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Batallón Azov, Donbass, DPR, Extrema Derecha, LPR, Ucrania

Victoria, Destrucción, Religión

Como señala Oleksii Rains, nombre de guerra Cónsul, en la actualidad las unidades asociadas al movimiento Azov se vinculan a diferentes estructuras del Estado de Ucrania. Por lo tanto, al pensar en Azov no debería hablarse “de una estructura centralizada, sino de una comunidad orgánica de soldados unidos por principios comunes”. Una “comunidad orgánica” que, quizás con mayor precisión, también podría definirse como “comunidad marcial”, tal y como señala el propio Rains.

Según este ideólogo del moderno Azov, en estos momentos no sólo hay miles, sino decenas de miles de soldados que se adhieren a los principios del movimiento, motivados por los objetivos de victoria en la guerra y de destrucción de Rusia. De forma que, en una llamativa inversión de la percibida voluntad genocida ajena como mecanismo de legitimación de la propia voluntad destructora, Rains sostenga que esos soldados “no van a parar hasta que Rusia sea neutralizada y destruida como una peligrosa organización terrorista responsable del genocidio de los ucranianos”. “Los nacionalistas no escatimarán ni su tiempo ni sus bienes, y si es necesario, sus vidas, para la realización de esta tarea primordial”.

En Azov, como en otras unidades militares ideologizadas de las fuerzas armadas de Ucrania, el principio de destrucción viene siempre asociado a la intención de revancha. La reafirmación de esta revancha es, de hecho, el elemento central del “misterio sagrado en memoria de aquellos héroes que dieron su vida en defensa de Ucrania” que supone la congregación de Azov en su Día de los Muertos. En el día del “solsticio de invierno, a la luz de las antorchas encendidas en la noche y bajo las banderas con el símbolo azovita de la «Idea de la Nación», los miembros de este movimiento político-militar juraron de nuevo en diciembre de 2022 “tomar revancha de los rusos por cada uno” de sus héroes caídos.

El rito o misterio sagrado nacionalista del Día de los Muertos, en el que los miembros del regimiento recitan a coro la Oración del nacionalista ucraniano, carecería realmente de sentido para Azov sin esa reivindicación de la revancha eterna por cada uno de los soldados caídos. Aquellos que “clavaron sus espadas en el suelo” antes de subirse al drakar de “los antiguos europeos” para dirigirse “al más allá, a Valhalla o a Vyria”. Al paraíso de los nuevos combatientes de Azov.

Según Rains, no se trataría de un ritual pagano, sino -más en línea con el paneuropeísmo de la ultraderecha ucraniana (que pretende situarse en esencial oposición al barbarismo oriental) de un acto cuyo carácter “corresponde a los misterios europeos del pasado, incluidos los eventos conmemorativos cosacos y eslavos”.

Plegarias nacionalistas, ritos litúrgicos y declaraciones de odio al mundo ruso como suprema encarnación del mal. Todo ello conforma la base de una nueva religión marcial cuya práctica avanza rápidamente por todos los estamentos del Estado de Ucrania.

Un ejemplo de ello es la extensión de la tradición de recitar la Oración del nacionalista ucraniano, escrita por el militante de la OUN, Osyp Mashchak, en el periodo de eclosión de los nacionalismos nazi-fascistas. Adoptada por los combatientes de la UPA en el periodo de la Segunda Guerra Mundial, y luego obligatoria en todos los actos de la OUN, la práctica ritual del rezo nacionalista fue recuperada a principios de este siglo por los Patriotas de Ucrania de Andriy Biletsky. La oración se leía de frente a la formación, arrodillada; y, así, ante todos los testigos presentes, los miembros del grupo juraban “luchar por la Idea de Nación hasta la última gota de sangre”.

La tradición fue adoptada por muchos de los batallones punitivos durante la guerra ucraniana contra el Donbass a partir de 2014, por supuesto en el caso de Azov, con manifiesta pretensión de enlazar con la acción combatiente de la UPA y las referencias ideológicas de los Patriotas de Ucrania. Según Rains, “como no todos los reclutas [de Azov] se sabían la Oración de memoria, por iniciativa del ideólogo de la unidad, Mykola Kravchenko, Kruk, se estableció recitarla de forma conjunta durante las formaciones”.

Dada la evolución nacionalista del Estado de Ucrania, a nadie sorprenderá comprobar que la nueva práctica ritual se haya extendido durante la guerra actual al conjunto de las fuerzas armadas ucranianas. En 2017, se presentó la «Marcha del Ejército de Ucrania», pronto convertida en el himno oficial de las Fuerzas Armadas de Ucrania. Según Rains, sus autores colocaron frases de la Oración del nacionalista ucraniano entre la segunda y la tercera estrofa, tomando como referencia la versión en audio de su interpretación por parte de Azov. Cónsul señala que, en la actualidad, la Oración es conocida y respetada en decenas de unidades de combate del ejército ucraniano: en la Guardia Nacional y el GUR, el SSO y las Fuerzas Terrestres, en la Defensa Nacional, la Policía Nacional e incluso el SBU.

En 2014, cuando los Hombres de Negro, los futuros Azov, iniciaron su desplazamiento hacia el frente oriental ucraniano, los voluntarios a punto de partir recitaron solemnemente la oración nacionalista, jurando lealtad a Ucrania. Y, como señala Rains, “enfatizaron que los eventos en el Este para ellos no eran «ATO» [una mera operación antiterrorista], sino la guerra ruso-ucraniana, una guerra por la supervivencia de los ucranianos como nación”.

Pero Rains se engaña, o nos engaña, respecto a este último punto. Nadie puso jamás en peligro la supervivencia de los ucranianos como nación antes de 2022. Al contrario, desde 2014, como también después de 2022, los fanáticos de la nueva religión nacionalista nunca lucharon por esa supervivencia, sino por un objetivo bien diferente: la eliminación de la existencia, tanto política como étnica y cultural, de los restos del llamado mundo ruso en Ucrania.

Quienes aún se sorprenden de la anuencia ucraniana con la total, o casi total, destrucción de ciudades como Mariupol, Severodonetsk o Artyomovsk no entienden bien un hecho determinante: si deben dejar de ser ucranianas, la supervivencia de esas ciudades deja de tener todo sentido.

La guerra seguirá según lo señalado en el decálogo del nacionalista ucraniano. Como dice Rains: “si hacemos algo que causa odio y temor animal en los rusos, estamos haciendo lo correcto!”. A lo que responderán a coro Así Sea todos los partidarios de la Gran Ucrania.

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