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Donbass, DPR, Ejército Ucraniano, Gorlovka, Ucrania

Una vida en la que solo queda morir

Artículo Original: Egor Voronov

Seis años. ¿Cuántas veces se ha repetido esa frase este año en Gorlovka? ¿Cuántas veces más tendremos que hacerlo? Cada uno de los que vivíamos aquí en 2014 tenemos un principio, pero no todos tienen un final. El 21 de julio, a las 23:30, la artillería ucraniana bombardeó Gorlovka por primera vez. En el territorio de Michurinsky, doce proyectiles del Ejército Ucraniano impactaron contra la prisión número 57. Tres civiles resultaron heridos. Fueron las primeras bombas, la primera sangre derramada, la primera línea del frente.

La localidad de la antigua mina 6/7, situada cerca de esa prisión, sigue estando bajo las bombas. Hoy, la representación de la RPD en el Centro de Control y Coordinación Conjunto ha informado: “Por la mañana, las tropas ucranianas lanzaron un ataque con mortero contra la localidad de Gorlovka de la mina 6/7 (20 proyectiles). A consecuencia de ello, secciones del tercer salto de la canalización del agua de la planta de bombeo del canal Seversky Donets-Donbass han sufrido daños. Debido a esos daños, hay una gran fuga de 65.000 metros cúbicos de agua potable por hora. En esos momentos, la planta ha paralizado el trabajo y el suministro de agua potable en el territorio de la República se lleva a cabo desde las líneas secundarias de la reserva Verjnekalmius, con un volumen de 15.000 metros cúbicos, por lo que el suministro se ha reducido a menos del 50%. Por la configuración del canal Seversky Donets-Donbass, el incidente cerca del tercer salto del canal son las más peligrosas para el suministro de agua de la República Popular de Donetsk. En el futuro cercano, la planta de filtración de agua de Donetsk tendrá que parar y el suministro de agua en la República se reducirá. La reanudación de las operaciones de la planta de Donetsk será posible tras la reparación de la tubería dañada”.

Por la mañana, en Zaitsevo, se han producido tres nuevos impactos directos en edificios residenciales. Al amanecer, los artilleros ucranianos han disparado doce proyectiles de 82mm contra Shirokaya Balka. Han pasado exactamente seis años desde la primera vez. Desde los primeros heridos, que, resultaron no ser solo heridos. El servicio de prensa del servicio de fronteras de Ucrania informó el 22 de julio de 2014: “Un agente de servicio recibió una herida de metralla en la cabeza y en la pierna izquierda y dos presos recibieron numerosas heridas de metralla. Los presos fueron hospitalizados en instituciones médicas de Gorlovka, donde recibieron tratamiento médico. Otros dos presos recibieron heridas incompatibles con la vida. La explosión causó daños parciales en el edificio: quedaron dañadas las ventanas, el tejado y equipamiento, cinco metros de valla y la torre de vigilancia. El agente en el puesto de observación de la torre de vigilancia no resultó herido. La administración de la prisión número 57 está tomando medidas para reforzar la seguridad de la institución (se han creado nuevos puestos de vigilancia y se están realizando reparaciones). Actualmente, la prisión cuenta con alimentos y agua corriente. Los presos cuentan con la asistencia psicológica necesaria”.

Y los ataques continuaron. Quedaban seis días para el domingo sangriento y las tropas ucranianas intentaban avanzar sobre Dzerzhisnk, que se encuentra cerca de la prisión de Michurinsky, al noroeste de Gorlovka. En aquel momento, la defensa de esas líneas estaba a cargo del grupo de combate de la guarnición de Gorlovka bajo el liderazgo de Botsman. Aquí murieron también los primeros milicianos (todavía no había Fuerzas Armadas sino milicia popular de la RPD) en una batalla cercana a nuestra ciudad.

Los hechos más trágicos que tuvieron lugar en la zona de Gorlovka se produjeron el 27 de julio. Pero el asalto a la ciudad comenzó aquí, en la mina 6/7, un lugar en el que el 80% de los residentes en Gorlovka probablemente no ha estado nunca y que ni siquiera conocían. Ahora todos lo conocen. Saben que su calle principal es la calle de la Paz, pero no hay paz en esa localidad. Conocen el edificio de la antigua escuela número 75, donde hace seis años se refugiaron los civiles de la localidad. En enero y febrero de este año, se produjo allí otro golpe directo. El refugio quedó inservible. Los representantes del grupo humanitario Ángel informaron el 5 de febrero de este año: “El fuego ha estado dirigido contra la vieja escuela, que ahora es un refugio. Algunos de los impactos han sido en el refugio, han destruido el tejado donde vivía una mujer cuya casa fue destruida. Por suerte, justo antes de que comenzara el ataque, había salido a la tienda”.

Todo eso es parte de la historia. Cada día, los ataques pasan a ser parte de nuestra historia. Una historia que nadie quiere ver como propia. La tierra sigue absorbiendo nuestra sangre. Año tras año, se le asigna la calificación de “zona de conflicto”. Ucrania dice que tenemos una guerra. Pero si llevan seis años bombardeando nuestras zonas civiles, ¿qué tipo de guerra tiene Ucrania? “Salí de casa hoy y las balas me pasaban por encima de la cabeza”, me ha dicho hoy un residente de Michurino, junto a la línea del frente de la mina 6/7. Esta no es una vida normal. En estos seis años, los niños han crecido y se preparan para empezar el colegio. ¿Y nosotros? Estamos acostumbrados. Desde el primer día. No, no se equivoquen, no es valentía. Es la vida, una en la que solo nos queda morir. Gracias por no olvidaros de nosotros y por escribir. ¿Pero cómo vivir y cómo vivir ahora?

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