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Donbass, Donetsk, DPR, Ejército Ucraniano, LPR, Rusia, Ucrania

Cuestión de números

La derrota en el frente de Járkov no solo ha creado una difícil situación en el frente de Donbass, sino que ha hecho surgir la duda sobre si Rusia será capaz de defender territorios como la ciudad de Jerson, en una posición geográfica complicada en la margen derecha del río Dniéper. En este contexto, ha reaparecido de nuevo la idea de la movilización para paliar la escasez de efectivos disponibles en la zona de operaciones militares en Ucrania. Pero la movilización requiere una declaración de guerra, que el líder del Partido Comunista exigió el pasado lunes. Según Ziuganov, la operación militar especial se ha convertido en una guerra y el país debe actuar en consecuencia. Sin embargo, desde las autoridades del país no solo se mantiene la idea de normalidad, sino el rechazo a la necesidad de cambios. La rapidez con la que el Kremlin ha negado la posibilidad de movilizar a las reservas del ejército ha hecho surgir propuestas alternativas.

Artículo Original: Alexey Zotiev

El líder de Chechenia, Ramzan Kadyrov, ha llamado al inicio de la automovilización y ha invitado a los líderes de las diferentes regiones rusas a preparar, entrenar y equipar a, al menos, mil voluntarios. En su opinión, estos números serían insignificantes para las regiones, pero en común supondrían un contingente de 85.000 personas, que pueden convertirse en un argumento pesado en el extendido conflicto en Ucrania. No se puede calificar esta propuesta de emocional o sin pensar, ya que la actual situación lleva a tales conclusiones. Un análisis de la situación en todos los frentes sugiere, a día de hoy, que el número de efectivos de la agrupación que participa en la operación de “desmilitarización de Ucrania” es incapaz de cumplir con las tareas que el comando ha asignado a las tropas.

No se trata del nivel de instrucción ni de la motivación. Es un hecho que es casi imposible atacar activamente a un enemigo que tiene una superioridad numérica significativa. Por supuesto, la historia está llena de ejemplos de cómo una fuerza más pequeña ha derrotado a ejércitos superiores en número de soldados, pero, por norma, en la mayoría de los casos, se trata de conflictos de corta duración. Si nos referimos a conflictos de larga duración en los que se produce una defensa escalonada por una de las partes, según los dogmas de la ciencia militar, la parte atacante debe contar con superioridad numérica. De lo contrario, la situación parecerá el clásico péndulo, con éxitos esporádicos de uno y otro de los bandos. Esto es lo que hemos observado en las últimas semanas en el territorio de Ucrania.

A día de hoy no se puede decir que la sociedad rusa haya comprendido realmente lo que ocurre en el territorio de Ucrania. La mayoría vive sus vidas de forma normal, aunque periódicamente reciban información sobre lo que está ocurriendo en el territorio vecino a través de los canales de Telegram, la prensa y la televisión. Pero están también los que han abandonado su rutina diaria y se han sumergido completamente en lo que está ocurriendo. Gracias a los voluntarios, el ejército y las milicias de las Repúblicas de Donbass reciben equipamiento que les ayuda a cumplir con sus tareas de la forma más eficiente posible: drones, aparatos de imagen térmica, gafas de visión nocturna, chalecos antibalas, walkie-talkies o botiquines tácticos. Como en 2014, los voluntarios han sido los primeros en organizarse y se han adjudicado algo que es imposible para el resto. Como antes, no solo han establecido y mantenido canales estables de suministro para unidades militares y estructuras civiles, sino que se han consolidado como una parte de la sociedad cuyos miembros se han unido a un movimiento en el que es “todo para el frente, todo para la victoria”.

Todo es evidente para los voluntarios y está claro que prácticamente no son necesarios para conseguir fondos y otros recursos las autoridades ejecutivas de las regiones, atadas a causa de las restricciones impuestas por la regulación, pero las cosas son diferentes para quienes están dispuestos a ir a Ucrania con armas en las manos. La situación en Ucrania en 2022 no es la misma que en 2014. Si en 2014 era posible reunir a un grupo de personas, cruzar la frontera, armarse de alguna manera y presentarse en unos días en la línea del frente, hoy es algo imposible por principio. Si el “contingente limitado” no muere por el fuego de algún grupo de sabotaje ucraniano en una de las unidades que han aceptado voluntarios, su destino en la zona de combate no será de envidiar.

Hay que entender que actualmente Rusia lucha contra un ejército equipado con armas modernas y reforzado con mercenarios profesionales que han pasado por más de una guerra seria. Así que todas las unidades voluntarias que llegan al territorio deben pasar por un periodo de entrenamiento, coordinación de combate, estar armados y equipados. La efectividad de esta idea se puede ver con el ejemplo de las formaciones cosacas del territorio de la región de Rostov. Aunque están en la primera línea, han sufrido mínimas bajas y realizan, con bastante eficiencia, las tareas de combate que se les ha asignado.

Si las autoridades de las entidades federadas que forman la Federación Rusa siguen el ejemplo de las regiones que ya han formado, equipado y enviado a sus unidades voluntarias a la zona de combate, cambiará notablemente el curso de los acontecimientos y acelerará cualitativamente el proceso de cumplir las tareas a las que se enfrenta el limitado contingente de tropas rusas destinado en Ucrania.

La “automovillización” atraerá a filas a unidades voluntarias de personas que hayan tomado la equilibrada y pensada decisión de participar en el conflicto. Por norma, serán personas maduras y con experiencia de servicio en las fuerzas armadas o incluso en combate. Puede haber unidades enteras de personas que no lucharán peor, o que incluso lo hagan mejor, que algunas unidades regulares de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa. Así lo confirman los destacamentos de las milicias de la RPD y la RPL, cuyo profesionalismo fue recientemente alabado por Vladimir Putin. Y lo más importante, si las regiones se comprometen a equipar a los soldados -este es el principal prerrequisito-, no cruzarán la frontera grupos de entusiastas sino batallones y regimientos de verdad.

Es evidente que nuestra sociedad necesita un nuevo modelo de consolidación, algo que Kadyrov anunció implícitamente. Hay que comprender que lo que está ocurriendo en Ucrania afecta a toda la sociedad, aunque por ahora no escuche explosiones ni disparos. Eso no significa que pueda quedarse en los márgenes. Es hora de comprender que cuanto antes reconstruyamos nuestra forma de vida, nuestro punto de vista, dándonos cuenta de que el mundo ha cambiado a nivel global y que requiere soluciones fuera de lo normal, antes veremos el final de este conflicto impuesto desde fuera.

Comentarios

Un comentario en “Cuestión de números

  1. En un ejército lo importante es que sus tropas estén concienciadas y sepan por lo que luchan. Si a eso se le añade un buen entrenamiento con el correspondiente equipamiento se convierten en una fuerza poderosa. La propuesta chechena es acertada. Para unas operaciones como las de Ucrania unas fuerzas que reúnan esas características serán muy fuertes.
    Los mercenarios luchan por la paga y si se producen retrasos en los pagos o disminución de lo pactado nada les obliga a continuar.

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    Publicado por Juan Goicoechea | 18/09/2022, 16:10

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