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Donbass, Donetsk, DPR, Ejército Ucraniano, LPR, Prizrak, Rusia, Ucrania

En la línea Seversk-Artyomovsk

Artículo Original: Alexander Kots / Komsomolskaya Pravda

Hablan de él como el explorador más audaz del Segundo Cuerpo del Ejército de la RPL. El primero en ir al fuego y el primero en saltar al agua, siempre en primera línea con sus soldados. Ha resultado herido, ha sufrido contusiones. Aunque como comandante de la compañía de reconocimiento de la 7ª Brigada, podría comandar la unidad en la distancia. En mi cabeza había imaginado a un hombre con la cabeza rota y lleno de armas, así que cuando me recibió un modesto e inteligente oficial, no me di cuenta inmediatamente de que se trataba del legendario Miron, héroe de la República Popular de Lugansk. Se le concedió la medalla de más valor por la captura de Rubezhnoe, donde su compañía sufrió las primeras bajas en años: siete personas. Ahora, los exploradores de Miron luchan en la línea Seversk-Artyomovsk y, según su comandante, con cada etapa de la confrontación, consiguen dominar nuevas tácticas.

“Estamos acostumbrados a las condiciones de guerra urbana y aquí hay mucho espacio abierto. El enemigo tiene puntos de control en sótanos y hay muchas cámaras en el exterior. Al principio, no comprendíamos desde dónde nos cazaba el enemigo. Entonces nos dimos cuenta y empezamos a destruirlos con ataques de precisión”.

“Capturaste la localidad de Berestovoe de forma algo imprudente”.

“Más bien con un truco. Simplemente calculamos sus horarios y nos dimos cuenta de que no están acostumbrados a luchar a las cuatro de la mañana. Trabajamos con la artillería, colgamos una cortina de humo e irrumpimos con seis vehículos de infantería, dimos la vuelta, extendimos los flancos y empezamos a barrer. Durante el día, llegaron las reservas, refuerzos con tanques, vehículos de infantería y liberamos el pueblo esa misma tarde”.

Estamos sentados en un puesto de observación mirando las imágenes de uno de los drones en la pantalla de un teléfono. El mismo Berestovoe, donde los soldados de Miron se han atrincherado, está siendo atacado por la artillería enemiga. Primero acción, luego reacción. El oponente no escatima munición, los Grads llueven en grupo. Los helicópteros lanzan proyectiles y todo el pueblo está cubierto de humo. Parece que no puede quedar nada vivo allí. Pero según los animados informes del lugar, no se han registrado bajas. Los soldados se refugian en sótanos y simples trincheras. Son agujeros de un metro cuadrado y metro y medio de profundidad. El día anterior yo había estado sentado en uno de ellos esperando a que terminara el ataque con mortero durante la evacuación de un tanque ucraniano de la zona gris. Poco entretenido.

Estoy de acuerdo en que la frase “se ha ocupado una localidad y se están manteniendo las posiciones” no suena muy excitante. Pero detrás de eso hay largas horas de trabajo militar, que no realizan fuerzas especiales de élite, sino personas corrientes. Como Bublik, del primer batallón de la 7ª Brigada. Antes de la guerra, era minero. A los 47 años, parece mucho mayor, puede que por la poblada barba blanca. Es un hombre franco y directo. Peor resulta que una pequeña conversación a la carrera en el frente dice mucho más sobre las personas que luchan que entrevistas en profundidad de una hora en la retaguardia.

“Están enfadados, muerden, pero aún podemos con ellos”, sonríe Bublik al referirse al oponente. “La voluntad de la victoria”.

“¿De dónde eres?”

“De Krasny Luch” [en la frontera entre la RPD y la RPL al este de Donetsk-Ed].

“Este es casi tu lugar de nacimiento”.

“Claro, Donbass, todo es mi tierra. En la vida civil, soy minero. Bueno, ¿quiénes somos los que estamos aquí en general? Todos mineros y agricultores. Vamos, gente corriente”.

“¿Qué, ganaremos?”

“¿Dónde vamos a ir? Si no, ¿por qué habéis empezado todo esto? Por supuesto, se está derramando mucha sangre en todo esto, pero no hay forma de hacerlo de otra manera. La guerra es la guerra, pase lo que pase. Lo principal es la fe, las aspiraciones”.

“¿Tú de dónde sacas la fe?”

“¿De dónde? Mis abuelos también lucharon una vez y al principio también sufrieron, pero creyeron en que ganarían. Y ganaron. Somos sus descendientes. No quiero solo disparar, pero no pueden venir a esta tierra, que en parte me pertenece, matar gente, encerrar a los niños en sótanos. ¿Cómo decían? Nuestros niños irán al colegio y los suyos estarán en sótanos. No me gusta que los niños estén en sótanos. También quiero que puedan ir al bosque a por setas, a por fresas, sin tener miedo a encontrarse con una mina. Quiero que vayan con confianza, como yo iba de niño, sin preocupaciones y sin prestar atención a nada más. Pero ahora los niños tienen miedo a salir solos porque se pueden encontrar con una mina en cualquier sitio. Y eso no puede pasar. Tiene que ser como cuando yo era niño: me levantaba, me lavaba la cara y salía al estanque a nadar en verano o con el trineo o a esquiar en invierno”.

“¿Qué hiciste para que te dieran la medalla al coraje?”

“No sé cómo decirlo. Puede que sea por valentía. Soy un poco alocado por naturaleza, no tuve miedo de ir a ninguna parte ni de cumplir todo tipo de tareas. Probablemente por eso”.

Maxim fue veterinario en el pasado. Ha trabajado en una fábrica de procesamiento de carne y en granjas de pollos. En 2014, fue a ayudar a los heridos y se convirtió en una especie de cirujano militar en el frente y en el principal servicio médico de la unidad. Mira a Bublik con respeto.

“Tenemos gente impresionante”; dice. “Hay a quienes les han volado una pierna, que está colgando de la piel y dicen: no pasa nada. ¿Puedo tomar algo o fumar un cigarro? Tipos duros. Nos trajeron otro de la batalla y dijo: ¿Por qué me habéis arrastrado hasta aquí? Anestesia y vuelta. Hay mucho así y son los primeros en abandonar nuestras filas para siempre. Son chicos que han resultado heridos muchas veces, vuelven y resultan heridos de nuevo, esta vez de más gravedad. No han tenido tiempo de recuperarse, dejan el tratamiento, no se curan y vuelven. Pero hay que celebrar a esos chicos de alguna manera”.

Mientras tanto, Miron recibe informes de las diferentes posiciones. Fue a la guerra a los 19 años, poco después del estallido de la guerra. Empezó en la legendaria Prizrak de Alexey Mozgovoy ahí mismo, en Lisichansk. Dice que había muchos soldados locales, así que era más fácil romper al enemigo. Habla de su motivación con franqueza: “Quiero que los niños vayan al colegio y aprendan ruso. Hemos vivido toda nuestra vida en un ambiente de habla rusa. Mi padre es ruso, mi madre es rusa. Queremos un mundo normal y un futuro normal para nuestras familias. No fuimos a por ellos, ellos vinieron a por nosotros. Ahora estamos defendiendo nuestros hogares. Hemos aguantado ocho años, pero estamos cansados de aguantar. Ahora les expulsaremos a todos, hasta que nos digan que paremos”.

“¿Dónde crees que deberíamos parar?”

“¿Dónde va a ser? En Kiev. Tenemos que ir hasta el final hasta Kiev, hasta lo más alto. Porque todo viene de allí. ¿Por qué lucharon nuestros abuelos? Para que nos fuera bien, para que tuviéramos una vida normal, un país normal. Pero resulta que nuestros abuelos no terminaron el trabajo, así que nosotros acabaremos con los alemanes”.

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