Artículo Original: Novorosinform
A veces me pregunto: ¿Por qué le dejé ir? ¿Por qué fue? Mi hijo era un hombre adulto, ya tenía 33 años. A esa edad, una persona toma sus propias decisiones. No pudo aceptar lo que estaba ocurriendo.
Seryozha me llamó cuando estaban en el distrito de Shakhtyorsk. “Mamá, no tienes ni idea de lo que está ocurriendo aquí. Los tanques han destrozado las casas y los abuelos y abuelas vienen a nosotros y nos preguntan: ¿estáis vivos, estáis bien?”, lloraba. “Tomad unas uvitas, comed chicos, que vosotros no estáis en casa”.
Sabe, fue emocionante escuchar que a pesar de lo duro de la guerra allí en aquellos días, especialmente en Saur-Mogila, la gente era tan amable con ellos. Fue duro durante un par de meses: agosto y septiembre. Fue duro para todos los chicos en todas partes. Y cuando volvió a casa después de Saur-Mogila, ¡estábamos tan felices! Él también. Y cuánto equipamiento habían conseguido. Los chicos estaban felices de haber conseguido tantas armas; sabían que ahora serían capaces de dar batalla. Y así se desarrolló todo…
Mi hijo me contó unas pocas cosas; en aquel momento no era posible hablar de todas las noticias. Lo entiendo, los tiempos eran muy duros, el enemigo estaba muy cerca y todos escuchan. Puede que no supiera mucho de esos días y noches tan duros, pero el alma lo sentía todo.
Me alegro de que no huyera, de que no se marchara, como hicieron muchos de nuestros ciudadanos, que nos dejaron aquí. Estos chicos, algunos tenían niños, otros no, pero todos cogieron sus cosas y se fueron al frente.
No había ningún beneficio, no esperaban nada, no había salarios. Comprendían que era lo que tenían que hacer para proteger su hogar.
Sabe, mi hijo tuvo un sueño. Cuando, en agosto de 2014, el Día del Minero hubo en la plaza de Lenin [en Donetsk] un desfile de prisioneros de guerra, me llamó: “Dios mío, vamos a volver pronto. Y el próximo Día del Minero tendremos un Día de la Victoria y tendremos el mismo desfile, pero mucho más grande, para que todos vean que hemos ganado y que vean a la gente que ha traído tanta desgracia a nuestra tierra”.
Mi hijo murió en Makeevka…
Ahora las madres somos una familia unida, compartimos el mismo dolor y al mismo tiempo nos alegramos las unas por las otras, hablamos, nos apoyamos.
Sabe, cuando hijos de Makeevka murieron en Donetsk, mi hijo, de Donetsk, murió en Makeevka. Nos apoyamos las unas a las otras porque es imposible dividirnos. Lo compartimos todo, esta es nuestra tierra. Nadie sabe, claro, qué pasará cuando todo esto acabe.
Estaba muy contenta por mi hijo cuando dijo que estaba con amigos. Y ahora, cuando hablo con los chicos, me alegra que no le hayan olvidado. En el segundo aniversario de la muerte de mi hijo, fuimos con ellos al cementerio. Le dije: “mira, muchos de tus amigos han venido”.
Es difícil sobrevivir. Cada madre espera que su hijo vuelva a casa; casa madre se levanta cada mañana y piensa: “que todo sea rápido, que ganemos esta guerra y nuestros hijos vuelvan”.
Esa esperanza y nuestra memoria nunca morirán. Siempre nos inclinaremos ante su coraje y el de los chicos que sirven ahora. Estamos muy agradecidos a todos ellos. Aguantad, tenéis que sobrevivir, tenéis que protegeros a vosotros mismos y a vuestras familias, a vuestra tierra. Todos necesitamos esta victoria.
Y a los más jóvenes, que no han servido aún, les quiero decir que no se apresuren a ir al ejército. Que acaben el colegio, es cosa de adultos. Todos serán útiles, pero que no tengan que participar en acciones de combate. Eso sí, al menos deben saber cómo proteger a sus familias, a sus seres queridos.
Palabras de la madre del fallecido Sergey Lozovsky, alias Tyson.
Con mucha pena le acompañamos en su tremendo dolor. Sergey fue un heroe honesto y humilde, que no dudó en arriesgar su vida por conseguir que otros, estuviéramos seguros y a salvo de los tiranos que intentan si conseguirlo, esclavizarnos . O exterminar al que se resista o denuncie sus fechorías asesinas. Madre de Sergey y demás madres que habeís perdido lo más querido de vuestro ser, un hijo. para que los hijos de otras madres puedan vivir en libertad y sin miedo. No hay palabras ni forma alguna en esta humanidad que puedan expresar la deuda que el resto de la gente buena y sencilla tienen con ustedes.
.Sergey desde donde estés, en alma , espíritu, energía lo que sea que creyeras en vida . Envíale a tu madre un abrazo, un soplo de cariño, una caricia en la mejilla, un beso en la frente, que note que aunque no te vea, estas ahí, acompañándola hasta que Dios o lo que sea que haya, tenga a bien vuestro reencuentro.
Cuanto siento su dolor, perdóneme por lo extenso del pésame.
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Glòria a los herois de Donbass!!!!
Ni un paso atrás!!!!
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