argumentación en una breve lista de causas que explica todos los males de cada momento concreto. Cuando los países europeos luchan por encontrar mercados en los que adquirir las ingentes cantidades de proyectiles que Ucrania exige para poder continuar la guerra, la falta de munición es el razonamiento perfecto para explicar la derrota.

“Teníamos 20 en la unidad. Quedan ocho”, afirma otro soldado al describir sus semanas en Avdeevka en la fase inicial de la batalla, cuando el centro de la agenda no era aún la falta de munición. De los 86 soldados de la unidad, siguen en activo 28, añade según cita The New York Times, que recuerda que no hay cifras oficiales de bajas. Tampoco hay interés por parte de los medios occidentales por estimar el nivel de pérdidas de personal de las Fuerzas Armadas de Ucrania, un factor muy a tener en cuenta para explicar la situación en la que se encuentran actualmente las tropas ucranianas en la guerra terrestre. La falta de personal es la segunda de las grandes causas de los problemas ucranianos según su Gobierno. Eso sí, este argumento tiende a quedar escasamente desarrollado. Al contrario que en el caso de la supuesta falta de munición, donde existe un culpable claro, Occidente, la escasez de recursos humanos tiene unas causas que el equipo de Zelensky no puede permitirse admitir.

La realidad es que Ucrania pasó de contar con una superioridad numérica que hizo imposible para Rusia cumplir sus objetivos en 2022 a sufrir inferioridad y apelar a la necesidad de reclutamiento de otro medio millón de hombres para el ejército. Ucrania, que alega que las bajas rusas superan en un ratio 7:1 a las ucranianas, no ha sabido explicar esa necesidad de reclutamiento teniendo en cuenta la movilización continua que realiza desde febrero de 2022. Negar las bajas propias y exagerar las ajenas es parte de la propaganda de cualquier guerra, pero no explica la escasez de personal que se denuncia por todo tipo de unidades ucranianas.

Para paliar esas carencias cuya causa -las elevadas bajas que provoca necesariamente una guerra de la intensidad de la actual- Ucrania se niega a admitir, el Gobierno ucraniano apeló al reclutamiento de cualquier hombre en edad militar, también aquellos refugiados en la Unión Europea. Cada vez con más dificultades para movilizar a la población que ha permanecido en el país y que comprende que la esperanza de vida en el frente 0, la primerísima línea, puede llegar a ser de apenas unos minutos, Ucrania pasó semanas exigiendo a los refugiados que cumplieran con su labor ciudadana. En varios discursos, Zelensky exigió el retorno de los hombres en edad militar y las personas con capacidad de trabajar. Como el presidente ucraniano ha dejado claro en los últimos meses, ciudadanía equivale a pagar impuestos para mantener la economía y dar la vida por el país en el frente.

En ese contexto, pasaron absolutamente desapercibidas las declaraciones de hace unas semanas de Volodymyr Zelensky en las que se aprovechaba de uno de los argumentos de la derecha -las ayudas sociales que perciben las personas refugiadas- para aprovecharse de la población refugiada en la Unión Europea. Las declaraciones del líder ucraniano coincidían con las propuestas de varios de los países que han acogido refugiados de favorecer el retorno voluntario de las personas a Ucrania. De raza blanca, religión cristiana y una cultura lo suficientemente cercana a la de los países receptores, los refugiados ucranianos no han sufrido tampoco la xenofobia y el racismo que sí sufren otros colectivos. Y pese a que la población ucraniana ha disfrutado de un trato que no reciben refugiadas y refugiados de otros conflictos bélicos, el coste económico que implica se acumula y el entusiasmo por sostener a esa población desciende.

“En el presupuesto de Alemania para 2024 se han destinado unos 6.000 millones de euros (6.500 millones de dólares) a los refugiados ucranianos que puedan trabajar. Cada adulto inscrito en una oficina de empleo recibirá un subsidio de 563 euros al mes. De los aproximadamente 1,1 millones de refugiados ucranianos en Alemania, unos 700.000 están registrados. Los demás son principalmente niños y personas en edad de jubilación, que reciben ayudas de otras fuentes”, informaba el mes pasado Deutsche Welle. En ese contexto, Zelensky quiso apelar de forma implícita a un argumento habitualmente utilizado por la extrema derecha, el de que la población extranjera se aprovecha de las ayudas sociales, para hacerse con esos ingresos. “Si el Gobierno quiere ayudar a los ucranianos, es admirable; por ejemplo, a alguien que ha abandonado el país para irse a Alemania y vive allí, recibiendo dinero de ellos. Y les agradecemos que apoyen a nuestros ciudadanos”, afirmó Zelensky a la prensa alemana para posteriormente introducir la sombra de la duda. “Pero a veces, la gente recibe ayuda tanto de [su nuevo país de residencia] como de [Ucrania]. Bueno, eso ocurre. No hablo específicamente de los ucranianos en Alemania, sino que esbozo ideas generales”, proclamó con un argumento que podría haber planteado cualquiera de los líderes de la extrema derecha europea.

Acostumbrado a las soluciones sencillas para los problemas complejos, Zelensky resolvió rápidamente la cuestión. “Siempre he dicho que sería mucho mejor para nosotros que Alemania apoyara a los ucranianos aportando dinero al presupuesto ucraniano. Entonces, Ucrania redistribuiría este dinero dependiendo de dónde se encuentre esta persona”, explicó. Teniendo en cuenta que Kiev fue capaz de negar, como medida de ahorro para el Estado, sus pensiones a la población de Donbass, no es difícil imaginar que la propuesta -que evidentemente no recibió ningún tipo de apoyo por parte de Alemania- cuenta con un claro matiz recaudatorio. La queja de Zelensky es que la asistencia que perciben las personas ucranianas refugiadas en los países occidentales es contabilizada en los totales aportados por cada uno de los países y esas cantidades, que elevan el coste para los estados occidentales, no pueden ser utilizadas por Ucrania.

«Al final, nuestro dinero ha salido y el europeo se ha quedado donde se quedaron los ciudadanos ucranianos, fuera del territorio ucraniano”, se lamentó el presidente. “Cuando el mundo habla de ayuda financiera a los ucranianos, me gustaría recordarles dónde acaba la mayor parte del dinero», sentenció.

Munición, personal y financiación son los tres elementos cuya escasez se pregona constantemente en Ucrania actualmente. Todos ellos han de venir de Occidente, que debe suministrar la munición, favorecer el retorno de los refugiados, garantizar un flujo constante de financiación e incluso compartir con el Estado lo previsto para la supervivencia de la población refugiada.

Comentarios

Aún no hay comentarios.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Reportes del frente archivados.

Registro

Follow SLAVYANGRAD.es on WordPress.com

Ingresa tu correo electrónico para seguir este Blog y recibir notificaciones de nuevas noticias.

Únete a otros 47K suscriptores

Estadísticas del Blog

  • 2.226.121 hits