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Avakov, Batallón Azov, Buzina, C14, Extrema Derecha, Prensa, Ucrania

Cuando el zorro cuida a las gallinas

Tras pedir a Ucrania una investigación de lo ocurrido en Odessa y en Maidan -recomendaciones que han sido absolutamente ignoradas por las autoridades de Ucrania, poco dispuestas a investigar aquellos casos que políticamente podrían ser perjudiciales para la legitimidad de la línea ideológica y política impuesta en 2014-, Naciones Unidas pide ahora, con la habitual sutileza y sin grandes críticas a Kiev, un mejor trabajo para la protección de periodistas y trabajadores de los medios. El acoso a la prensa opositora ha sido una constante en estos años, fundamentalmente en los primeros años de la Ucrania post-Maidan, cuando aún sobrevivían ciertos medios independientes y medios locales que trataban de hacer periodismo opositor. También los ataques de la extrema derecha, algunos tan explícitos como el sitio de la sede de un canal o el lanzamiento de una granada contra su fachada, han resultado comunes en un contexto de absoluta impunidad de grupos como Azov.

Sin entrar especialmente en los detalles, que supondrían insistir en el peso de la extrema derecha en el acoso a cualquier prensa que se alejara mínimamente de la línea oficial, la representante de Naciones Unidas ha recordado algunos de los casos más conocidos. Así lo reflejaba esta última semana Antifashist:

En los últimos dos años, en Ucrania se han registrado al menos 96 casos de intimidación a periodistas, blogueros y activistas. Así lo confirmó la directora de la misión de monitorización de Naciones Unidas Matilda Bognar en una conferencia sobre la “Seguridad de los periodistas en Ucrania: Estado, problemas y vías de solución” en el Parlamento de Ucrania.

Desde noviembre de 2017, hemos documentado 96 ataques y actos de intimidación a periodistas, blogueros, personas relacionadas con los medios de comunicación y activistas políticos. En 2015, documentamos al menos tres ataques letales contra miembros de los medios”, añadió.

Entre los casos de perfil más alto, Bognar recordó el ataque mortal contra el periodista de investigación Vadim Komarov y los asesinatos de Pavel Sheremet y Oles Buzina. “Es extremadamente importante garantizar una investigación efectiva y judicialización de los crímenes contra los trabajadores de los medios. Otra preocupación es la falta de acción policial en esos ataques”, añadió la jefa de la misión de monitorización de Naciones Unidas.

Por su parte, el director de la ONG Freedom House en Ucrania, Matthew Schaaf, también insistió en el “muy débil” progreso de las investigaciones de esos casos. “Tenemos que hablar de cómo proteger a esas personas que no tienen acreditación periodística estrictamente, pero realizan trabajo periodístico. También recomiendo a los periodistas y a los medios que consideren la posibilidad de unión y participación común en la solución del problema”, expresó.

Schaaf apuntó también que, además de la cuestión de la seguridad física de los periodistas, hay problemas de autocensura, intentos de controlar los medios y casos de presión política contra los periodistas.

Antifashist

De la misma forma que con las anteriores recomendaciones de Naciones Unidas -Ucrania respondió a la educada solicitud de investigar la masacre de Odessa con el rechazo a crear una Comisión parlamentaria para investigar lo ocurrido el 2 de mayo de 2014-, Kiev parece haber dado ya respuesta a la preocupación internacional por la situación de los periodistas.

La misma semana que la representante de Naciones Unidas recomendaba a Ucrania trabajar para mejorar la seguridad de los periodistas y se refería a varios casos de asesinato que no han sido resueltos, el Ministerio del Interior de Ucrania, dirigido por Arsen Avakov, único ministro de la era Poroshenko que ha mantenido su cartera, nombraba para encargarse de la coordinación de las investigaciones policiales a Anton Gerashenko. Al margen de sus habitualmente agresivas y beligerantes declaraciones, Gerashenko está directamente vinculado a la web Mirotvorets, una base de datos en la que la extrema derecha ucraniana ha incluido a personas a las que ha señalado como “terroristas”, “separatistas”, o simplemente enemigos de Ucrania.

Aunque durante meses pasó desapercibida para la prensa occidental, que no se molestó especialmente al ver a periodistas rusos, opositores ucranianos o de Donbass en la lista, Mirotvorets solo preocupó a los periodistas occidentales cuando fueron ellos los señalados. Para entonces, la mención en la lista y la publicación en ella de la dirección de su vivienda había costado ya la vida al periodista Oles Buzina, tiroteado a las puertas de su casa por dos miembros del grupo de extrema derecha C14 que aún siguen protegidos por las autoridades.

Si Naciones Unidas pide a Ucrania una investigación real de los asesinatos de periodistas, Oles Buzina entre ellos, el Ministerio del Interior elige para coordinar esa investigación a una persona directamente vinculada a la página web que ha señalado y amenazado a periodistas y que costó la vida a uno de ellos.

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