Una barrera en el camino

Artículo Original: Colonel Cassad

Tras la reciente llamada de Biden, en la que este informó a Zelensky de los resultados de las negociaciones con Putin y de las consultas con los socios europeos de Estados Unidos, el presidente ucraniano, en el transcurso de sus comentarios posteriores, sorprendió con una declaración sobre la existencia de cierta barrera en el camino de la OTAN, que no puede ser ni atravesada ni evitada. Y, por algún motivo, nadie tiene prisa por levantarla.

Antes, el entorno de Zelensky había afirmado que hay 3 países que impiden la admisión de Ucrania en la OTAN. Oficialmente, solo Hungría mantiene abiertamente esta postura, que explica alegando que Ucrania utiliza una política discriminatoria hacia la población húngara el oeste de Ucrania. Los otros dos países que se cree que se oponen a la entrada de Ucrania en la OTAN son Alemania y Francia, que no quieren hostilidad con Rusia por culpa de Ucrania, lo que les haría aún más dependientes de Estados Unidos.

Teniendo en cuenta que la entrada en la OTAN requiere de una decisión unánime de los miembros, pese a las promesas, este es el bloque que ha existido en el pasado y existe ahora, pero no es invencible. La pregunta es qué esfuerzo podría hacer Estados Unidos para acabar con esta resistencia europea. Pero esta solo es una cara de la moneda. En la práctica, la zanahoria de la UE y la OTAN puede ponerse ante las narices de Ucrania durante mucho tiempo, ya que lo imposible de la entrada formal del país en la OTAN no impide que Estados Unidos y la OTAN lo utilicen para luchar contra Rusia.

Estados Unidos y la OTAN obtienen todas las ventajas de utilizar el territorio de Ucrania para sus intereses, pero evitan obligaciones innecesarias, como, por ejemplo, la aplicación del Artículo 5 de la carta de la Alianza, que obligaría a la OTAN a ir a la guerra con Rusia en una hipotética escalada en Donbass en la que participaran tropas del Distrito Militar Sur, escalada que podría derivar en una guerra nuclear entre Rusia y la OTAN como ha dejado caer el jefe del Estado Mayor Valeri Gerasimov, que apuntó que el 95% de todo el arsenal nuclear ruso está preparado para el combate y puede causar un daño significativo. En las actuales condiciones, la admisión de Ucrania en la OTAN supondría crear una posibilidad de guerra en Ucrania, ya que para la Federación Rusa la entrada de Ucrania en la OTAN es una línea roja y, para Estados Unidos y la OTAN, supondría la obligación de ir a la guerra con Rusia.

Así que el conflicto sigue siendo manipulado, sin aceptar a Ucrania en la OTAN, pero utilizando ese territorio para trasladar infraestructuras de la OTAN a la frontera rusa, usando escaladas regulares en Donbass como pretexto para amasar tropas en el este de Europa en general y en Ucrania en particular. El suministro de drones, sistemas lanzacohetes, rifles de francotirador, equipamiento, equipamiento especial, munición, etc. permite mantener la base para operaciones de combate de intensidad media a largo plazo en Donbass durante meses o años, logrando el objetivo de preservar el estado de guerra en Donbass como una herramienta permanente de presión a Rusia, impidiendo así que la guerra se detenga.

Estados Unidos se reserva además la opción de relanzar la guerra en Donbass en cualquier momento que sea necesario hasta el nivel de operación de combate manipulable para eliminar la RPD y la RPL en el momento militar y políticamente conveniente. La concentración intensiva de presencia de la OTAN en Ucrania y la preparación de las Fuerzas Armadas de Ucrania para operaciones masivas en Donbass dejan poco lugar a dudas sobre las intenciones a largo plazo de la OTAN.

Las exigencias de Rusia de respetar las líneas rojas y llevar a una desescalada siguen siendo ignoradas y se sigue apoyando el curso más provocador de Ucrania. Zelensky, igual que la entrada de Ucrania en la OTAN, no es particularmente importante para la implementación de esta estrategia, ya que Estados Unidos está obteniendo lo que quiere sin conceder nada a Kiev. La misma amenaza de incluir a Ucrania en la OTAN ya sirve de instrumento adicional de presión sobre Rusia, creando una permanente amenaza estratégica que no puede ser ignorada.

No hace falta discutir seriamente el tema de ningún referéndum [Zelensky volvió a mencionar la posibilidad de un referéndum sobre el final de la guerra o la negociación con Rusia, como ya había hecho en el pasado-Ed] ni de otros formatos de negociación. Son herramientas informativas que no están lejos de las propuestas de desplegar fuerzas de paz en Donbass, entregar el control de la frontera a la OSCE, etc. todas ellas propuestas planteadas por Petro Poroshenko primero y Zelensky después. Detrás de ellas no hay más que vacío, así que Rusia primero dejó de hablar con Poroshenko y después con Zelensky, más que nada porque es un proceso inútil.

Solo tiene sentido negociar sobre Ucrania con Estados Unidos, así que un formato Estados Unidos-Ucrania-Rusia como el propuesto por Kiev (como alternativa a Minsk-2 y Normandía) no es viable. Ucrania sobra ahí, ya que no es soberana, sino que es un objeto sobre el que discuten dos sujetos válidos de las relaciones internacionales. Las emocionales palabras de Zelensky, Arestovich o Kuleba no van a cambiar los hechos.

La cuestión de la OTAN, que los clanes oligárquicos vienen vendiendo al “sabio pueblo ucraniano” durante décadas, se encuentra con constantes “peros” que destruyen la realidad construida de la pronta admisión en la Alianza y en la UE. Los intentos de activar este asunto por medio de la provocación en Donbass para obligar a la OTAN a admitir al país a gritos de “agresión rusa” son contrarios a los intereses de Estados Unidos, favorecido por la existencia de un conflicto controlado a largo plazo, no en una confrontación directa con la Federación Rusa por Ucrania, que sería más provechoso para China que para nadie más.

Si Washington está satisfecho con la guerra, entonces habrá una guerra entre Rusia y Ucrania en la que las pérdidas (territoriales, demográficas, económicas) de Ucrania no serán una preocupación, ya que la guerra no es para derrotar a Rusia en el campo de batalla, sino para colocar un telón de acero sobre Europa, privando a las potencias europeas de la oportunidad de negociar con Rusia (lo que mina el sistema de control euroatlántico) y complicando la puesta en marcha de la iniciativa de la nueva ruta de la seda.

En este sentido, si Estados Unidos sigue el curso de forzar esa guerra, Ucrania quedaría manchada de sangre para que ese telón de acero caiga sobre toda Europa, eliminando cualquier residencia europea que soñara con una política exterior o de defensa independiente. En ese caso, Estados Unidos minaría las relaciones de la Unión Europea con Rusia y China y se garantizaría el dominio sobre el continente durante un tiempo. Gran parte de los costes recaerían sobre Ucrania, donde la barrera que impide el acceso a la OTAN exime a Estados Unidos de tener de cumplir ciertas obligaciones que le implicarían en una guerra con Rusia, algo suicida desde el punto de vista del enfrentamiento con China.

La guerra continuará al margen de lo que quiera o deje de querer Zelensky y la opción de la entrada en la OTAN seguirá siendo una amenaza estratégica para Rusia, que tiene una crisis permanente en su frontera y que los países hostiles en cualquier momento pueden transformar en un riesgo de colisión directa con Estados Unidos y la OTAN. Al contrario que en tiempo de la Guerra Fría, cuando había un cierto sistema de acuerdos formales e informales sobre las normas de juego, en este caso aún no hay reglas y la única garantía para la Federación Rusa es la defensa nuclear, que crea unos riesgos inasumibles para Estados Unidos, que prefiere mantener esa barrera “en el camino de Ucrania a la OTAN”.