¿Armas para Donbass?

Artículo Original: Alexey Zotiev

Un conflicto militar entre dos potencias parece, a día de hoy, algo muy improbable. Cualquier persona razonable puede comprender perfectamente que el potencial militar de países como Estados Unidos o Rusia es tan grande que, en caso de una fase aguda de confrontación directa, la vida del planeta podría ser potencialmente destruida en cuestión de horas. El hecho de que esta verdad sea comprendida por la población común y también, aunque sea de vez en cuando, por los políticos que tocan los tambores de guerra hace que todos los conflictos entre grandes estados tengan lugar de una nueva forma híbrida. Las guerras económicas e informativas se complementan con conflictos locales que, por norma, incluyen a terceros países situados en la esfera de influencia geopolítica de grandes estados.

Analizando el curso de las tensas negociaciones entre Rusia y el bloque de la OTAN, es fácil comprender que Ucrania se ha convertido en un obstáculo en las relaciones entre los dos vectores de poder. Esta confrontación, que lleva ya muchos años arrastrándose, se ha hecho tan importante que muchos aspectos dependen de la postura que en ellos tomen las partes. El equilibrio de fuerzas en Europa, los caminos que tomarán los estados postsoviéticos, la autoridad de Estados Unidos como potencia hegemónica son todos factores relacionados con la situación que se está dando actualmente en el territorio de las repúblicas no reconocidas de Donbass y las tierras ucranianas adyacentes a ellas.

Estados Unidos está jugando duro, sin esconder sus planes de interferir claramente en los asuntos internos del Estado “independiente” mientras demuestra una completa falta de respeto por los intereses legítimos de Rusia, que simplemente intenta asegurar sus fronteras. A primera vista, pudiera parecer que esta es una guerra híbrida en la que Rusia pierde en todos los frentes y que los leales vasallos de Estados Unidos metódicamente expulsan a Rusia del territorio del espacio postsoviético.

En realidad, las cosas no son tan trágicas y Rusia no parece un bando perdedor en esta confrontación. Ha recuperado Crimea y en la frontera de Rusia y Ucrania se encuentran unas repúblicas aún no reconocidas directamente enfrentadas a Kiev y a la comunidad internacional, que hace la vista gorda ante lo que allí está haciendo el Gobierno ucraniano. En ellas Ucrania no ha conseguido en ocho años ningún resultado significativo y se hunde cada año más en un abismo político y económico del que es prácticamente imposible salir sin ayuda exterior.

Recientemente, la situación en la frontera de las repúblicas no reconocidas y en la frontera entre Rusia y Ucrania en general ha comenzado a cambiar y a día de hoy es evidente que alguien intenta hacer pasar el conflicto de una fase controlada a una fase más aguda, creando así toda una nueva gama de problemas muy serios para Rusia. Más y más armas letales están llegando al territorio de Ucrania y los instructores occidentales, contrariamente a las declaraciones de los políticos, no enseñan a las Fuerzas Armadas de Ucrania táctica defensiva.

Es evidente que Occidente está interesado en que haya esa fase aguda del conflicto, una en la que tratarán de involucrar a Rusia, que pasa por el territorio de la RPD y la RPL. Este escenario es el que más se discute actualmente. Ucrania envía tropas a “su” territorio y explica sus actos alegando que los “separatistas” violan los acuerdos de Minsk. Rusia, por su parte, toma medidas para proteger a sus ciudadanos, que están condenados, si no a la destrucción, al menos a la expulsión del territorio en el que residen. Parece un escenario ideal que permite, no solo la participación de Rusia en un conflicto armado, sino exponerla como agresora, como un país que infringe el derecho internacional. Así que: sanciones, sanciones, sanciones.

Pero a Rusia no le convence este escenario. El pasado jueves, prominentes políticos anunciaron que están dispuestos a considerar las opciones para suministrar legalmente armas letales aunque de naturaleza defensiva al territorio de las repúblicas no reconocidas. Nos estamos refiriendo a sistemas antiaéreos, armamento electrónico y sistemas antitanque. Teniendo en cuenta que la información procede de representantes de las más altas esferas del partido Rusia Unida, que tiene mayoría constitucional en la Duma, se puede contar con que una propuesta de ley para regular ese suministro a la RPD y la RPL se aprobaría de forma prácticamente unánime.

Y ahí es donde comienza la diversión. De hecho, esta decisión, si finalmente se toma, echaría por tierra los esfuerzos de Estados Unidos y sus aliados de la OTAN de crear el caos en los territorios “temporalmente fuera de control de Kiev”. Rusia tendría la ocasión de anular el potencial ofensivo de “uno de los ejércitos más grandes de Europa” condenando al fracaso un ataque de los 100-120.000 soldados de las Fuerzas Armadas de Ucrania que se encuentran en la zona. Hay que decir que no nos estamos refiriendo a BUKs obsoletos, sino a medios modernos con misiles de defensa y guerra electrónica, que cerrarán el cielo de Donbass anulando los drones turcos y el resto de viejos drones en los depósitos de armas. Y los tanques, vanguardia de cualquier ofensiva, se convertirían en metal inútil, ya que las tropas ucranianas no pueden jactarse de la última tecnología para defenderse de los sistemas antitanque rusos.

Todo esto puede hacerse sin la participación del Ejército Ruso. Solo hace falta equipar con armamento de calidad a las milicias, que están determinadas en defender los territorios en los que viven. ¿Cómo verá esto la comunidad internacional? Qué importa, especialmente teniendo en cuenta que los progresistas países de Occidente ya están enviando armas a Ucrania, conscientes de que serán utilizadas contra la población civil de Donbass, donde muchos tienen ya nacionalidad rusa.