Artículo Original: Colonel Cassad
En vísperas del aniversario de la cumbre del cuarteto de Normandía en París, que se celebró el 9 de diciembre de 2019, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas celebra una reunión dedicada a los resultados de esa cumbre. En esta ocasión, se da voz a los representantes de las Repúblicas de Donbass. A pesar de esta aparentemente buena noticia, es preciso decir que hay muchas reservas y que es demasiado pronto para lanzar las campanas al vuelo.
Las Repúblicas Populares están representadas por la ministra de Asuntos Exteriores de la RPD, Natalia Nikonorova, y el representante de la RPL en el Grupo de Contacto, Vladislav Deinego. La reunión se celebra por videoconferencia a causa de la pandemia y según la fórmula Arria, que implica negociaciones informales, en un formato que puede variar y que miembros del Consejo pueden ignorar.
Pese a esas reservas, las Repúblicas Populares han preparado duramente esta reunión. Según afirmó la ministra Nikonorova en una entrevista concedida al canal de televisión de la República, espera que durante la conferencia sea posible sentir que hay interés por lo que ocurre en Donbass por parte de los miembros del Consejo de Seguridad.
“Hemos preparado información sobre cómo se están implementando los acuerdos alcanzados en la cumbre de París, ya que la reunión está dedicada al aniversario de dicha cumbre. Por supuesto, nos centramos en los temas de seguridad y políticos. Esos son los dos bloques más amplios y más importantes. Discutiremos el tema en detalle”, afirmó Nikonorova.
Pese a que la fórmula Arria implica una reunión informal, se ha producido la reacción esperada por parte de Ucrania. Los representantes oficiales de Kiev apelaron al Consejo de Seguridad a boicotear la reunión. Pero si eso era de esperar por parte de Ucrania, a esa postura se han unido Francia y Alemania, países que han mediado en la resolución del conflicto, y han optado por sabotear la conferencia en la que se da voz a los representantes y participantes directos en el conflicto armado.
A juzgar por las declaraciones del ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Dmitro Kuleba, los socios ucranianos han logrado su objetivo: los principales países ignorarán la reunión con los representantes de la RPD/RPL. “La reunión será ignorada, no solo por Ucrania, sino por Estados Unidos, el Reino Unido, Francia, Alemania, Estonia y Bélgica. Es decir, todos los miembros de la OSCE que están en el Consejo de Seguridad menos la Federación Rusa. Es una señal importante porque la OSCE participa en el proceso de negociación en el marco del Grupo de Contacto”, afirmó el diplomático. Según la parte ucraniana, Kiev ha conseguido impedir la legitimación de las Repúblicas de Donbass.
Por su parte, antes de la reunión, la ministra de Exteriores de la RPD expresó su rechazo a la actual situación y explicó sus decepcionantes conclusiones. “Ahora entendemos mejor la postura de los representantes de Ucrania, que casi abiertamente se niegan a dialogar con nosotros, a aceptar ciertos documentos, a comentarlos y hacer comentarios y preguntas a nuestras propuestas. Entendemos que el bloqueo en el proceso de negociación existe y se confirma con las acciones de los representantes de los países garantes, que están intentando sabotear nuestra participación. Aparentemente, no quieren escuchar los hechos y la información que hemos preparado y que solo nosotros, como representantes de las Repúblicas, podemos suministrar”, afirmó.
Por supuesto, en la situación en la que se encuentran las Repúblicas de Donbass, incluso una reunión en el marco del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, aunque sea una reunión informal, es una pequeña victoria política que no podría haberse conseguido sin la participación de Rusia. Aunque el número de países que se presenten sea mínimo, ya es un mensaje que Moscú envía a sus socios políticos en la organización.
Otra vez, el conflicto en Karabaj tiene la culpa de todo. Ucrania se ha visto reforzada por este precedente, donde más de una década después, la cuestión se ha resuelto con ayuda de la fuerza militar, por lo que el país limítrofe con Donbass quiere que se vuelva a oír la posibilidad de un plan con uso de la fuerza. ¿Qué pasaría si las tropas de Kiev atacaran la RPD/RPL? ¿Cómo actuaría la ONU en ese caso? Es evidente que, como ha ocurrido con la reunión en la que se da voz a los representantes de las Repúblicas de Donbass, se cerrarían los ojos.
Pero hay otra cuestión. ¿Cómo actuaría la Federación Rusa? El corresponsal de guerra de Komsomolskaya Pravda Alexander Kots ha escrito un artículo sobre el tema:
“Recuerdo que, antes del Mundial, Putin advirtió a Kiev: «un ataque en Donbass tendrá consecuencias severas para el Estado ucraniano». Hoy, Moscú tiene 250.000 razones más para proteger a la RPD y a la RPL de la agresión. Ese es el número de residentes de la región que ya han recibido pasaportes rusos. Y ellos no son peores que los abjasios y osetios”, opina el conocido periodista.
Aun así, la postura rusa causa muchas preguntas. Es evidente que la fórmula Arria es una medida preventiva, pero en mi opinión sigue siendo una medida escasa. En un contexto en el que las declaraciones de Kiev sugieren que se prepara para intensificar las hostilidades, todo lo que se ha hecho es una reunión informal que, siendo honestos, no legitima a nadie. Los representantes de la RPD y la RPL podrían haber dado esa información en Naciones Unidas y esta la seguiría ignorando, ya que el bando ucraniano tiene poderosos protectores en sus socios directos, que pronto podrán comprar la tierra ucraniana por relativamente poco dinero. ¿Pero cambiaría la información dada en Naciones Unidas? Poco, salvo que las propuestas de la RPD y la RPL fueran resonantes y posteriormente apoyadas por la Federación Rusa. Pero eso es solo especular.
Hay una cuestión lógica: ¿realmente es necesario que haya operaciones militares a gran escala para que haya movimientos políticos significativos por parte de la Federación Rusa y se implemente el escenario de la guerra de los cinco días? parece que tiene que haber guerra para que pueda haber paz.
En esta cuestión, la situación es simple. Por supuesto, Ucrania no va a implementar los acuerdos de Minsk y todas estas negociaciones no tienen nada que ver con ninguna resolución real al conflicto. No van a parar la guerra.
Por otra parte, Ucrania tiene miedo de que, si trata de repetir el escenario de Karabaj, recibirá como premio a las tropas del Distrito Sue y el escenario de la guerra olímpica a la que se refiere Grigoriuk. Así que se ciñe a una posición intermedia, a la espera de que las condiciones cambien en algún momento (como se decía en el artículo sobre las declaraciones del Jomchak), una idea coherente con la estrategia de Estados Unidos de mantener un conflicto controlado de media intensidad a expensas de Ucrania para desestabilizar a Rusia y su relación con la Unión Europea.
Así que el permiso para una ofensiva no va a llegar, ya que, en el actual contexto del conflicto, Estados Unidos está más o menos satisfecho y poco va a cambiar con Biden, salvo que Moscú haga posibles las condiciones de una ofensiva sobre la RPD/RPL, algo posible solo si hubiera una crisis política seria en Rusia. Mientas eso no ocurra, la situación se alargará y se alargará y la guerra continuará de una forma u otra y persistirá la opción de reactivar las hostilidades en cualquier momento.
Rusia, por su parte, con la garantía en forma de las tropas del Distrito Militar Sur, mantiene la opción de reconocer a la RPD y la RPL en algún momento en el que se llegue a cierto número de ciudadanos rusos. Pero el escenario “Abjasia-Osetia” no se forzará. Así que la situación de “ni guerra ni paz” persiste, algo que, como muestra el ejemplo de Karabaj, se puede alargar durante décadas si no se soluciona en una dirección u otra.
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