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Armas, Ejército Ucraniano, OTAN, Rusia, Ucrania

Miembro autoproclamado

La semana pasada, Jens Stoltenberg realizó su primera visita a Kiev desde el inicio de la intervención rusa. El secretario general de la OTAN quiso mostrar su apoyo a Ucrania, prometiendo la continuación de la asistencia militar mientras sea necesario. Pero frente a las expectativas de Ucrania, Stoltenberg volvió a rechazar realizar promesas concretas sobre el acceso de Ucrania a la Alianza. Sin embargo, esa idea de esperar a hablar de la cuestión “cuando Ucrania gane la guerra” no es suficiente para Kiev, para quien su actuación en la guerra es el principal argumento para la entrada en una alianza de la que ya se ha proclamado unilateralmente miembro.

Artículo Original: Alexander Grishin / Komsomolskaya Pravda

Mientras se celebra en la base militar estadounidense de Ramstein en Alemania una reunión del consejo asesor de ministros de la OTAN para tratar la cuestión de la asistencia a Ucrania y mientras Zelensky exige garantías concretas de entrada a la alianza y los países miembros repiten fórmulas aparentemente favorables pero en realidad vacías de significado, resulta que Ucrania ya se ha convertido en miembro de la OTAN. Y los hombres y mujeres, que también hay ministras, sentados a la mesa de la base de Ramstein no se habían enterado.

El acceso de Ucrania a la OTAN, circunvalando todos los procesos burocráticos y el orden establecido, no ha sido anunciado por un mediocre politólogo o un autoproclamado experto militar sin preparación, ni tampoco por algún bloguero de moda, sino por uno de los asesores de la Oficina del Presidente, Andriy Lyajovich (uno tiene que asumir que es otra variante de Arestovich o Podoliak). Lo hizo en una aparición en directo en el canal de televisión NTA de Lviv.

“Llevamos en la OTAN durante más de un año. Nuestro lugar en la OTAN también se debe a que estamos luchando con armas de la OTAN y que ya hemos entrenado a especialistas que posiblemente puedan usarlas en condiciones reales de combate mejor que los especialistas de la OTAN. Tenemos mucha práctica, podemos incluso enseñarles”, anunció para explicar por qué Ucrania ya se ha convertido en algo más que “miembro de la OTAN”.

Por otra parte, acierta cuando dice que las Fuerzas Armadas de Ucrania están actualmente participando en operaciones de combate fundamentalmente con armas de la OTAN, especialmente en lo que respecta a armas de alta precisión, ya que prácticamente todas las armas de este tipo de las que disponía fueron destruidas por las tropas rusas. Pero sobre la maestría al utilizar esa tecnología occidental y la capacidad de usarla, la OTAN podría decir lo contrario, ya que los soldados ucranianos, sin necesidad de usar ni un cañón ni un proyectil, fueron capaces de demoler la torre de un Leopard con otro Leopard [según las imágenes que se han conocido estos días de la instrucción de tanquistas ucranianos en el uso de los tanques alemanes].

“Nuestro lugar está en la OTAN, nuestro lugar es ser la verdadera barrera que sigue en pie desde 2014 para proteger las bases democráticas en nuestras fronteras. El secretario general [de la OTAN] ha venido a darnos esperanza. Así que nos unamos o no, creemos que ya estamos dentro y que estamos luchando y ganando según los estándares de la OTAN”, concluyó Liajovich. La sorpresa no es tanto cómo este cómplice del líder ucraniano ha visto la victoria de Ucrania, sino el extraño talento de Zelensky y Ermak en la selección de personal de escasa inteligencia para su equipo. Porque solo alguien de escaso intelecto puede limitar ser miembro de la OTAN a la capacidad de utilizar cañones y sistemas lanzamisiles estadounidenses (por cierto, según algunas malas lenguas, las tropas ucranianas ni siquiera tienen autorización para controlar los HIMARS), blindados franceses, artillería autopropulsada alemana o tanques ingleses.

La entrada en la OTAN, como en cualquier alianza político-militar, significa, ante todo, no la habilidad de disparar con precisión y correr rápido, sino participar en las estructuras más complejas, la capacidad de calcular y negociar y de realizar enormes cantidades de trabajo diplomático. Eso, por supuesto, en condiciones de participación perfecta en una estructura perfecta, algo que no tiene nada que ver con la actual realidad. Además, la OTAN es también una herramienta para “superar crisis”, que en el caso de Ucrania, si es que se une a la Alianza, será claramente una fuente de abundantes conflictos.

Todo esto le queda muy lejos al asesor del presidente de Ucrania. Pero mientras los ministros de los países de la OTAN que aún no han perdido completamente la cabeza se sientan a la mesa de la base militar de Ramstein, hay idiotas en Kiev que ya han hecho a Ucrania miembro de la Alianza. Puede que las últimas declaraciones hagan enfriar la cabeza a los miembros de la OTAN en relación con Kiev, mostrando que Ucrania realmente va a unirse o puede que, como dice el presidente francés, ese cerebro ya esté muerto.

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