Entrada actual
Armas, Avdeevka, Crimea, Donbass, Donetsk, DPR, Ejército Ucraniano, LPR, Rusia, Ucrania, Zelensky

Aferrarse al plan

Diez años después del irregular cambio de gobierno que inició un ciclo de protestas, referendos y que derivó en una guerra que se prolongó durante años hasta desembocar en la invasión rusa del 24 de febrero de 2022, el conflicto que se vive en Ucrania ha vivido todo tipo de momentos percibidos como puntos de inflexión que finalmente han supuesto cambios, pero que no han logrado lo que se esperaba de ellos. Con los tres aspectos que lo conforman -el conflicto interno entre Kiev y Crimea, Donetsk y Lugansk, el regional entre Ucrania y Rusia y el geopolítico que implica a Rusia y la OTAN-, el camino transcurrido ha contado con numerosos zigzags que nunca han conseguido encauzar la situación hacia algún tipo de resolución política. El paso a la vía diplomática puede producirse con una victoria lo suficientemente clara, ya sea militar o política, de una de las partes o ante el completo desgaste de ambas. Por el momento, aunque la fatiga es notable a ambos lados del frente y empieza a mostrar signos de aparecer también en los países que participan de forma indirecta, tanto Rusia como Ucrania se mantienen firmes en sus objetivos y pretenden seguir adelante con sus actuales planes.

La guerra entró militar y políticamente en las trincheras y ninguno de los momentos que se presentaban como el punto de inflexión decisivo lo han sido. No lo fue la intervención militar rusa hace ahora exactamente dos años, que no pudo cumplir aquello que afirmó Vladimir Putin, que recordó que “nosotros no empezamos la guerra” y añadió que “la vamos a terminar” y tampoco lo ha sido la creación de numerosas brigadas armadas y entrenadas para derrotar definitivamente a Rusia en la contraofensiva de Zaporozhie. Y aunque se encuentra en auge la idea del peligro de una victoria rusa en caso de que Ucrania no obtenga de forma rápida y masiva el armamento pesado occidental que requiere, nada indica que los actuales avances rusos en lugares como Avdeevka y, en menor medida, Rabotino vayan a suponer tampoco un cambio definitivo. Sin embargo, con Josep Borrell a la cabeza, las autoridades europeas y la parte del establishment político estadounidense que defiende la necesidad de seguir armando y financiando a Ucrania hasta la derrota final de la Federación Rusa, utilizan activamente la situación para marcar las líneas rojas y explotar el miedo como argumento para una mayor movilización de recursos.

“Estos dos años de guerra”, escribió ayer Mijailo Podolyak olvidando los casi ocho anteriores para explicar que “han probado que Ucrania tenía razón cuando se negó a rendirse en tres días, en siete días o rendirse en absoluto. Ahora sabemos, y podemos probárselo a otros con hechos, que tampoco tenemos razones para rendirnos en el futuro”. El asesor de la Oficina del Presidente explica entonces su definición de rendición: “rendirse significa realizar negociaciones según los términos de la Federación Rusa, porque a la Federación Rusa no le interesan las negociaciones sino solo la violencia”. En la visión infantil de quien prefiere hacer olvidar que en estos dos años ha reconocido que su país firmó un acuerdo de paz que nunca tuvo intención de cumplir, toda negociación que no se produzca según los términos de Ucrania constituye una rendición. Ese planteamiento no difiere en absoluto del movimiento “contra la capitulación” liderado por grupos de la derecha más extrema como Azov o lo más radical de la diáspora ucraniana en Norteamérica, dirigido precisamente contra la administración de Zelensky, el presidente de paz que olvidó las ideas de negociación y compromiso con las que llegó al poder.

Las intenciones de la Oficina del Presidente, prácticamente el Gobierno de facto de Ucrania en estos momentos, quedaron claras ayer con la entrevista digital realizada por el exsecretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, lobista de Ucrania y uno de los principales portavoces oficiosos del cardenal verde Andriy Ermak, mano derecha de Zelensky y posiblemente el hombre con más poder en el país. Además de insistir en que “es el momento de invitar a Ucrania a entrar en la OTAN”, Rasmussen utilizó las dos líneas de argumentación que, aunque contradictorias, están generalizándose estos días. El lobista admitió que “Ucrania se encuentra en una situación crítica” que calificó de “punto muerto utilizado como arma”, una forma de aceptar lo que Valery Zaluzhny ya admitió en noviembre, pero buscando siempre culpables claros. No se trata de que las circunstancias muestren que Ucrania no tiene la capacidad de derrotar a Rusia en el frente, algo que obligaría a buscar soluciones alternativas y quizá llevara a la denostada mesa de negociación, sino de presentar la realidad de tal manera que se convierta en el reclamo para mantener el statu quo. Al final, y pese a las evidencias que ha dejado la ofensiva de Zaporozhie, la Oficina del Presidente de Ucrania quiere hacer saber a la audiencia por medio de Rasmussen que “si los países occidentales entregan todas las armas que Ucrania necesita, podrán avanzar”.

Aunque esas palabras no prometen ya la victoria completa con la que soñaban hace no tanto tiempo radicales y no tan radicales en Ucrania, el planteamiento está claro: no hay plan B y la guerra sigue siendo la única vía posible de resolución del conflicto. Para ello, los países occidentales deberían, como ayer afirmó Oleksiy Danilov, presidente del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa, actuar como Dinamarca, que el pasado fin de semana anunció el envío de toda la artillería disponible en el país. Copenhague añadió ayer que todo marcha según lo previsto, por lo que, en verano, entregará a Ucrania los deseados F-16 que prometió. El ejemplo de Dinamarca es el que Kiev y algunos de sus aliados, como Josep Borrell, desea imponer. Esa es la actitud buscada, aunque no de países de tamaño medio y escasa potencia militar, sino de aquellos como Alemania, de la que siempre se espera más. Ayer, a iniciativa de la oposición, aún más beligerante que el Gobierno en el que participa uno de los partidos más radicalmente proucranianos de Europa, los Verdes, el Bundestag aprobó la exigencia al ejecutivo de enviar armas de largo alcance a Ucrania. El legislativo alemán rechazó, eso sí, utilizar el nombre de Taurus, los misiles de crucero alemanes que Kiev llega meses exigiendo y que no han sido entregados ante las reticencias de Olaf Scholz. Por ahora, la idea de enviar a Ucrania misiles alemanes que, sin duda, serían utilizados contra Rusia, ya fuera en Crimea o en su territorio continental, sigue causando rechazo, quizá por las implicaciones históricas a las que recuerda.

Ucrania se encuentra instalada en un todo por las armas en el que utiliza, a la vez, sus grandes éxitos y los enormes riesgos. Eso sí, la admisión de derrotas no puede venir de las autoridades oficiales, sino que queda para agentes de influencia en nómina de la Oficina del Presidente, pero jamás para el Gobierno, instalado en un halo de victoria cada vez menos convincente. “No perder no es suficiente”, titula en The Guardian Timothy Garton Ash, que en estos dos años ha destacado como uno de los comentaristas que con más ahínco han defendido un planteamiento de guerra total. En el artículo recoge las palabras de Zelensky en las que afirma que “en estos dos años, hemos recuperado parte de la región de Járkov. Ahora estamos en esta región…y hemos desbloqueado el mar Negro. Vuelve a haber rutas de grano y hemos destruido muchos de los barcos de la flota rusa”. Deliberadamente olvidando los avances rusos en Donbass en 2023 y la necesidad actual de Ucrania de cavar trincheras en primeras y segundas líneas constatada ya la debilidad y fatiga de sus tropas, el líder ucraniano limita los resultados rusos al reciente avance de Avdeevka. “Eso es lo que hemos hecho en dos años”, insiste evitando también recordar todo el territorio perdido en el sur y la incapacidad de Ucrania de avanzar sobre Crimea tal y como esperaba. “¿Qué han podido hacer ellos? Solo este único sitio. ¿Y para qué?”, sentenció Zelensky. No es la primera ocasión en la que Zelensky olvida otros progresos rusos, como el de Artyomovsk, que Ucrania ni siquiera se molestó en admitir, o la victoria que ha supuesto que las tropas de Kiev pudieran alcanzar con su tan anunciada contraofensiva llegar únicamente al lugar que sus socios esperaban ver capturado en la primera jornada.

Hasta ahora, el discurso ucraniano, que no siempre ha coincidido con la realidad y que en ocasiones se ha basado en presentar los deseos como hechos, ha sido suficiente para mantener la protección de sus socios, el interés de los países que han de suministrar asistencia militar y económica y el favor de la prensa internacional. Pero la guerra se alarga, los prometidos puntos de inflexión resultan no serlo sino movimientos de un péndulo que no se detiene e incluso los medios, hasta ahora dispuestos a creer al detalle el discurso ucraniano se desmarcan ligeramente. Frente a la insistencia ucraniana en que el único problema es la falta de armas, tres artículos de grandes medios –AFP, AP y The New York Times– escriben esta semana sobre las enormes dificultades de Ucrania para mantener sus filas y prevén un reto aún mayor a medida que la guerra se prolonga y su final no parece a la vista. Ante las dificultades y la necesidad de demostrar su capacidad y potencia, Ucrania ha reaccionado al revés que ha supuesto la pérdida de Avdeevka y de sus escasas posiciones en la margen izquierda del Dniéper -una misión suicida según The New York Times– recordando a Rusia y también a sus socios su potencia. Pese a que la escasez de armas es el argumento principal para justificar las derrotas, Ucrania ha hecho gala de munición a lo largo de esta semana: sendos ataques con Himars ucranianos costaron la vida a docenas de soldados rusos en lugares de entrenamiento en Jersón y en Donetsk. Y a modo demostrativo de que la pérdida de Avdeevka no va a suponer una reducción de los bombardeos de la capital de la RPD, los ataques contra la ciudad no solo no se han reducido sino que aumentan notablemente. El punto muerto de la guerra no se dirige a una reducción de la actividad, sino todo lo contrario.

Comentarios

Aún no hay comentarios.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Reportes del frente archivados.

Registro

febrero 2024
L M X J V S D
 1234
567891011
12131415161718
19202122232425
26272829  
Follow SLAVYANGRAD.es on WordPress.com

Ingresa tu correo electrónico para seguir este Blog y recibir notificaciones de nuevas noticias.

Únete a otros 47K suscriptores

Estadísticas del Blog

  • 2.225.903 hits