Entrada actual
Donbass, Ejército Ucraniano, Minsk, Rusia, Ucrania, Zelensky

Presidentes de guerra

En una situación mucho menos incierta que en el momento para el que inicialmente estaba prevista la visita, Volodymyr Zelensky pudo aterrizar ayer en Madrid para ser recibido con honores por el jefe de Estado. La pomposidad pareció sorprender al presidente ucraniano, que quiso remarcar la importancia del “honor especial” de ser recibido a la bajada del avión por un rey. El alto perfil que ha adquirido el presidente ucraniano, que en cinco años ha pasado de actor de comedia a presidente de guerra pasando fugazmente por candidato de paz, hace que sus visitas sean una oportunidad de generar titulares favorables para instituciones necesitadas de lograrlo.

La llegada de Zelensky se ha retrasado prácticamente dos semanas debido a la situación causada en la región de Járkov, lo suficientemente grave durante unos días para que Ucrania cancelara la agenda internacional de su presidente. En aquel momento, el rápido avance ruso sobre la región de Járkov, donde los primeros kilómetros de campo abierto desde la frontera no habían sido preparados para la defensa, había hecho dudar a Ucrania de su solvencia defensiva. De forma prematura, surgieron también algunas dudas sobre si el frente se encontraba al borde del colapso. La llegada a zonas urbanas, en las que la lucha se ha enquistado de la misma forma que ha sucedido en todos los demás frentes, y el envío de refuerzos ha paralizado de forma casi completa el movimiento del frente, estancado ya en una lucha urbana y de trincheras que no amenaza posiciones estratégicas. Sin embargo, el episodio ha resultado útil para el líder ucraniano a la hora de movilizar apoyos y exigir rapidez a sus socios en el envío de armas, munición y, sobre todo, sistemas de defensa aérea occidentales.

“Querido Zelensky”, escribió el presidente del Gobierno español en las redes sociales, “tu visita a España nos permite reiterar nuestro más firme compromiso con Ucrania en todos los ámbitos”. Ucrania puede contar con España en su lucha por la paz y en la defensa de todos los valores y principios que nos unen”, añadió tras mencionar “defensa, seguridad, paz y reconstrucción” como las principales prioridades y “esfuerzos conjuntos”. A pesar de las palabras sobre el momento más allá de la guerra, todas las partes implicadas han querido aprovechar la ocasión para realizar un ejercicio de propaganda en el que, con la guerra como tema único, la escolta militar para recibir al presidente vestido de verde adquiría perfecta coherencia. Al igual que el resto de países occidentales, España se ha mantenido firme en la idea de continuar la guerra hasta la victoria final, un éxito que solo puede lograrse por la vía militar que rechaza, como hiciera Volodymyr Zelensky en la primavera de 2022, cualquier vía negociada. La postura común no se limita a lo ocurrido tras el 24 de febrero, sino que España, al igual que Ucrania apoyó solo de palabra el proceso de Minsk. Durante esos años, el Estado español rechazó más del 80% de las peticiones de asilo de población ucraniana y la agresión de Ucrania contra Donbass nunca fue una preocupación.

“Tras más de dos años, la agresión rusa continúa, por eso es más necesario que nunca redoblar nuestro apoyo. En este contexto, Volodymyr, tu visita nos permite reiterar el firme compromiso en todos los ámbitos con Ucrania”, afirmó Pedro Sánchez en su discurso. El presidente del Gobierno insistió también en que España participará en la reconstrucción de Ucrania, que continuará esbozándose en una cumbre que se celebrará en los próximos meses en Alemania y que será la continuación de la celebrada en el Reino Unido el año pasado y en la que quedó claro que el proceso de reconstrucción pasará por una colaboración público-privada en la que las grandes multinacionales occidentales podrán beneficiarse del planteamiento de dejar incluso los aspectos más importantes del Estado en manos del mercado.

Sin victoria a la vista ni posibilidades de negociación -que Zelensky prohibió por decreto-, falta mucho para que la reconstrucción sea un sueño a corto plazo. «Rusia seguirá haciéndonos chantaje porque no quiere la paz. Pero tras la Cumbre de la Paz tendremos un documento consensuado con unanimidad ante el fin de la guerra», insistió el presidente ucraniano, mucho más cómodo con el discurso belicista que olvida que fue Ucrania quien se negó a implementar los acuerdos de paz de Minsk y rompió las negociaciones de Estambul cuando creyó que continuar la guerra reportaría mayores beneficios. La apuesta por la guerra implica necesariamente el aumento de la destrucción y una constante escalada, que a su vez se convierte en argumento para crear un discurso cada vez más alejado de la realidad.

 “Hoy Putin lanza más de 3.000 bombas al mes dirigidas a la población civil ucraniana”, afirmó Zelensky, retorciendo hasta la falacia los datos de uso de armamento en la guerra. Como uno de sus principales asesores, Mijailo Podoliak, el presidente ucraniano explota la idea de los constantes ataques contra la población civil, algo que no se corresponde a la realidad y que contrasta con la postura que el discurso ucraniano utiliza para justificar los bombardeos contra aldeas de frontera o incluso la capital regional de Belgorod. “Apenas tienen civiles”, afirmó recientemente Volodymyr Zelensky. Es civil la población atacada por las redadas trasnsfronterizas de los grupos liderados por el GUR de Kirilo Budanov y lo eran también las personas que fueron asesinadas a pleno sol en el centro de Belgorod cuando Ucrania atacó una pista de patinaje con su artillería checa. En términos de bajas entre la población civil, el periodista estadounidense Mark Ames recordaba que “Israel ha asesinado treinta veces más menores en Gaza en siete meses de guerra que los que Rusia ha matado en dos años y tres meses de guerra. Y eso que la población de Gaza es quince veces menor en tamaño que la de Ucrania”. Sin embargo, los argumentos que tanto Kiev como sus aliados utilizan para justificar la continuación de la guerra mientras sea necesario, la legitima defensa y la lucha contra una potencia ocupante, no encuentra paralelismo en el paso de Palestina, donde el asesinato masivo -ayer las portadas de los medios mostraban un bombardeo israelí que mató a decenas de personas en una zona de tiendas de campaña de población forzosamente desplazada- no provoca exigencias de enviar armamento a la resistencia que lucha contra un ejército muy superior y que se ha propuesto controlar la zona por la vía militar. “Estamos y estaremos con Ucrania y consideramos que Palestina ha existido, existe y existirá”, afirmó Pedro Sánchez, presidente de un país que anunció el reconocimiento del Estado palestino la pasada semana y ante lo que Zelensky, líder de un país que sí reconoce a Palestina, solo pudo decir que defiende “la solución de los dos Estados”. El comentario del presidente de Ucrania no puede hacer olvidar que Israel ha sido, es y será un ejemplo para Ucrania, algo que Zelensky comparte con su predecesor. “Absolutamente liberal, europeo, no será así”, ha afirmado sobre el país en el pasado para explicar que la Ucrania del futuro “definitivamente saldrá de la fuerza de cada casa, cada edificio, cada persona”. Esa fuerza no es solo metafórica. “Zelensky subrayó que su visión del futuro de Ucrania tras el conflicto incluía tener fuerzas armadas en «todas las instituciones, supermercados, cines, habrá gente con armas»”, escribió Al Jazeera en abril de 2022. El presidente ucraniano no escondía cuál era su modelo y describía un país que se presentaba como “un gran Israel”.

Con la fuerza como argumento principal y la guerra como razón de ser del Estado, el centro de cada visita internacional de Zelensky es siempre el aspecto militar. Ayer, el presidente ucraniano firmó un acuerdo de seguridad con España que implica un compromiso de suministro militar a largo plazo por valor de 5.000 millones de euros, más de mil de los cuales fueron anunciados ayer. 19 tanques Leopard, munición y misiles para los sistemas Patriot conforman el grueso de esa asistencia militar a fondo perdido a la que hay que añadir también la instrucción de tropas ucranianas en territorio español.

En plena temporada electoral, el acuerdo ha tenido cierta importancia política a pesar de la práctica unanimidad del arco parlamentario en la defensa de Ucrania. Ernest Urtasun, portavoz de la formación liderada por la vicepresidenta del Gobierno Yolanda Díaz, rechazó las “ampliaciones en gastos de Defensa fuera de los presupuestos” y criticó, de la misma forma que hicieron los partidos de la derecha y la extrema derecha, las formas aunque no el fondo del acuerdo. Urtasun denunció la falta de transparencia y, con gran cinismo, afirmó que “hoy hemos conocido que ese acuerdo, que no se sabía para qué era, es para el envío de armamento”. Ningún aspecto de la visita de Zelensky ni de los términos del acuerdo pueden considerarse sorprendente.

El documento firmado por los dos sonrientes líderes sigue la estela del acuerdo firmado con el Reino Unido, ejemplo que han seguido Alemania, Francia, Dinamarca, Canadá, Italia, Países Bajos, Finlandia y Letonia. El objetivo fundamental de esos tratados, que pretenden dar garantías de seguridad, pero sin comprometerse a participar en una guerra en caso de agresión, es dar al presidente ucraniano un argumento con el que justificar el rechazo occidental a ofrecer una vía rápida de adhesión a la OTAN. Los acuerdos no implican tampoco participación directa en una hipotética agresión externa a Ucrania, sino que se limitan a comprometer asistencia militar a largo plazo, principal objetivo del Estado ucraniano en la fase actual, en la que incluso entre sus aliados crece la certeza de que la soñada victoria es inviable. Contra la posibilidad de diplomacia, Zelensky precisa de armas con las que mantener la guerra en una fase lo suficientemente caliente como para seguir siendo prioridad para sus aliados. Los 5.000 millones comprometidos por España se unen a los más de 6.000 prometidos la semana pasada por Suecia, dos de los últimos anuncios de asistencia militar presente y futura. Tanques, obuses, fusiles y misiles son los valores que unen actualmente al continente europeo, centrado en una guerra común cuyas implicaciones a largo plazo son cada vez más inciertas a medida que van traspasándose las líneas rojas y aumenta el peligro del enfrentamiento directo.

Comentarios

Aún no hay comentarios.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Reportes del frente archivados.

Registro

Follow SLAVYANGRAD.es on WordPress.com

Ingresa tu correo electrónico para seguir este Blog y recibir notificaciones de nuevas noticias.

Únete a otros 47K suscriptores

Estadísticas del Blog

  • 2.247.155 hits