Las batallas decisivas están por llegar

Artículo Original: Fuerza Analítica de Donbass

El experto militar Boris Rozhin [Colonel Cassad] ha hablado en una entrevista exclusiva de los resultados que de momento ha logrado la ofensiva ucraniana, la necesidad de una “segunda ola” de movilización, la explosión del atentado contra la tubería que transportaba amoniaco y la posibilidad de congelar el conflicto.

La ofensiva ucraniana claramente no ha comenzado tan brillantemente como había anunciado Kiev. ¿Cuáles son las principales razones: haber subestimado a las defensas rusas o, por el contrario, ha aprendido Moscú las lecciones del verano y el otoño de 2022?

Se da algo de ambos aspectos. Por una parte, incluso en las afirmaciones de la prensa occidental se puede observar la tesis de que las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa se están defendiendo mucho mejor de lo que los países y las fuerzas armadas de la OTAN esperaban. Las imágenes de grandes cantidades de equipamiento destruido han sido una ducha de agua fría para quienes habían subestimado las capacidades del ejército ruso. En este sentido, la fuerte polémica entre la empresa militar privada Wagner y el Ministerio de Defensa de la Federación Rusa ha sido como una cruel broma al enemigo, que ha supuesto subestimar aún más a partes del Ministerio de Defensa en vísperas de la ofensiva de las Fuerzas Armadas de Ucrania. Y eso se ha pagado con sangre.

Por otra parte, las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa realmente han aprendido las lecciones de la campaña de 2022, tanto de las operaciones que tuvieron éxito como de las que fueron un fracaso. Una preparación competente ha hecho posible infligir grandes pérdidas de material y personal al enemigo en los primeros días a costa solo de pérdidas menores en la zona gris.

El enemigo no ha logrado ningún éxito operativo serio durante la ofensiva desde el 4 de junio. Pero las Fuerzas Armadas de Ucrania aún disponen de suficientes reservas para intentar irrumpir a través de las defensas en al menos uno de los puntos. Así que las batallas decisivas que van a determinar el resultado de la operación defensiva estratégica aún están por venir.

¿Cómo se puede valorar el grado de saturación de personal de las formaciones de combate de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa? ¿Es correcto eso que se dice de la necesidad de una segunda ola de movilización?

En los últimos meses, la cantidad de efectivos en la agrupación de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa en Ucrania ha aumentado, como también lo ha hecho la densidad de las formaciones de combate, pero desde mi punto de vista sigue sin ser suficiente. Para resolver sus tareas, la agrupación rusa en Ucrania debería ser varias veces más grande para conseguir una superioridad numérica que permita realizar operaciones ofensivas y reducir la capacidad del oponente de utilizar su superioridad numérica en ciertas zonas. Las medidas para lograr contratistas, voluntarios, mercenarios, o prisioneros solo resuelven parcialmente el problema del desequilibrio de efectivos entre las dos agrupaciones activas. Así que se ve como necesaria e inevitable alguna forma de movilización. Es comprensible que las autoridades no quieran recurrir a medidas tan impopulares, así que ahora la apuesta para rellenar la agrupación que actúa en Ucrania es continuar con esos canales mencionados.

¿Qué quiere decir la aparición de equipamiento militar chino en unidades estacionadas en Grozni? ¿Estamos hablando de compras comerciales o está Beijing gradualmente cambiando su postura sobre el suministro de armas a Rusia, algo que en el pasado ha rechazado?

China aporta una asistencia indirecta a Rusia. Beijing no tiene que concretar nada ni declarar nada oficialmente. Irán, la República Popular de Corea y otra serie de países actúan de la misma manera. No se ha visto ningún vehículo pesado chino en el frente y tampoco drones. En cuanto a los vehículos que se han visto en Grozni, no está claro cómo han aparecido en Rusia, pero es posible asumir que China podría haber sido consciente de la compra de esos vehículos a través de terceros países. Y en cuanto al significado de esa asistencia, se puede decir que una parte significativa de los drones a disposición de las tropas rusas tienen origen chino. El mercado está completamente saturado por China. Y es así también en otros productos.

De forma prácticamente simultánea al colapso de la presa de Kajovka, un grupo de sabotaje ucraniano minó la tubería Togliatti-Odessa para el transporte de amoniaco. ¿Cuál es el significado de este ataque y, en general, de la obsesión del Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania con esta cuestión?

La tubería de amoniaco estaba vinculada al acuerdo de exportación de grano. Como las partes comprenden que hay un 90% de posibilidades de que el acuerdo sea cancelado en julio, no tiene sentido mantener intacta la tubería de amoniaco. Rusia no habría podido utilizarla de cualquier manera. De ninguna manera iba a funcionar, pero hacerla explotar supone arreglar lo irreversible del proceso que lleva al bloqueo o revisión del acuerdo de exportación de grano.

Es decir, ¿no se debería esperar la extensión del acuerdo de exportación de grano tras la escalada de Kiev?

La prolongación del acuerdo parece improbable. Erdoğan ha ganado las elecciones, así que el apoyo a Erdoğan ya no es un factor. La tubería de amoniaco ha explotado y también está fuera del juego. No se ha cumplido ninguna de las exigencias rusas. Así que el acuerdo se cancelará completamente o se revisará en el marco de los acuerdos entre Rusia y Turquía según nuevos términos.

Se habla mucho de la posibilidad de congelar el conflicto. ¿A quién le beneficia más ese escenario a corto plazo (hasta un año) y a quién a largo plazo?

A corto plazo, congelar el conflicto beneficia a Occidente, que podría rearmar a Ucrania, recuperar las bajas de personal en su ejército por medio de nuevas oleadas de movilización y reanudar la guerra en el momento adecuado. Obviamente, esto no es beneficioso para Rusia, ya que no soluciona ninguno de sus problemas. Los objetivos de Rusia han sido anunciados y son conocidos: una negociación teniendo en cuenta la adhesión de las cuatro nuevas regiones rusas y una Ucrania no alineada, neutral y desnazificada. Si una tregua no supone conseguir esos objetivos, evidentemente no beneficia a Rusia. En las actuales realidades, no hay nada de qué hablar con el régimen ucraniano. El resultado de la guerra se decidirá en el campo de batalla.