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El futuro de Wagner

Aún por confirmar por medio de análisis de ADN la identidad de los diez fallecidos en el ataque contra Wagner, se han improvisado homenajes en diferentes lugares de Rusia, no solo ante la sede de la empresa en San Petersburgo, tanto a Evgeny Prigozhin como a Dmitry Utkin, las dos personas de más alto perfil que se cree que murieron el pasado miércoles. Más de un día después de los hechos, Vladimir Putin se pronunció por fin sobre lo ocurrido. La noche del suceso, el presidente ruso mantuvo inalterada su agenda y entregó los títulos de Héroe de Rusia al personal del tanque Alyosha, que hace unas semanas derrotó a una columna blindada ucraniana. Ese episodio es un ejemplo de todo lo que Moscú quiere mostrar en esta guerra: trabajo en equipo, actuación multidisciplinar en colaboración con los drones de vigilancia y reconocimiento y victoria del armamento ruso frente al occidental. El momento, en el que el presidente ruso buscaba explotar la hazaña para alentar al país y a las tropas, quedó deslucido por lo que, a falta de confirmación oficial, fue el asesinato de diez personas.

En su breve referencia a los hechos, Vladimir Putin se refirió el jueves a Evgeny Prigozhin como una persona con un “destino complejo” y un hombre con talento para los negocios. El presidente ruso confirmó conocer al dueño de Wagner desde hace décadas, cuando Prigozhin se abría paso en los negocios en los años del capitalismo salvaje en los que solo unos pocos lograron beneficiarse del caos absoluto de la desregulación y liberalización de los precios. Prigozhin fue uno de ellos y logró pasar de contar con un puesto de comida rápida a instalarse entre la élite de la ciudad en el sector de la hostelería de alto nivel. En aquellos años, de la mano de Anatoly Sobchak, su mentor político, Vladimir Putin trataba, entre otros aspectos, la cuestión de las licencias empresariales en el ayuntamiento de San Petersburgo. Es de ahí de donde la prensa entiende que parte una amistad cercana que nunca pareció serlo tanto. Frente a la idea de que Prigozhin formaba parte del círculo cercano de Vladimir Putin, en realidad mucho más reducido de lo que los medios de comunicación quieren dar a entender, el chef ejercía realmente como uno de los muchos intermediarios entre diferentes grupos de poder.

La creación de Wagner responde a esa necesidad de suministro de ciertos servicios tanto al Estado como a empresas y figuras de alto nivel. En su breve comentario sobre la muerte de Prigozhin, que el presidente ruso dio por hecha al ofrecer sus condolencias a la familia, Vladimir Putin mencionó los éxitos personales del dueño de Wagner, pero también su disponibilidad para aceptar tareas para lograr los objetivos del Estado ruso. Entre esas tareas comunes está la formación de una estructura privada -o quizá habría que calificar de parapública- para cubrir aquellos espacios a los que no podían llegar las estructuras del Estado. Fue así como las tropas de Wagner llegaron a Siria, cuando las grandes empresas rusas rechazaban colaborar con las autoridades sirias por temor a ser sancionadas por Estados Unidos. Wagner compensó también las carencias de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk durante la fase más caliente de la guerra de Donbass en 2014-2015.

Más allá de la cuestión de la autoría del asesinato, que difícilmente puede descifrarse desde el exterior en estos momentos, la principal cuestión es ahora la del futuro de Wagner. Según la lista de pasajeros, a la desaparición de Prigozhin hay que añadir la de Dmitry Utkin, considerado parte integral de la estructura puramente militar de Wagner, uno de los fundadores de la empresa y posiblemente el cerebro detrás de la operación militar del 24 de junio. En la lista se encontraba también Valery Chekalov, considerado mano derecha de Prigozhin en el ámbito empresarial, incluido también en las sanciones estadounidenses en julio de 2023 por su papel en el intento de “suministrar munición a la Federación Rusa”. Pese a que desde Wagner se ha asegurado que existían planes de contingencia en caso de desaparición de su líder, la muerte de Prigozhin pone en cuestión el futuro de la empresa como estructura independiente. Aunque ha sorprendido que, pese a las amenazas de muerte que Prigozhin decía recibir, los dos líderes de Wagner viajaran en el mismo avión, es prematuro calificar de descabezada la cúpula de la empresa. Esa ha sido la primera reacción de los mismos medios que quisieron ver el inicio de la guerra civil en Rusia desde el momento en el que las columnas de Wagner partieron de Rostov en dirección a Moscú.

Como recordaba John Lechner, experto en República Centroafricana y gran conocedor de la estructura y situación general de Wagner, la empresa sigue contando con comandantes de gran competencia. Más allá de los tres nombres más conocidos, en la lista de pasajeros del avión derribado no figura, por ejemplo, Andrei Troshev, Sedoy, veterano de Afganistán y persona que había señalado Vladimir Putin como posible comandante de ese ejército en caso de haberse integrado en las estructuras oficiales del Ministerio de Defensa. Esa opción desapareció el 24 de junio de 2023 con el fallido motín, que marcó un punto de inflexión tanto para Prigozhin como para su estructura paramilitar. Tampoco se encontraba en el avión otro de los comandantes destacados por Lechner, Alexander Kuznetsov, Ratibor, fotografiado con Utkin y Troshev junto a Vladimir Putin en una entrega de premios celebrada en el Kremlin.

En las semanas transcurridas entre la intentona golpista -que no apuntaba contra Vladimir Putin sino contra Sergey Shoigu y Valery Gerasimov-, Prigozhin fue capaz de mantener sus relaciones comerciales, recuperar sus activos y propiedades y consolidar su presencia exterior. El Ministerio de Defensa aspira a ser capaz de sustituir a las tropas de Wagner en sus compromisos en países como República Centroafricana o Malí, aunque sus posibilidades de lograrlo a corto o medio plazo son limitadas. La empresa militar privada Redut, en realidad una estructura más amplia con clara vinculación al Ministerio, por lo tanto no necesariamente una empresa sino una estructura paralela, es la elegida para ello. No obstante, por el momento, su éxito es limitado y se encuentra únicamente en una fase inicial de organización de lo que deberá ser en el futuro.

Con talento para los negocios, Prigozhin ha creado en los países en los que sus empresas operan -no solo Wagner- una serie de redes y lazos de confianza que no son fáciles de sustituir con rapidez. Y aunque Prigozhin se destacaba por su constante seguimiento del trabajo diario de sus comandantes y empleados en territorio nacional e internacional, el funcionamiento de esas misiones en el exterior no depende de la persona que dirija la empresa. El futuro de Wagner dependerá de su capacidad de mantener su estructura empresarial, única vía para garantizar que perdure su base militar.

La permanencia de las tropas depende también de las personas que sustituyan a Dmitry Utkin como reclamo militar. Los rumores, más rápidos que las noticias en este tipo de situaciones, apuntan a Troshev, aunque se trata de una figura que ha sido cuestionada, si no difamada, desde entornos cercanos a Wagner después de que Vladimir Putin mencionara su nombre como posible comandante de un Wagner integrado como unidad dentro de las estructuras del Ministerio de Defensa.

En cualquier caso, parece evidente que, ante la ausencia de Prigozhin, la capacidad de reclutamiento de Wagner quedará minada. Sin su figura principal, desaparecen también las manifestaciones como la realizada esta misma semana, en la que el dueño de la empresa llamaba, desde un país africano -posiblemente Mali- a expandir su presencia en el continente. Complicada ya por el desgaste que la guerra de Ucrania ha supuesto para el ejército de Prigozhin, todo intento de expansión queda actualmente anulado, aunque no así la aspiración de Rusia a mantener la presencia exterior actual.

Como ha insistido nuevamente el Gobierno de la República Centroafricana, país en el que la presencia de Wagner es más importante, el contrato de colaboración militar no vincula directamente a la empresa de Prigozhin y al país, sino que se trata de un acuerdo con el Estado ruso. Wagner opera en el país como fuerza enviada por el Estado y bajo un acuerdo entre los dos gobiernos, por lo que cualquier retirada de soldados tendría que ser compensada por el Kremlin para cumplir el contrato. Los contratos exteriores de Rusia y de Wagner se producen en países con escasas alternativas en la búsqueda de aliados en el campo de la seguridad. Es el caso de la República Centroafricana, donde Rusia obtuvo una exención del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para infringir el embargo de armas, y también el de Malí. Expulsadas del país las tropas francesas y con un Gobierno militar enfrentado a gran parte de los demás países de la zona, Malí no puede permitirse perder a sus aliados rusos, todos ellos actualmente soldados de Wagner. Aún más importante es la presencia rusa en República Centroafricana, donde supone una elemento clave del esfuerzo del presidente Touadéra de fortalecer al ejército, recuperar territorio y reducir la inestabilidad del país.

Pese a que la mayor necesidad de tropas y de reclutamiento se encuentra ahora en Ucrania, la presencia exterior, hasta ahora realizada a través de Wagner, es del interés del Kremlin, que busca proyectar una capacidad de seguridad que rivalice o que mejore los servicios prestados hasta ahora por Francia o Estados Unidos. Por ese motivo, el trabajo de Wagner en África no corrió peligro incluso a pesar del motín del 24 de junio. La desaparición de Prigozhin cierra la puerta a cualquier expansión a la que aspirara el dueño de Wagner, pero no supone necesariamente la pérdida de presencia en los países en los que se había integrado en las estructuras de seguridad. Queda también en cuestión la presencia de Wagner en Bielorrusia, gestada por medio del acuerdo cerrado el 24 de junio para desescalar el conflicto entre Prigozhin y las estructuras de seguridad de la Federación Rusa. Por el momento, y pese a los rumores de que la base de los alrededores de Minsk está siendo desmantelada, Alexander Lukashenko ha declarado que Bielorrusia cuenta con las tropas de Wagner, a las que se comprometió a acoger.

Las dudas sobre qué espera en los próximos meses a Wagner no se deben a la capacidad de la empresa de mantener la lealtad de sus soldados sino a la permanencia de una estructura empresarial estable que lo haga posible. Hasta ahora, Wagner había basado su capacidad de reclutamiento y estabilidad de su ejército en la lealtad de los soldados a la figura de Evgeny Prigozhin, algo que tendrá que recomponer a partir de ahora si aspira a consolidarse.

Hasta ahora, la razón de ser de Wagner no ha sido únicamente el aspecto empresarial y el enriquecimiento sino su disponibilidad para cubrir las necesidades de los grupos de poder de Rusia, entre ellos el Gobierno. Con la muerte de Prigozhin aún por confirmar y la sucesión por determinar, es pronto para especular sobre si Wagner será capaz de lograr disponer de una estructura lo suficientemente estable para mantenerse como pieza indispensable para la presencia exterior de Rusia a largo plazo. La realidad de la coyuntura internacional y las necesidades del Estado ruso hacen que su uso sea prácticamente indispensable para el Kremlin a corto plazo.

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