Otra «invasión» inexistente

Artículo Original: Alexander Grishin / Komsomolskaya Pravda

Ya ha pasado: la navidad católica, en la que Occidente y Kiev planeaban otra invasión rusa de Ucrania y con la que todos juntos se atemorizaron entre ellos. ¿Y qué? Nada. No solo no hay ninguna ofensiva de los tanques de Mordor, ni siquiera una pequeña incursión por la frontera. Sin embargo, era difícil imaginar otra cosa. No hacía falta más que escuchar los discursos de Putin o leer sus artículos de este año y los pasados, en los que ha sido absolutamente claro al afirmar que Rusia no será nunca quien haga estallar una guerra en Ucrania.

En realidad, el Distrito Militar Sur ha anunciado el retorno de más de 10.000 tropas, que se han retirado de las localizaciones en las que realizaban maniobras en las regiones de Astrakán, Volgogrado, Rostov, Crimea, Stavropol, Krasnodar, las repúblicas del Cáucaso Norte, así como las bases militares de Abjasia, Armenia y Osetia del Sur.

Dicen que Rusia está amasando fuerzas militares en la frontera con Ucrania. Puede ser. En su propio territorio. Maniobras, ejercicios, entrenamiento. Pero están causando histeria al otro lado de las fronteras de la Federación Rusa. Es más, como es característico, quienes la entonan, especialmente en Kiev, ni siquiera se creen la agresión de Moscú.

¿Necesitan pruebas? Aquí están. ¿Dónde está el alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, que eclipsaría al mismísimo Demóstenes, en vísperas de la invasión? Descansando en los Alpes. Obviamente, allí está más cómodo para preparar el terreno que en Kiev o en un resort ucraniano. Pero es el alcalde de la capital, que está obligado a estar en su puesto de trabajo en momentos de extrema dificultad.

¿Y dónde están los diputados del Parlamento de Ucrania? Al fin y al cabo, en caso de agresión, deberían reunirse inmediatamente para declarar el estado de excepción o la ley marcial. Pero se han ido de vacaciones al extranjero. Volverán y se reunirán en sesión plenaria en el Parlamento el 28 de enero del año que viene. Y Zelensky y su equipo les han permitido tranquilamente marcharse. ¿Qué pasa si hay una guerra y no están descansados?

Así que el Ministerio de Defensa presentó una orden para que se registren las mujeres que trabajan en una serie de profesiones, hasta secretarias y bibliotecarias. La fecha límite de la ejecución de esa orden se ha fijado según las leyes de la guerra: seis meses.

No me he referido al expresidente Petro Poroshenko, que, aunque se ha presentado como el más patriota de Ucrania, se marchó al extranjero unos pocos días antes de la supuesta invasión rusa, cuando cada bayoneta y cada bolígrafo cuentan. Después, un tribunal también dictó medidas cautelares contra él: arresto y presión provisional hasta pagar la fianza. Es decir, hay pequeños duelos internos en Ucrania en los que no intervienen factores externos. No, queridos, no se están preparando para una agresión de esta forma.

De hecho, sería posible detenerse aquí si no fuera por un pero. La prensa y los halcones ucranianos no se cansan de repetir que el país está al borde de la agresión e invasión rusa, los militares no dejan de causar pánico hablando de ofensiva rusa y los políticos y oficiales continúan atándose las manos, como si fuera un entrenamiento del papel de futuras víctimas. Ni siquiera en tiempos de Poroshenko hubo tanta histeria como en estos últimos meses.

Parece que las cosas van mal en Ucrania y solo un factor externo, la amenaza de Rusia, puede distraer a la población de los problemas a los que se enfrentan a diario. Desde la escasez de gas en las instalaciones, apagones, aumento de precios a la desconexión de Genichesk y otras localidades del actual gasoducto. La única forma de conservar el poder y al menos mantener manejable al país parece ser la invasión rusa para el presidente de Ucrani, que prácticamente está suplicando: “Vladimir Vladimirovich, invade, por favor”. Pero él no escucha. Estás solo. Aunque tampoco lo ha rechazado por completo.