Más allá de Peski

Artículo Original: Alexander Kots / Komsomolskaya Pravda

Si los ocho años de asedio de Donetsk fueran la boca de una bestia, Peski sería su colmillo más afilado, el que puede desgarrar el corazón de Donbass. Este lugar, que antaño fuera una zona de prestigio del centro regional, se ha convertido en sinónimo de la amenaza mortal que se ha estado cobrándose víctimas en forma de civiles de Donbass en estos últimos ocho años. Desde aquí, prácticamente las afueras de Donetsk, se podía bombardear constantemente la capital de la RPD. La localidad era considerada por el comando de las Fuerzas Armadas de Ucrania como un trampolín para un posible asalto sobre Donetsk. En caso de un ataque frontal serio, solo hay unos quince minutos en tanque desde el aeropuerto al centro de Donetsk.

Intenten imaginar esta sensación invisible de constante peligro con la que han crecido y han ido al colegio los niños; los sonidos de las explosiones, que se han convertido en un entorno familiar; las noticias diarias de daños… Hoy [ayer sábado], todas esas personas han podido respirar un poco más tranquilas. Hay una amenaza menos. Y el hecho de que haya ocurrido de una forma tan casual, una breve línea en el informe del frente del Ministerio de Defensa, aún no puedo creerlo.

La toma de Peski no solo supone un efecto psicológico terapéutico. Desde aquí, es posible desarrollar una ofensiva tanto en dirección a Karlovka, avanzando metro a metro hacia las fronteras occidentales de la RPD, como hacia el norte, hacia Vodianoe, que es una de las claves en los alrededores de Avdeevka. Ocupar ese pueblo complicaría seriamente la logística del oponente.

Durante los últimos días, he estado trabajando en la zona de Peski, observando cómo el 11º Regimiento de la RPD y el batallón de tanques Somalí [el batallón de Givi, que sobrevivió pese a la muerte de su carismático comandante] arrebataban al enemigo el pueblo calle a calle. En una densa batalla urbana, las tropas de choque barrían casa a casa y la artillería golpeaba las posiciones de las Fuerzas Armadas de Ucrania a decenas de metros de nuestras tropas. Los tanques eran golpeados tanto por el fuego directo como por lo alto. En ese último caso, los tanques hacen la labor de la artillería, pero es menos vulnerable a los sistemas de contrabatería que sus socios occidentales han suministrado a Ucrania.

Una máquina de varias toneladas sale de su escondite y sigue la ruta prevista. Se coloca en las posiciones frente a Peski. Tres voleas y se retira hacia el tupido bosque, donde se esconde por ahora el equipamiento.

“¿Cuáles son las tareas en las que trabajas ahora?”, pregunto a Sujoi, comandante del 11º Regimiento.

“Estamos trabajando sobre los objetivos previstos, desde donde el enemigo está ajustando. Eso es lo principal para nosotros ahora. Está ajustando sobre nuestra infantería, nuestros puntos de tiro. Hay que destruir las posiciones”.

“La distancia es amplia hasta el enemigo. ¿Cómo funciona?”

“Tenemos experiencia, nos han instruido, sabemos cómo atacar. Ahora, los objetivos ya no están en Peski, sino en Pervomaiskoe, el siguiente pueblo”.

“¿Llevas mucho tiempo luchando?”

“Desde 2015”.

“¿Qué hacías antes de la guerra?”

“Estudiaba”.

“¿Son los tanques una amenaza seria para el enemigo?”

“Recientemente he visto un vídeo en el que preguntaban a los ucros: ¿cuál es el arma más terrible para vosotros? Y responden: lo peor es cuando trabaja un tanque. Porque te ve. El tanque trabaja en la mayor parte de los casos por fuego directo. Al principio era muy difícil. Estudiamos y aprendimos ya en las batallas. Antes estábamos preparándonos para una cosa, pero ha resultado ser otra completamente diferente. Y a consecuencia de los acontecimientos, avanzamos. Avanzamos y estudiamos más y más. Cuando empezó la primera línea de defensa la primera vez, luego la segunda, ahora la tercera, la cuarta, se va haciendo más fácil y entiendes mejor al enemigo: cómo actuará, qué hará. Puede estar presionado o te puede aplastar”.

“¿Son todos los tanquistas locales?”

“No, no todos. Hay quienes son de Donbass, otros de Ucrania.

“¿Y quién es de Ucrania?”

“Yo por ejemplo soy de Yitomir.

“¿Cómo llegaste hasta aquí?”

“En 2014, mis padres vinieron a luchar aquí. Yo estaba allí, tenía 17 años, era un joven alocado, saltaba como todos. Saltaba, saltaba, pero entonces empecé a hablar con mis padres y me decía: aquí pasa esto, pasa lo otro. Contaban algo completamente diferente a lo que se veía en la televisión. Se habían comido hasta el último perro, se bombardeaban a sí mismos y demás. Así que lo pensé, lo pensé y lo pensé y dejé a esos amigos míos que ahora están en el Praviy Sektor, en Azov, que solían ser ultras y que ahora son guerreros. Me llaman y me desean felicidad y salud”.

“¿Te gustaría saludarles?”

“Camaradas, nos veremos pronto. Espero que nos encontremos. Nos vemos pronto”.

“¿En qué año viniste de Yitomir?”

“En 2015. Me uní inmediatamente a los tanquistas. Era operador en el Noveno Regimiento entonces. En la zona en dirección a Mariupol”.

“¿Por qué tanques, es por alguna especialización civil?”

“No, no es por nada de eso. Me gustaba y decidía probar. Me senté en la posición, probé. Ahora soy más fuerte, pero entonces era débil, flaco. Me dieron el uniforme y me quedaba grande. Iba en el tanque y el uniforme se me subía por el cuello. Estaba nervioso, muy nervioso. Pero con el primer disparo me di cuenta: esto es todo, estaré aquí. Desde entonces no me interesa ni la infantería ni la artillería”.

El tanque expulsó nubes de humo de diésel y se apresuró hacia sus posiciones de tiro para desmantelar la zona fortificada de Pervomaiskoe para garantizar así el avance de nuestras tropas.