Después de Járkov

Consumado ya el descalabro que ha sido para las tropas rusas el frente de la región de Járkov y en línea con la excusa de la “reagrupación” presentada por el Ministerio de Defensa el pasado sábado la Federación Rusa se retiró de los territorios al norte de Járkov. Su presencia allí sin posibilidad de avanzar sobre la ciudad y sin el control sobre Izrium y Kupiansk, zonas estratégicas de la región, simplemente no tenía más sentido que proteger la frontera de posibles ataques ucranianos contra territorio ruso. En este punto, la falta de tropas y las dificultades generales han hecho más factible la retirada preventiva que la derrota en la batalla.

Igualmente inevitable fue la retirada de Izium, que ante el colapso de las defensas en Balakleya y Kupiansk -donde se alega la dificultad del río Oskol, lo que hace dudar también de la capacidad rusa de defender Jerson, en una situación parecida y con un río mucho más importante a sus espaldas- condenaba a la ciudad a un destino similar al sufrido por Slavyansk en julio de 2014. Rusia, que no supo ver el ataque que venía ni evitar que Ucrania hiciera colapsar la línea de defensa sin siquiera un gran esfuerzo, no tenía más opción que retroceder.

Así se explicaba ayer Alexander Kots la situación desde la parte rusa, destacando el aspecto de lucha contra la OTAN y el elevado número de bajas ucranianas, dos aspectos que, además de ser cuestionables, tratan de cubrir una derrota que, en realidad, se debe a una mejor táctica, no a mejor armamento:

“Retiré la bandera de Rusia y la de la Victoria de la pared de mi centro médico, me la puse en el pecho y salí de allí con ellas en el corazón”, me dijo Anatoly, un mayor de los servicios médicos que conozco. Centro médico es algo excesivo. Es una casa en el destruido pueblo de Malaya Kamishevaja, al sur de Izium, que contaba con una camilla en medio de la habitación bajo un techo desconchado. Ahí, Anatoly proporcionaba servicio médico a nuestros heridos, que mantenían posiciones allí y que estaban siendo bombardeadas sin cesar por la artillería. Las posiciones que las tropas rusas tuvieron que abandonar el fin de semana.  

La semana pasada, el enemigo lanzó una ofensiva en la región de Járkov e irrumpió en la zona de Balakleya. Al contrario que la infructuosa ofensiva en la región de Jerson, aquí Kiev utilizó para la batalla tropas recién entrenadas por instructores de la OTAN utilizando la táctica de las columnas volantes. Permitió al enemigo, sin necesidad de entrar en batalla de los nudos defensivos de ciudades y pueblos, evitarlas cortando las rutas. Las localidades quedaron para la segunda fase de la ofensiva, en la que se usó equipamiento pesado.

El ataque se produjo en varias direcciones a la vez. El enemigo consiguió ocupar Balakleya primero y después aislar nuestra agrupación de Izium de las principales rutas de suministro. Al mismo tiempo, el enemigo, sin prestar atención a las pérdidas y lanzando más y más reservas a la batalla, continuó hasta Kupiansk. Toda nuestra agrupación en Izium, que lleva meses luchando al norte de Slavyansk, se encontraba en riesgo de quedar cercada. En realidad, ese era uno de los objetivos principales de los ataques ucranianos.

Abandonar al grupo de Izium en esas condiciones era suicida y el comando ruso tomó la única decisión posible: retirar las unidades de esas posiciones. Los refuerzos que llegaron por tierra y aire, en realidad cubrieron la retirada, que se completó de forma ordenada. El enemigo no pudo destruir a nuestra agrupación de Izium.

Ahora, la línea defensa se encuentra en la margen izquierda del río Oskol, que corta Kupiansk, ahora dividida en dos. La parte occidental está ocupada por las tropas ucranianas; la oriental, por las nuestras. El enemigo intenta continuar con su ofensiva, dirigida a cruzar el Oskol, pero esos intentos han sido evitados por la artillería y la aviación ucraniana. Al sur de la reserva Oskol, las tropas ucranianas empujan hacia Krasny Lima y Yampol e intentan atravesar la nueva línea de defensa y golpear más profundo en la RPL. Sin embargo, aquí el enemigo puede ser contenido e infligir enormes bajas.

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Está por ver si Rusia será capaz de mantener esa mínima presencia en el norte y contener el ataque sobre Krasny Liman en la RPD y al frontera de la RPL, cuya liberación completa es el único éxito real conseguido por Rusia en esta guerra.

Pese a las críticas dificultades en el norte, el frente de Járkov no es el único riesgo en estos momentos. Con la confianza de la facilidad con la que han sido superadas las tropas rusas en el norte, es de esperar que las tropas ucranianas traten de aprovechar al máximo el momento para infligir golpes importantes en otras zonas vulnerables del frente. Una de ellas es la zona de Ugledar, donde las tropas de la RPD llevan meses sufriendo contra las Fuerzas Armadas de Ucrania. Alexander Jodakovsky, fundador del batallón Vostok, que lucha en ese sector del frente lanzaba ayer una seria advertencia:

La información que indicaba preparativos para una ofensiva en el sector de Járkov llegó de diferentes fuentes, no ha sido una sorpresa. Cómo se valoró, cómo quienes la recibieron reaccionaron a ella, cómo se prepararon o si se prepararon es otra cuestión. Mis observaciones dicen que no se ha desarrollado un sistema efectivo de reacción que, al recibir las señales, se mueva algo que haga poner en marcha la maquinaria y gestione los recursos, sean los que sean, para la máxima preparación.

Luchan en el frente tropas rusas, cuerpos de la RPD/RPL, que están subordinados al Ministerio de Defensa de la Federación Rusa y que, de facto, son parte del Ejército Ruso, pero también unidades que no están directamente subordinadas al Ministerio. Son las tropas internas de la RPD/RPL, diferentes fuerzas especiales, hay varias de ellas y no están mal entrenadas. Pero debido a la diferente afiliación, hay fricciones cuando los gestores de “ejércitos alternativos” no están de acuerdo con las posturas del ejército, se mantienen firmes y el ejército, como represalia, limita los recursos. Nuestro batallón, por ejemplo, no ha recibido suministros del ejército desde hace más de tres semanas y vive solo de nuestras reservas.

Se podría decir que poner a todos bajo un único comando haría desaparecer el problema, pero no es así: las posturas del ejército son habitualmente tan específicas que hay pocos deseos de meter a todos en un mismo fuego y hacerlo arder.

Hemos evitado las dificultades causadas por las diferencias de arriba a base de reforzar los lazos horizontales sobre el terreno y ha funcionado, aunque, por desgracia, no siempre. El “ejército alternativo”, permítanme que lo llame así, ha mantenido sus recursos humanos, aunque la intensidad de su “explotación” ha sido muy alta. Simplemente es una postura diferente. Algunas brigadas tienen ahora menos tropas de asalto que nuestro batallón, pero tienen equipamiento y artillería, que usan a una eficiencia del 7%, pero que se niegan tozudamente a compartir.

Ahora estamos recibiendo información que dice que el enemigo prepara un golpe primero en dirección Ugledar y que pretende lanzar una ofensiva hacia Vladimirovka-Sladkoe. Ocurrirá pronto, el enemigo está inspirado por los últimos acontecimientos. ¿Cómo lo recibiremos? ¿Cambiará el ejército su aproximación y hará todos los esfuerzos para impedir que el enemigo obtenga otro éxito? Yo, con mis tres morteros y la munición que queda, desde luego voy a presentar batalla.