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Volinia y Brody: la memoria histórica de Ucrania

Artículo Original: Andrey Manchuk

Veteranos de UPA

Mi abuela, Nina Yosifovna Manchuk, ha cumplido esta semana 93 años. Vio con sus propios ojos algo que hace tiempo que es historia para nosotros. Los más terribles hechos que han ocurrido a lo largo de su vida se produjeron en el año 1943, cuando los nacionalistas ucranianos comenzaron la limpieza étnica de Volinia. Masacraron a polacos, checos, a los judíos que no habían sido asesinados al principio de la guerra y a muchos ucranianos “incorrectos”, uno de los principales blancos de estos pogromos.

Mi abuela es católica. No habla polaco, pero reza según el viejo catecismo polaco impreso en cirílico. En Volinia y Polesia vivían muchos católicos ucranianos a los que en ocasiones se calificaba como “latinos” y que también fueron víctimas de los asesinos de OUN y UPA, aunque, en general, no participaban activamente en la vida política. Desde el punto de vista de los defensores de la “elección europea de Ucrania”, su pecado es tener la fe “polaca”. Los banderistas asesinaron brutalmente a un primo de mi entonces joven abuela y una vez, cuando recogíamos el material para decorar las vallas de la casa en Trinidad, me contó que los banderistas calcularon que los “extranjeros” celebraban la Pascua griega según el calendario gregoriano. Y entonces lanzaron centenares de ataques ese verano.

“La localidad de Gurov fue atacada y unos 200 residentes que dormían fueron masacrados. Después de eso, los soldados banderistas se trasladaron al cercano pueblo de Vygranka, donde asesinaron a otras 150 personas. En Poritsk, donde la población polaca se había reunido en la iglesia para una misa festiva, UPA atacó a las once de la mañana. Lanzaron granadas a través de las ventanas de la iglesia y dispararon contra los fieles. Unos 200 hombres, mujeres y niños fueron asesinados y enterrados en una fosa común.

Mientras los asistentes a misa estaban siendo masacrados, otro grupo de UPA estaba asesinando a la población en sus casas. En Jrenov, 150 polacos fueron asesinados, también ellos se encontraban en misa. En Guta Maidansky fueron asesinadas 184 personas. En Kiselin, 90. La lista completa llevaría mucho tiempo”, escribió el presidente del Comité Judío Ucraniano Eduard Dolinsky.

Los políticos ucranianos tratan de tapar el tema del genocidio de Volinia. En su opinión, el asesinato de la población polaca y la destrucción de los pueblos polacos fueron excesos no planeados que supuestamente fueron provocados por los propios polacos, todo ello bajo el infame principio del “se quemaron ellos mismos”. Sin embargo, los documentos de la propia Organización de Ucranianos Nacionalistas (OUN) contradicen esas tesis. Los documentos indican que la destrucción y expulsión de la población polaca fue planeada de antemano por su liderazgo y que era una parte importante de la estrategia política de OUN(B).

“El pueblo ucraniano solo logrará sus derechos cuando se levante en armas contra los invasores y los expulse de sus tierras”, afirman el manifiesto “Cómo y por qué estamos luchando contra los polacos”, publicado en vísperas de la masacre por el grupo de Bandera.

“Nuestro alzamiento no debería cambiar solo el sistema político. Debería limpiar Ucrania de extranjeros, elementos enemigos y sus malos elementos domésticos. Solo con un alzamiento será posible limpiar literalmente hasta el último elemento polaco de las tierras ucranianas occidentales y acabar así con las reclamaciones polacas sobre esas tierras. El elemento polaco que se resista caerá en la lucha y el resto deber ser aterrorizado y forzado a huir más allá del Vístula. Porque es imposible permitir que puedan volver a tomar posesión de las tierras occidentales de Ucrania. Las tierras occidentales del Estado Ucraniano deben ser limpiadas bajo el control nacional, porque esas tierras tienen una relevancia especial para el futuro del Estado Ucraniano, por lo que no habría tiempo para luchar contra el elemento polaco si se hubiera preservado intacto tras el alzamiento”, afirma el texto del panfleto “La doctrina militar de los ucranianos nacionalistas”, que fue preparado por Nikolay Kolodzinsky, uno de los principales asociados de Yaroslav Stetsko. De hecho, este documento es un detallado programa de exterminación de polacos, judíos, rusos y ucranianos que no esconde ni el objetivo de la futura limpieza étnica ni sus métodos.

Los historiadores modernos -con la excepción de los patriotas profesionales ucranianos- también reconocen la naturaleza organizada de la masacre de Volinia y enfatizan que entre las víctimas no había solo población de etnia polaca. Los miembros de OUN decidieron aprovecharse del momento y asesinar a todo aquel que consideraran su oponente o su enemigo. En estas acciones planificadas utilizaron sus habilidades para el pogromo aprendidas durante la invasión Nazi de Ucrania, cuando los nacionalistas ucranianos participaron en el exterminio de la población judía.

“Se decidió eliminar a todos los comunistas, representantes de otros grupos políticos ucranianos que rechazaban el papel de líder de OUN(B) y cristianos pacifistas que no reconocían la lucha armada. Se podía atribuir la categoría de elementos indeseables a todos los polacos. Era evidente que, en el mejor de los casos, UPA solo podía contar con su hostil neutralidad. Así que se decidió eliminarlos (es decir, asesinarlos). El ejemplo de la muerte de los judíos mostraba que esa solución era posible, al menos en Volinia. Es más, en las unidades banderistas de UPA había policías que habían participado en la liquidación de los judíos, es decir, que tenían experiencia en la limpieza étnica”, escribió el historiador Grzegorz Motik en la patriótica revista de Lviv «Ї».

La retribución por estos crímenes fue prácticamente inmediata, al menos en términos de justicia histórica. Un año después de la masacre de Volina, el 13 de julio de 1944, las tropas del Primer Frente Ucraniano lanzaron la ofensiva Lviv-Sandomirsky y derrotaron completamente a la División Galizien de las SS. En la batalla de Brody, 7.000 colaboracionistas ucranianos murieron o se rindieron. Muchos de ellos habían participado en el exterminio de judíos, polacos y ucranianos. Y en los años posteriores, murieron muchos de los organizadores de la limpieza étnica, a excepción de quienes huyeron de Ucrania en el tren de los Nazis y fueron convertidos en soldados de la guerra fría.

Esta es la memoria histórica de Ucrania, esa de la que prefiere no hablarse, mientras se habla constantemente de crímenes de la era soviética. La gloriosa victoria de Brody hace muchos años que no es oficialmente celebrada por las autoridades y la masacre de Volinia nunca ha sido motivo de arrepentimiento ante sus inocentes víctimas. En Ucrania siguen vivas algunas personas que recuerdan los crímenes de los ucranianos nacionalistas ahora enaltecidos, pero ellos no son invitados a los platós de televisión ni a hablar en las escuelas. Y este intento de olvidar los viejos crímenes lleva, de forma natural, a nuevos pogromos y asesinatos.

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