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Libertad de expresión en los territorios ocupados

Artículo Original: Colonel Cassad

A la propaganda ucraniana le encanta hablar de cómo, tras ocupar parte de los territorios de la RPD y la RPL, volvieron a conceder el derecho a voto a los ucranianos que residían allí. Así que es curioso ver las concentraciones y protestas en esos territorios, donde los ciudadanos se manifiestan ahora contra la retirada del derecho al voto y donde algunos de los eslóganes, escritos en ucraniano, exigen a Kiev ser escuchados y poder votar. La protesta más colorida se produjo en Severodonetsk.

Como ya saben, incluso antes del inicio de la fase activa de la guerra, la población de Donbass exigió ser escuchada. Pero no les escucharon, intentaron aplastarles con fuerza bruta. Y como podemos ver ahora, seis años después del golpe de Estado, en Kiev no ha aumentado el deseo de escuchar a la población de Donbass. Esto es aplicable tanto a quienes viven en la RPD y la RPL como quienes residen en las partes de Donbass ocupadas por el Ejército Ucraniano. Se les muestra una y otra vez que en la “bonita Ucrania del futuro” son ciudadanos de segunda cuyas opiniones pueden y deben ser ignoradas. Y no se puede culpar solo a Poroshenko, ya que ha sido Zelensky quien les ha privado del derecho a voto.

Hay varios motivos para ello, por supuesto. Por una parte, es una primitiva y cínica forma de eliminar al potencial electorado del Bloque Opositor, cuya base electoral es el sudeste. Es más, en condiciones de caída de la popularidad de Servidor del Pueblo (entre otras cosas por la decepción de los votantes de Donbass y el sudeste), parte del voto perdido iría al Bloque Opositor, que explota activamente el tema de la discriminación de la población de Donbass por parte de las autoridades de Kiev en su propaganda. Por qué habría que permitir que potenciales votantes del Bloque Opositor formen parte del electorado. Esa es la preocupación que hay por “la voz del pueblo”.

Por otra parte, con esta decisión Kiev de forma desafiante apoya la tesis de que los residentes de Donbass son ucranianos inferiores cuya lealtad es cuestionable y en los que no se puede confiar en “temas de Estado”. Todo sigue la máxima “prometed a esas criaturas todo lo que quieran, ya los colgaremos más adelante”. Así es como las autoridades de Kiev tratan a los residentes de Donbass: como criaturas. Y es por eso que no hay progresos reales para acabar la guerra (las partes continúan acusándose mutuamente de bombardeos y movimiento de tropas) o conseguir una resolución política, salvo por la verborrea sobre trasladar las negociaciones de Minsk a Estocolmo y las patéticas palabras de Kravchuk sobre la necesidad de reescribir los acuerdos de Minsk, que parece que no comprende.

La cuestión de la privación del derecho de los habitantes de Donbass al voto también es coherente con la narrativa de la propaganda banderista, que dice que “tienen que ganarse ciertos derechos” y que, en realidad, es una copia de las prácticas políticas, lingüísticas y otros tipos de discriminación y segregación de la población rusa o de habla rusa en los países bálticos, que hace tiempo que crearon una especie de apartheid. El mismo escenario se busca activamente en Ucrania y sustituir a Poroshenko por Zelensky no ha supuesto gran cambio. La mejor muestra de la ausencia de cambios es la ley sobre el uso de la lengua y la eliminación de la lengua rusa de la educación, aunque muchos en 2014 afirmaban que “nadie va a tocar la lengua rusa, todo en la bonita Ucrania del futuro saldrá bien”. El tiempo ha pasado y las “criaturas” se ven sometidas y privadas de su lengua materna en la educación, sin derecho a voto en las elecciones ni la posibilidad de ver y escuchar lo que deseen.

Cuando la población de Donbass ve tales actitudes hacia quienes han tenido la mala suerte de permanecer en Ucrania, comprenden perfectamente qué valor tienen las falsas e hipócritas garantías de Kiev de su preocupación por el pueblo de Donbass (por no hablar de la población de Crimea). Toda esa “preocupación” es visible en la palma de la mano: desde las bombas que caen en los edificios residenciales hasta la segregación de los rusos en los territorios ocupados por el Ejército Ucraniano. Así que no es sorprendente que, ante esas promesas vacías, la población gradualmente solicite pasaportes rusos. En este sentido, solo se puede lamentar que el proceso es, desde el punto de vista de la organización, excesivamente lento.

Cuando Kravchuk afirma que “es necesario negociar con los residentes ordinarios de Donbass”, hay que entender claramente que no puede ofrecer nada más que otro divorcio y que sería extraño esperar algo diferente de alguien que participó en la liquidación de la URSS después de que más del 70% de los residentes votaran por mantener el país. Obviamente, en paralelo a sus promesas y propuestas, tampoco verá la actitud hacia los residentes de Donbass que han tenido la mala suerte de que su territorio quedara en Ucrania. Como ya se dijo sobre algunas elecciones del pasado, hay que creer solo en los hechos y los actos de Ucrania en Donbass son lo suficientemente elocuentes para no creer ninguna de las promesas, que acabarán colgadas en el gancho de la banderización.

PD. Ayer, en Donbass, un francotirador del Ejército Ucraniano mató a un soldado de la RPL. La “tregua indefinida” es lo que es. Nadie dudaba de que sería así.

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