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Batallón Azov, Donbass, Ejército Ucraniano, Estados Unidos, Extrema Derecha, Fascismo, Francia, Ucrania

Un problema que ya no puede ser ignorado

Artículo Original: Andrey Manchuk

El Senado francés está preocupado por el grado de influencia del movimiento de la extrema derecha radical en Ucrania. Un grupo de senadores franceses que visitó Kiev a finales de mayo ha presentado una petición al ministro de Asuntos Exteriores, Jean-Yves Le Drian, centrada completamente en la amenaza de la extrema derecha ucraniana. Y Natalie Gouliet, Jean-Pierre Mogue y Joel Guerriot, miembros del Comité de Asuntos Exteriores del Senado han exigido al ministro que explique a los senadores la cuestión ucraniana.

“Los partidos neonazis están cada vez más activos, incluso en el centro de Kiev, con campos de tiro, entrenamiento de montaje y desmontaje de rifles Kalashnikov y servicios de reclutamiento de jóvenes en milicias que explícitamente declaran ideologías neonazis. Documentos en nombre de soldados nazis que murieron durante la guerra, entre ellos miembros de los Sonderkommando, se distribuyen en el centro de Kiev. A estos actos se suma el entrenamiento de milicias supremacistas blancas que incitan a ataques por Europa en nombre del infame Regimiento Azov. Estos actos son extremadamente alarmantes y nos gustaría saber la postura del Ministerio de Asuntos Exteriores sobre esta cuestión y qué medidas pretende tomar para impedir la expansión de esta ideología asesina”, afirma el texto de los senadores franceses, que hacen referencia a los actos durante la celebración del Día de Kiev, cuando representantes del Praviy Sektor y Juventud de Derecha inauguraron un campo de tiro improvisado para adolescentes y les invitaron a disparar contra colorados en una diana con forma de Kremlin.

Y sobre símbolos nazis y panfletos de ultraderecha, se pueden adquirir en el centro de Kiev cualquier día de la semana, no en la isla Andreevsky sino directamente en Maidan, donde está floreciendo el comercio de ideología antisemita. Estos hechos del día a día de la realidad ucraniana son impensables en la sociedad francesa moderna.

Además, los políticos europeos están sorprendidos por la influencia política de las organizaciones de ultraderecha de la órbita del llamado movimiento Azov. Representantes del Corpus Nacional y otras estructuras bajo el paraguas de Azov también están activamente involucrados en las actividades de la juventud: les entrenan en bases paramilitares financiadas por el Estado. Los campamentos de juventud operan en el territorio de siete regiones de Ucrania y los periodistas del Daily Mail británico quedaron horrorizados de que “extremistas del regimiento Azov entrenan a niños de seis años cómo manejar armas mientras les someten a adoctrinamiento”.

“Los nacionalistas son acusados de violencia y racismo, pero siguen manteniendo lazos con el Gobierno. El Ministerio de Juventud y Deportes ha presupuestado cuatro millones de grivnas para financiar docenas de campamentos de juventud creados por nacionalistas”, informó The Washington Post. “Los campamentos infantiles de grupos de extrema derecha radical reciben financiación del Ministerio de Juventud y Deportes para apoyar la educación nacional y patriótica de la juventud”, escribió Euronews. Y este tema ha aparecido también en otras publicaciones globales alrededor del mundo.

Pero la principal preocupación de los políticos occidentales es que la Ucrania post-Maidan se ha convertido en un campamento internacional de entrenamiento de nazis extranjeros que llegan a su territorio desde Europa, la antigua Unión Soviética o Estados Unidos. Y ya ha habido reacción a alto nivel. 39 congresistas estadounidenses liderados por el presidente del Comité Antiterrorista, Max Rose, ya enviaron una carta en 2019 en la que exigían saber por qué el batallón Azov no estaba incluido en la lista de organizaciones terroristas. El congresista definió al batallón como “un conocido grupo armado ultranacionalista de Ucrania que abiertamente acepta a neonazis entre sus filas”.

“Este grupo es tan conocido que incluso en la ley sobre gasto público del Congreso de Estados Unidos de 2018 afirmaba que no pueden destinarse fondos según esta ley para armar o instruir a miembros del batallón Azov o suministrar otro tipo de asistencia. Pese a la relativamente corta historia del grupo, Naciones Unidas ha registrado una serie de casos de violaciones de los derechos humanos y uso de tortura. Según el FBI, pese a estos hechos, Azov ha seguido reclutando, radicalizando e instruyendo a ciudadanos estadounidenses durante años”, escribieron entonces.

Al mismo tiempo, los políticos estadounidenses subrayaron también la influencia global de la ultraderecha ucraniana. El asesino Brenton Tarrant, que realizó el ataque terrorista de Christchurch, Nueva Zelanda, afirmó haber visitado a Azov y vestía constantemente símbolos como el infame sol negro. Según los autores de la carta, el ataque terrorista tuvo un impacto sobre Patrick Cruzios y John Earnest, que atacaron armados la ciudad de El Paso, Texas, y una sinagoga en California. Los congresistas insistieron en que la conexión entre el batallón ucraniano y los ataques terroristas era evidente y exigieron que se sacaran conclusiones prácticas al respecto. Aunque el Congreso de Estados Unidos oficialmente calificó como nazi al batallón Azov ya en 2015, prohibiendo que dinero público estadounidense se dedicara a instruir a sus soldados.

Pero nada de esto modifica la postura de las autoridades estadounidenses, acostumbradas a utilizar a islamistas radicales, paramilitares latinoamericanos y grupos de ultraderecha en los países del este de Europa para su beneficio. Sin embargo, la percepción de que existe un problema aumenta gradualmente. A finales de 2020, Centro para la Lucha contra el Odio Digital, radicado en Londres, presentó un informe que calificaba a Ucrania como uno de los centros de la difusión de la ideología nazi y designaba como ejemplos de ello las actividades de los batallones voluntarios paramilitares de ultraderecha. Estos hechos se escuchan más a manudo en Europa entre las fuerzas liberales y sus medios de comunicación, que no pueden considerados agentes del Kremlin.

La petición de los senadores franceses confirma la tendencia. Ha sido presentada por senadores centristas, ecologistas y republicanos que no habían hecho ninguna declaración crítica sobre Ucrania. Tradicionalmente ha sido la izquierda francesa la que ha escrito sobre la extrema derecha ucraniana, pero ahora estamos hablando de la postura del establishment político. El Gobierno francés tiene que pronunciarse sobre la situación causada por los “soldados de la raza blanca” y el ministro Jean-Yves Le Drian tendrá que informar al Senado del problema de los nazis ucranianos.

Porque ya no puede ser ignorado.

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