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Donbass, Donetsk, DPR, Ejército Ucraniano, LPR, Rusia, Ucrania, Zaporozhie

Una mirada desde Donetsk

Artículo Original: Denis Grigoriuk

Los presagios excesivamente optimistas para Donbass previsiblemente no se han cumplido. El territorio de la RPD no ha podido ser liberado antes del final del verano de 2022. La campaña de verano transita suavemente hacia la fase de otoño del conflicto. Dudo que quien conociera mínimamente lo que ocurre en Donbass creyera en esas previsiones. Desde luego, nadie en la RPD creía que todo el territorio de la República fuera a ser liberado antes de terminar agosto.

La dura realidad es que los niños de Donetsk escucharon duelos de artillería el primer día de clase. Solo los colegios lejanos al frente han celebrado la fiesta. Pero hay que entender que incluso en las localidades de la retaguardia, como Jartsisk o Snezhnoe, donde los niños ya han empezado el curso, también están potencialmente en peligro. En verano, las Fuerzas Armadas de Ucrania atacaron esas localidades, algo que, por supuesto, puede ocurrir de nuevo en otoño. Por desgracia, episodios similares se registraron ya en las primeras fases de la guerra en 2014. Así que hay que estar preparados para lo peor teniendo en cuenta quién está al otro lado del frente.

El 1 de septiembre, se observaron empeoramientos desde las zonas de Avdeevka y Marinka. El Ejército Ucraniano continúa golpeando los distritos Petrovsky, Kirovsky y Kievsky de la capital de la RPD. Los artilleros de la República también han intensificado los ataques contra las áreas fortificadas y puntos de fuego de las tropas ucranianas. Los duelos de artillería se alargan durante todo el día, se escuchan los sonidos de las llegadas por todo Donetsk y los bombardeos continúan en Gorlovka y Yasinovataya. Además, en Krasny Liman, las tropas ucranianas atacaron un edificio del Ministerio de Emergencias, donde murieron 13 rescatistas y un número más elevado resultó herido.

Es demasiado pronto para hablar de progresos en el frente cerca de Donetsk, Gorlovka o Yasinovataya. Los duelos de artillería continúan. En realidad, es la misma situación que ha persistido a lo largo de toda la campaña de verano y dudo que vaya a cambiar notablemente en el periodo de otoño. Pero la atención del público en Donetsk no está en la guerra, ni siquiera en Jerson, donde las Fuerzas Armadas de Ucrania trataron de contraatacar hace unos días. El foco de atención el 1 de septiembre fue Energodar y la central nuclear de Zaporozhie. La misión del OIEA debía llegar ese día a la planta. Según los acuerdos, los representantes de la organización debían llegar al territorio controlado por las tropas rusas, donde realizarían su inspección y establecerían qué está pasando en las infraestructuras. Como es lógico, en ese momento, las partes debían adherirse a un régimen de silencio para que los expertos pudieran realizar sus actividades. Pero hubo una provocación.

Como suele ocurrir con cualquier acuerdo con el lado ucraniano, las cosas fueron diferentes. La mañana del 1 de septiembre, con la cobertura de la artillería, que golpeaba Energodar, intentó desembarcar en la zona de la central para tomar el territorio. Según la parte rusa, la provocación fracasó. La delegación del OIEA llegó al territorio de la central.

¿Qué significa esta situación? Que nada ha cambiado. Ucrania sigue percibiendo cada acuerdo como una oportunidad para poner en marcha sus propios planes. Fue así con los acuerdos de Minsk, tiempo en el que Ucrania se rearmó, equipó las zonas fortificadas de Donbass y se preparó para una solución militar a la cuestión de Donbass. La situación se repitió con los acuerdos de Estambul. Rusia cumplió su parte del trato y Kiev organizó una provocación informativa para demonizar a las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa.

¿Debía esperarse algo diferente en el caso de la central nuclear de Zaporozhie? Absolutamente, no. Hay que ser un optimista irreparable para esperar que las Fuerzas Armadas de Ucrania no vayan a aprovecharse de la situación para poner en práctica sus planes. El desembarco de tropas y el bombardeo de Energodar no fueron algo accidental. Al contrario. Si no hubiera ocurrido, habría que preguntarse qué más iban a hacer los generales ucranianos y sus autoridades políticas con la información que les entregan los servicios de inteligencia militar occidentales.

Occidente no acusará a Ucrania de nada. Nadie ha hecho desaparecer su imagen de víctima, así que todas las culpas recaerán sobre Rusia. Es evidente que el bombardeo y la provocación de Energodar será atribuida a las topas rusas, pese a que no tendría ningún sentido para ellas. Pero, al otro lado, la población está convencida de la idea de los “auto bombardeos”, así que seguirá considerándose la verdad.

Occidente seguirá defendiendo a su títere aunque haga algo que no solo dañe a Rusia y a Donbass, sino también a Europa en general. Es evidente que el OIEA tampoco tendrá expertos que digan claramente que fue Ucrania quien disparó contra la central nuclear, aunque puedan ver con sus propios ojos las consecuencias de los ataques de artillería. La agenda no ha cambiado y mientras no lo haga, Kiev seguirá siendo presentada como limpia a inocente y el principal villano siempre será Rusia.

Comentarios

Un comentario en “Una mirada desde Donetsk

  1. Y alguien le cree a ee uu o a uuee, siempre hansofo saqueadores…

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    Publicado por Gabriel Rodríguez | 05/09/2022, 04:15

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