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Pobreza, Recortes, Sanidad, Ucrania

Lucha eterna por la supervivencia

Artículo Original: Andrey Manchuk

Puede parecer increíble, pero pese a la crisis de coronavirus, Ucrania continúa despidiendo masivamente a trabajadores médicos. Según los datos recientemente publicados del Centro de Empleo Estatal, 73.000 médicos perdieron su trabajo en el país el año pasado. Y en enero de 2021, otros 6.000 se unieron a la lista de desempleados.

Este proceso suicida se produce en el contexto de la llamada reforma sanitaria, gracias a la reducción planificada de dispensarios “no rentables” y cuotas “excesivas”. Además, se está expulsando metódicamente a especialistas con una combinación de bajos salarios y difíciles condiciones de trabajo en las que los empleados de los departamentos en contacto con pacientes de coronavirus no tienen siquiera la protección básica y han de adquirirla por su cuenta.

La optimización obligada de la medicina tiene dos objetivos fundamentales, que no tienen nada que ver con los intereses de la ciudadanía. Esta cínica política de ahorrar fondos se produce a costa de la sanidad y la vida de los ciudadanos. Y de la creciente comercialización del sistema público de salud que está convirtiendo los servicios médicos de calidad en privilegios para los ricos.

Según escribió en Facebook Mijaíl Radutsky, presidente del Comité de Sanidad del Parlamento, presidente del grupo sobre la reforma sanitaria, a finales de este año, Ucrania introducirá el copago de servicios médicos. Según el diputado, ha discutido recientemente el tema con Ben Zinner, director de la oficina de salud pública de USAID. Parece que la iniciativa encontró una respuesta afirmativa al otro lado del océano.

“En caso del copago oficial, todo puede cambiar dramáticamente: el Estado cubrirá solo la parte del coste de los servicios médicos y el paciente tendrá que pagar lo demás según una lista de precios. Qué se va a hacer en casos en los que no haya dinero suficiente para pagar o si no hay dinero en absoluto es una cuestión sin resolver. Hay que decir que el tema del copago no es nuevo. Intentaron introducirlo en el Parlamento en 2017 con Suprun durante la votación de la reforma sanitaria. Al mismo tiempo aparecieron los precios aproximados de los servicios médicos. Incluso ahora, casi cuatro años y varias olas de inflación después, parecen desorbitados. Por ejemplo, una operación cardiológica costaría 112-176.000 grivnas; un tratamiento en las piernas, 50-60.000; diagnóstico y tratamiento de la hipertensión, 20.300” recuerda la periodista Ludmila Ksenz.

Esta historia es un ejemplo más de la humillación de la dependencia externa en la Ucrania post-Maidan. Sin embargo, la información de que un diputado del Parlamento haya discutido con un oficial extranjero la comercialización de los servicios médicos de Ucrania no ha causado ninguna sensación en la sociedad. ¿Por qué les va a sorprender si la titular del Ministerio de Sanidad durante años era una ciudadana estadounidense que personalmente presentó como suyo el “éxito de la reforma sanitaria”?

Las consecuencias de la “optimización” han puesto a la medicina ucraniana al borde del desastre y  no permiten tratar adecuadamente la nueva ola de coronavirus que está sacudiendo el país ahora mismo. El 12 de marzo, se registraron más de 12.000 casos de coronavirus en Ucrania, el número más alto de los últimos tres meses. La situación continúa desarrollándose con rapidez y causa seria preocupación a los expertos. Porque comprenden que las estadísticas no registran todos los casos de infección.

Solo en Kiev se registraron 896 casos y hay 2548 pacientes de coronavirus en los hospitales de la capital, otro triste récord. “Hoy, los hospitales de la capital tienen el mayor número de pacientes de coronavirus desde el inicio de la pandemia, especialmente de aquellos de pronóstico grave, que requieren oxígeno”, comentó el alcalde Klitschko, que apuntó también que más de la mitad de las camas disponibles en la ciudad están ocupadas. A consecuencia del empeoramiento de la situación, en la región de Yitomir dejará de funcionar el transporte suburbano, interurbano y regional.

La situación empeora en la región de Ivano-Frankivsk, donde en los últimos días se ha producido la mayor tasa de mortalidad de toda la pandemia. Los pacientes de coronavirus se ven obligados a esperar durante horas en “ambulancias” antes de ser hospitalizados y quienes no se han recuperado completamente son enviados a casa. Las autoridades locales están preparando módulos de tiendas de campaña para acoger a los pacientes, que no dejan de llegar, pero estas medidas son claramente insuficientes.

“La situación es crítica. Apelamos a la región a dar otra planta de cardiología para acomodar a los pacientes. La situación en la ciudad es crítica, tenemos las tasas más altas de morbilidad y mortalidad de toda la pandemia. Todas las instituciones están sobreexplotadas. La semana pasada pudimos encontrar espacio para nuevas camas, pero hemos agotado todas las posibilidades en la ciudad. Pedimos a la región que abra otra planta de cardiología para el tratamiento de pacientes COVID. No Podemos superar la epidemia por nosotros mismos. Está bien que hagan carreteras, pero cuando se trata de vidas humanas, es mejor que los fondos vayan para ellos. No puede ser como pasó hace unos días, cuando llevaron a una mujer a Zabolotvi y no había espacio, luego a Kolomya, donde también la rechazaron y cuando llegó a Kalush ya era tarde y murió”, escribió el alcalde de Ivano-Frankivsk Ruslan Martsinskiv.

Por desgracia, la situación en la región no es mucho mejor que en el centro regional. Y es característico que los residentes locales vinculen abiertamente la crisis con las consecuencias de la devastadora “reforma sanitaria”.

“Muchos hospitales se han cerrado, nuestro hospital en Delyatin, en la región de Ivano-Frankivsk, está casi cerrado. Antes había una maternidad y cirugía y también había un gran hospital militar, pero ahora es solo un edificio abandonado. Los pacientes son trasladados por toda la región. También había una clínica neuropsiquiátrica, que, parece que también se ha cerrado. ¡Cuántas personas se podía haber tratado! Y ahora están poniendo tiendas de campaña. Solo para lavar dinero”, escribió Olena Mikulak en Strana.ua.

“Cuando la estrella Ulyana Suprun empezó su reforma, dije lo que pasaría al final, porque he vivido veinte años en Londres y sé en qué se basa el modelo británico. Pero nuestra gente se equivoca sobre Europa y eso nos ha permitido destruir todo lo que era bueno en Ucrania y ahora estamos pagando el precio. Es triste”, escribió en su blog Olesya Pankiv, residente de Ivano-Frankivsk.

En esta situación, los despidos masivos de médicos son un verdadero crimen, que se acerca a la locura y al absurdo. Al fin y al cabo, el Estado debería aumentar la plantilla sanitaria, suministrarles beneficios sociales adicionales y aumentar sus salarios. Porque se trata de salvar vidas. Y Ucrania ya está sufriendo suficiente despoblación, algo que priva al país de futuro.

Sin embargo, los despidos en el sector continúan. Las autoridades no tienen intención de abandonar el programa de optimización pese a que la necesidad de personal médico y de enfermería sigue creciendo y esos especialistas siguen marchándose del país. Es la criminal lógica de las reformas de mercado unida al factor de la dependencia externa, que obliga a los oficiales a abandonar una vacuna ideológicamente incorrecta porque así lo exigen los diplomáticos estadounidenses. El futuro de los ucranianos se está convirtiendo en una lucha eterna por la supervivencia en la que cada cual debe valerse por sí mismo.

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