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Aeropuerto, Donbass, Donetsk, DPR, Ejército Ucraniano, Ucrania

En el infierno

Artículo Original: Denis Grigoriuk /Fotografía: Max Fadeev

La batalla por el aeropuerto de Donetsk duró, con momentos de diferente intensidad, alrededor de ocho meses, ya que comenzó a finales de mayo de 2014 y finalizó con la épica victoria de la milicias de la RPD, que en enero de 2015 expulsó al Ejército Ucraniano del aeropuerto de la capital minera. Durante todo ese periodo, la situación en los alrededores del aeropuerto fue muy tensa. Hubo ataques durísimos, enfrentamientos, bombardeos constantes y muertos y heridos en ambos bandos.

El corresponsal de guerra que escribe bajo el pseudónimo Max Fadeev recuerda uno de los peores episodios en la lucha por el control del aeropuerto de Donetsk, aunque no quedó grabado en vídeo. El reportero pasó mucho tiempo junto al batallón Sparta, por lo que Fadeev es capaz de dar una vívida imagen de lo que en ese momento pasó en el aeropuerto de Donetsk. El reportero no es una persona pública y tiene familia al otro lado del frente, de ahí el pseudónimo. En el quinto aniversario de la liberación del aeropuerto de Donetsk, Max Fadeev ha comentado sus recuerdos de lo ocurrido:

“No podía dormir, estaba recordando tonterías…

La noche de los cristales rotos. Eso es lo que parecía aquella noche de noviembre de 2014 en Donetsk.

Todo empezó con la retirada de los teléfonos móviles a todos los soldados en el frente del aeropuerto y los hombres de Sparta recogieron las posiciones, se llevaron los camastros, limpiaron, quitaron la estufa y entonces vino Sever, a cuyos soldados ya les habían quitado los móviles.

-Y con eso ya está claro -se quejó el voluntario Aslan-. Ahora en nuestras posiciones habrá otros y a nosotros nos darán otro sofá en el que dormir…

Por la noche, todas las divisiones del ejército de la República se pusieron en alarma y se les ordenó pasar a la retaguardia, ya que se esperaba un potente ataque de artillería de las posiciones del Ejército Ucraniano en el aeropuerto. Hombres protestando arrastraban todas las pertenencias de los soldados y las unidades de Dvoyka y de Gostinitsa se resguardaron en refugios, mientras que la de Devyatka optó por no abandonar el aeropuerto.

-Fue nuestra elección entrar en el infierno, será nuestra opción salir- bromeaban los soldados.

Los comandantes estaban realmente preocupados, si el Ejército Ucraniano notaba la retirada, podrían ocupar todas las posiciones alrededor del aeropuerto. La zona abandonada, en el área comprendida entre el refugio y las posiciones de Dvoyka, estaba expuesta al fuego desde la vieja terminal. Parece que nadie se dio cuenta de que había luna llena. La carrera de estos hombres de camuflaje portando armas bajo la luz de la luna hacia el refugio entre los destrozos, los restos de equipamiento militar con los árboles y los esqueletos de los edificios destruidos de fondo fue épica. Es una pena que en aquel momento no se pudiera grabar.

Tras el ataque de artillería, había que volver rápidamente a las posiciones para evitar que fueran capturadas. Los soldados se dividieron en grupos de cinco a una distancia de unos cincuenta metros. Mientras un grupo guardaba la entrada del refugio, el segundo, Dvoyka decidió correr después de Aristócratas, corría. Y al correr el último grupo, fueron detectados y comenzó el fuego.

Los primeros cinco pasaron sin problemas, no les vieron, pero el último se tropezó en un agujero. Era el turno de Aristócratas.

-Vamos a esperar un poco.

Nos sentamos un poco a esperar que parara el bombardeo sobre las escaleras del refugio.

-¡Cuidado!

Empezó a llover hierro, una carga de Grad.  

Ha faltado poco, pensé.  Esperaremos otro poco. Pero entonces salió Sever diciendo que adelante, que apostaba que ya habían tomado sus posiciones.

-Espera, la puerta -susurró Aristócrata.

Una bomba se encendió justo frente a nosotros, al lado de Dvoyka, que tumbó a Aristócrata y todos volamos escaleras abajo entre la onda expansiva y los restos de metralla, cemento, basura y el humo de los explosivos.

-Nací con suerte -bromeó uno de los soldados, Robot, al que un trozo de metralla le había arrancado la gorra y había arañado su frente.

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