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Armas, Donbass, DPR, Ejército Ucraniano, Estados Unidos, LPR, Rusia, Ucrania, UE

730 días después

Los aliados occidentales de Ucrania conmemoraron el segundo aniversario de la intervención militar rusa tal y como se esperaba: con más sanciones y visitas a Kiev para demostrar que Ucrania sigue siendo una prioridad para sus Gobiernos. En ambos casos, se trata de pasos más demostrativos que prácticos. Por una parte, es improbable que el decimotercer paquete de sanciones, aprobado para coincidir con el 24 de febrero, vaya a lograr lo que los doce anteriores no han conseguido. Esta misma semana, medios como The Guardian admitían, por ejemplo, que la producción rusa de armas es “mucho más alta de la que esperábamos”. Las sanciones, que hace exactamente dos años prometían destruir la economía rusa, y especialmente la industria, no han conseguido tampoco el aislamiento internacional que pretendían. Pese al evidente fracaso de las medidas coercitivas, Estados Unidos y sus aliados continúan introduciendo periódicamente paquetes de sanciones que, en cada ocasión, prometen dificultar a Rusia el acceso a materiales indispensables para las manufacturas, al capital internacional y amenazan la cooperación rusa con empresas chinas, indias o turcas en busca de ese aislamiento que se tanto se resiste.

Por otra parte, la visita de la presidenta de la Comisión Europea acompañada de los primeros ministros Trudeau y De Croo de Canadá y Bélgica y la primera ministra italiana Giorgia Meloni no es sino la demostración de la continuación de una estrategia de apoyo incondicional a Ucrania que se puso en marcha mucho antes del 24 de febrero de 2022, pero que en ese momento vivió su punto de inflexión. Ayer en Kiev, Úrsula von der Leyen reafirmó el apoyo político y económico, pero también moral a Ucrania. «Mi visita a Kiev llega en el segundo aniversario de la guerra de agresión rusa, y vengo a honrar la extraordinaria resistencia del bravo pueblo ucraniano. Recientemente hemos hecho anuncios importantes sobre el apoyo financiero a Ucrania, pero también es crucial expresarles nuestro apoyo moral», afirmó. Sin la más mínima originalidad, su discurso reproduce las líneas habituales de Kiev y sus socios en los últimos años: olvidar los ocho años anteriores a la invasión rusa e insistir en una unidad del pueblo ucraniano contra Rusia que es falsa e ignora la parte de la población que se levantó contra el cambio irregular de Gobierno de hace ahora diez años. Como Metsola en el pasado, von der Leyen incluye también el aspecto moral de las obligaciones europeas. Todo ello hasta que Ucrania “sea libre”, es decir, recupere todo su territorio, aunque tenga que ser a costa de la opinión de la población de regiones como Crimea, Donetsk o Lugansk, que en esta década han rechazado explícitamente al Gobierno de Kiev, su agenda nacionalista y sus ambiciones euroatlánticas.

Ninguno de los dos aspectos -sanciones y promesas de apoyo- son el paso que Kiev espera de sus socios. “Las únicas sanciones que realmente afectan y asustan tanto a Putin personalmente como a las élites de la Federación Rusa son las armas”, escribió en las redes sociales el asesor de la Oficina del Presidente Mijailo Podolyak, que exigió “muchas armas. Una cantidad realmente grande de armas para Ucrania. Armas de largo alcance, antimisiles, anti buque. El resto es una ficción, una toma de conciencia retardada, una crónica del proceso, una prolongación de la guerra, una peligrosa ilusión de que es posible quedarse al margen”. Ignorando otros problemas evidentes de las Fuerzas Armadas de Ucrania, Kiev exige armas y financiación. Ninguno de esos aspectos va a solucionar, por ejemplo, las dificultades ucranianas para reponer sus filas y compensar sus bajas. Sin embargo, en un contexto en el que la narrativa intenta sustituir a la realidad, es preciso ignorar las carencias y retorcer la realidad para hacer probable lo imposible.

Toda visita a Kiev es un signo de que Ucrania sigue siendo una de las principales prioridades de los países occidentales. Sin embargo, esa presencia y el apoyo moral que conlleva no son suficientes para el Gobierno ucraniano, que depende de un notable aumento de la asistencia de sus socios para permitirse, al menos por un tiempo más, no tener que renunciar a ninguno de sus objetivos. Para ello, el presidente ucraniano precisa de atención, pero, sobre todo, de dinero, armas y munición. Con la idea de la nación indispensable como principal argumento, Zelensky ha tratado de convencer esta semana, otra vez, a los congresistas estadounidenses de la necesidad de seguir sosteniendo el esfuerzo bélico ucraniano. Para ello, el líder ucraniano ha querido dirigirse directamente a Donald Trump, a quien exige acudir a Ucrania para ver con sus propios ojos la guerra. Lo ha hecho, como en el pasado, por medio de una entrevista concedida al canal Fox News, favorito del aspirante republicano. Zelensky se ha reunido también con un grupo de legisladores estadounidenses, a los que ha reclamado la aprobación de los 60.000 millones de dólares que ha solicitado Joe Biden para la defensa de Ucrania. Sin ellos, asegura Zelensky, Ucrania corre el riesgo de no ganar esta guerra. Como hace unos meses la idea del “punto muerto” en el frente, la palabra perder no entra en el vocabulario del discurso ucraniano. La guerra no se encuentra en ese punto, que requeriría un colapso del Estado o de las Fuerzas Armadas de Ucrania que no es de esperar en las actuales condiciones, especialmente cuando las tropas de Kiev siguen mostrando su capacidad para causar bajas en el lado ruso y disponen de armamento para evitar que Rusia pueda ejercer su superioridad aérea e impedir la actuación de la flota rusa en el mar Negro.

Según Zelensky, Ucrania se encuentra “730 días más cerca de la victoria”. Y para seguir luchando por ella, no importa lo realista que sea el objetivo, necesita a sus socios, especialmente a Estados Unidos. Sin embargo, la reunión de Zelensky con representantes tan incondicionales defensores de Ucrania como Chuck Schumer o Richard Blumenthal no puede ser sino un acto de relaciones públicas con escaso valor de presión a los escépticos. “Esta visita es un mensaje sólido de Estados Unidos y del pueblo estadounidense. Esto demuestra que Estados Unidos apoya a Ucrania. Los estadounidenses están del lado de la verdad y compartimos valores comunes”, afirmó el comunicado de Zelensky. Las encuestas avalan la opinión de Zelensky del favor de la población estadounidense a Ucrania. En la última encuesta realizada por YouGov, el 56% de la población apoya mantener o aumentar la asistencia militar estadounidense a Ucrania frente al 26% que opina que habría que reducir los niveles de apoyo.

A pesar de la falta de éxitos en lo que respecta a la recuperación de territorio y a la fatiga de la guerra, el apoyo a Ucrania persiste tanto en Estados Unidos como en los países de la Unión Europea. En el caso de los países europeos, ese apoyo contrasta con el creciente escepticismo sobre las posibilidades de Ucrania de ganar la guerra, entendida la victoria como la expulsión de Rusia de todos los territorios de Ucrania según sus fronteras de 1991. Con Suecia, Polonia y Portugal como países más optimistas y Hungría y Grecia destacadamente pesimistas, la media europea se sitúa alrededor del 10%. Esa es la proporción de la población de estos 12 países de la UE que confía en la posibilidad de que Ucrania gane la guerra. Sin embargo, esa media asciende al 25% en lo que respecta al qué hacer: apoyar a Ucrania en la recuperación de sus territorios. Frente a ellos, más del 40% defienden “empujar a Ucrania hacia una negociación y proceso de paz”, un dato preocupante para Kiev, que ha dejado claro que una negociación que no se produjera según sus términos supondría una capitulación.

Esas cifras y la falta de financiación militar de su socio prioritario no son las únicas preocupaciones para Kiev. Al contrario que el año pasado, cuando la Asamblea General de Naciones Unidas realizó una votación para condenar la invasión rusa, en 2024 no ha podido repetirse la iniciativa. A pesar de los duros discursos de ministros de Asuntos Exteriores occidentales, la prioridad de Naciones Unidas en estos momentos es la guerra en Gaza. Como escribía ayer France Presse, “hace un año, por estas fechas, la Asamblea General pidió la retirada inmediata de las tropas rusas, con una abrumadora mayoría de Estados miembros, 141 países, que votaron a favor y sólo siete en contra”. Sin embargo, la situación ha cambiado, no solo por la gravísima situación de la población civil palestina, sino por la percepción internacional de la actitud tomada por Ucrania con respecto al conflicto. Aunque Zelensky no había escondido nunca que Israel es uno de sus referentes, el férreo apoyo del presidente ucraniano al Gobierno de Netanyahu, a quien quiso visitar en noviembre, ha supuesto una barrera en la relación de Ucrania con los países árabes o de mayoría musulmana. “Los países árabes recordarán cómo votó Ucrania con respecto a Gaza”, escribe AFP citando a una fuente diplomática de uno de los países árabes.

“Podemos ver cómo, en estos dos años, la seguridad global no ha hecho más que deteriorarse”, afirmó el viernes Kuleba. “Más y más guerras están estallando alrededor del mundo. Uno de los motivos para esta herida sangrante está en el corazón de Europa”, insistió con un discurso que no puede resultar convincente a quienes han visto cómo Ucrania trataba de culpar a Rusia de la guerra de Israel contra Gaza y ha negado activamente el derecho de la población palestina a luchar contra la ocupación mientras utiliza ese argumento como base para exigir armas a sus socios. La doble vara de medir supone que Ucrania merece apoyo moral, económico y político para luchar contra Rusia, un derecho que no se extiende a otros pueblos que se enfrentan a quien trata de imponerles su voluntad, ya sea el pueblo palestino a nivel internacional o el de Donbass a nivel interno. Solo Ucrania merece armas y munición para imponer su libertad. Y todo lo que contradiga esa máxima es considerado un agravio, una agresión contra Ucrania.

Comentarios

Un comentario en “730 días después

  1. La doble vara ucraniana es vergonzosa… Pide más apoyo a los gobiernos occidentales (a costa de que los ciudadanos nos emoobrezcamos y los gobiernos se endeuden) para combatir la agresión militar rusa, pero apoya a Israel, un país que lleva 75 años ocupando, colonizando y oprimiendo a los palestinos! Escandaloso…
    Zelensky no es más que un lacayo del gran capital occidental, igual que los grupos neonazis ucranianos. Mientras hablan de su gran nación, venden a su pueblo y sus riquezas al mejor postor.

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    Publicado por Hodei | 27/02/2024, 22:43

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