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Donbass, DPR, Ejército Ucraniano, LPR, Ucrania

Lugansk

Protagonistas de la rebelión de Donbass que en el verano de 2014 derivó en los referendos de soberanía, la proclamación de las Repúblicas Populares y el inicio de un conflicto bélico que nunca llegó a terminar, Donetsk y Lugansk han seguido caminos paralelos aunque con matices diferentes. Frente a una RPD en la que desde el inicio se gestó un grupo de personas dispuestas a organizar una estructura política paralela a las autoridades ucranianas, el inicio de las protestas en Lugansk fue mucho más convulso. Como detalla Anna Matveeva en su libro “Through times of trouble. Conflict in South Eastern Ukraine”, la ausencia de figuras dispuestas a liderar políticamente las protestas fue completa. La toma del edificio del SBU en la capital del antiguo oblast garantizaba la posesión de un arsenal de armas. Sin embargo, aún indecisos sobre la dirección en la que guiar las protestas, aquellas personas que habían liderado el asalto se vieron presionadas por la propia población para continuar adelante. Matveeva cita al que sería el primer líder de la RPL, Igor Bolotov, explicando que fue la población de Lugansk allí congregada la que obligó al grupo a seguir adelante.

A partir de ahí, con un inicio más sólido aunque también más propenso a las primeras divisiones internas, tras una primera proclamación en la que no muchos creían, las dos emergentes Repúblicas Populares trataron de organizar una serie de grupos armados con los que defenderse del inminente asalto ucraniano. Fue entonces cuando personas como Alexey Mozgovoy o Alexander Jodakovsky comenzaron a organizar los grupos con los que se harían conocidos: las brigadas Prizrak y Vostok. La aparición en Slavyansk del grupo armado liderado por Igor Girkin, Strelkov, desvió toda la atención a la región de Donetsk. Desde entonces, el protagonismo ha recaído siempre fundamentalmente en el desarrollo de los acontecimientos en la región de Donetsk, con Lugansk como un escenario secundario al que apenas se ha prestado atención.

En términos militares, los meses de fase activa de la guerra de Donbass se produjeron en paralelo. Las diferentes localidades organizaron sus guarniciones, no siempre bien comunicadas con el centro en Lugansk y desde el inicio con dificultades de coordinación. La caída de Slavyansk supuso un efecto dominó que afectó de la misma forma a las dos capitales de Donbass, que vieron acercarse peligrosamente la línea del frente. Más cercana a la frontera rusa que Donetsk, Lugansk vivió el 2 de junio de 2014 un bombardeo aéreo por parte de la aviación ucraniana que causó la muerte a una docena de personas en una de las plazas principales de la ciudad. Aunque quizá se tratara de un fallo en el objetivo y las tropas ucranianas quisieran alcanzar a las milicias de la RPL que luchaban entonces por el control de los puestos de frontera con la Federación Rusa, un proyectil perfectamente visible en las grabaciones de aquel día impactó en un edificio civil causando imágenes dramáticas. Mientras Ucrania comenzaba rápidamente a extender teorías de la conspiración -la explosión de un aparato de aire acondicionado o el fallo de un misil tierra aire de las tropas rusas-, una mujer se desangraba en plena calle, con las dos piernas amputadas, pidiendo ayuda. Kiev nunca admitió el ataque. Petro Poroshenko había sido elegido presidente de Ucrania apenas cinco días antes y era ya evidente que se había cruzado una línea roja en un camino que solo podía llevar a la guerra abierta.

Como en Donetsk, las luchas internas comenzaron rápidamente y el primer líder de la RPL fue sustituido por Igor Plotnitsky, que lideraría la República siempre cuestionado, mofado y en ocasiones odiado. Bolotov, que nunca se recuperó físicamente de lo ocurrido en la guerra, murió años después de un infarto. Y Plotnitsky, a quien se acusó directamente de haber ordenado los asesinatos de varios comandantes incómodos como Alexander Bednov, Batman, o Alexey Mozgovoy, fue apartado finalmente en un golpe de palacio que llevó al poder a Leonid Pasechnik, que finalmente sería el encargado de firmar, junto a Denis Pushilin y Vladimir Putin, los documentos en los que la Federación Rusa ratificaba el reconocimiento de las Repúblicas Populares el 22 de febrero de 2022.

Foco de la prensa solo para resaltar la difícil situación de la población, los casos de corrupción o para compararlo con países africanos -la actitud de Ucrania y una parte importante de la población hacia las Repúblicas Populares siempre ha incluido dosis de racismo y supremacismo-, el desinterés por Lugansk en estos años ha sido notable, e incluso en la prensa rusa, los reportajes sobre la más pobre de las dos Repúblicas Populares han sido escasos. Durante el invierno de 2014-2015, con el interés mediático en el aeropuerto de Donetsk y la batalla por Debaltsevo, la situación en la RPL fue crítica y en algunas zonas aisladas, prácticamente sitiadas por Ucrania e inaccesibles para los voluntarios que transportaban ayuda humanitaria, se llegaron a registrar casos de muertes a causa del hambre. Y frente a Donetsk, mucho más desarrollada, Lugansk siempre quedó atrás. En estos años de guerra de baja intensidad, bloqueo económico y dependencia económica de Rusia, los problemas con el intento de mantener la producción industrial, clave en lugares como Alchevsk, ha supuesto una pérdida de población perceptible en las calles. Frente a la animada Donetsk, donde los parques se llenaban de familias, las calles parecían haber vuelto a la vida civil y una parte de los comercios trabajaban intentando mantener la normalidad, Lugansk contrastaba como una ciudad más oscura y vacía donde los restos de los bombardeos eran perceptibles en zonas cercanas a los lugares más céntricos.

El inicio de la intervención militar rusa ha cambiado la realidad en las Repúblicas Populares. Más pobre y menos estratégica, Lugansk siempre estuvo peor defendida por Ucrania. Más allá de los lugares más importantes, fundamentalmente Stanitsa Luganskaya y Schastie, capturados en las primeras horas de la operación militar especial sin resistencia, gran parte de Lugansk carecía de fortificaciones similares a las de las ciudades de la región de Donetsk. El avance ruso en el norte de Lugansk contrastó con las dificultades para avanzar en cualquier dirección en la región de Donetsk. Rusia solo chocó de frente con resistencia ucraniana en las dos grandes ciudades, Lisichansk y Severodonetsk, en 2014 defendidas por Alexey Mozgovoy y perdidas con una retirada a tiempo cuando no había forma de defenderlas en aquel verano. Aunque la ruptura del frente de Járkov volvió a llevar la línea del frente a la RPL, en julio de 2023, las tropas rusas controlaban todo el antiguo oblast de Lugansk.

La posición geográfica de la región, pegada a la frontera rusa, y el retroceso del frente han supuesto un cambio cualitativo en ciudades como Lugansk. Prácticamente desolada en cuanto caía el sol en los años de guerra en Donbass, Lugansk se convirtió, de repente, en una ciudad más segura que Donetsk, diariamente amenazada por los indiscriminados bombardeos ucranianos. Contrastando también con la situación vivida en el verano de 2014, cuando la población tuvo que sobrevivir sin suministro de agua corriente, Lugansk tampoco ha sufrido los problemas de cortes de agua que se viven en Donetsk y que han obligado a Rusia a construir una tubería para transportar agua del río Don.

Menos importante para Kiev que Donetsk, Ucrania ni siquiera se había molestado en bombardear Lugansk. La mayor seguridad había permitido a Rusia ubicar ahí en lugar de en la RPD a algunas de sus estructuras de importancia logística para toda la agrupación del frente de Donbass. Sin embargo, y casualmente coincidiendo con el anuncio de la llegada a Ucrania de los nuevos misiles de largo alcance enviados por el Reino Unido, las cosas han cambiado en los últimos días. Ucrania, que usó por primera vez sus HIMARS contra Perevalsk, también en la RPL, podría haber utilizado por primera vez sus Storm Shadow contra la ciudad de Lugansk, donde el fin de semana destruyó dos edificios industriales. La lejanía de sus posiciones a la ciudad de Lugansk hace imposible el uso de la artillería de 155 milímetros, que Ucrania utiliza diariamente contra Donetsk, pero los bombardeos selectivos han continuado a lo largo de estos días. Han comenzado también los ataques con bomba. Una persona murió y siete resultaron heridas en un ataque aparentemente contra el ministro del Interior de la RPL, Igor Kornet.

Es previsible que tanto los bombardeos como los ataques en la ciudad aumenten a medida que se aproxima la contraofensiva ucraniana. Al igual que en otras zonas del frente, el objetivo es doble: destruir polvorines y depósitos militares rusos para minar la capacidad de combate complicando la logística y atemorizar a la población. Al igual que ocurre en el caso de Donetsk, Ucrania busca aumentar la incertidumbre de la población, consciente de que no hay lugares completamente seguros, y crear dudas sobre la capacidad de Rusia de defender las ciudades. La sombra de los misiles británicos, los precedentes de la actuación de Ucrania en los ataques a la retaguardia y la falta de preocupación de Kiev por la población civil que pueda resultar herida presagian un empeoramiento de la situación en ciudades que, como Lugansk, se encuentran tan alejadas del frente que durante meses se habían considerado seguras.

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