Artículo Original: Yulia Andrienko / Komsomolskaya Pravda
El 1 de septiembre de este año ha sido una fecha muy esperada por muchos motivos. Entre otras cosas, porque los niños no se han visto entre ellos desde hace casi seis meses. Los padres y madres se apresuraron para hacer los últimos preparativos y se repetían: “Mientras que no sea a distancia, sobreviviremos a todo lo demás”.
Este año, 143.000 escolares se sentarán en los pupitres de la República, 14.000 de ellos para cursar primero. Pero no todos los colegios de la RPD van a tener alumnos de primero este año. El colegio de Sajanka, que se encuentra literalmente en la línea del frente, es, sin exagerar, una escuela heroica en la que hay niños y profesores heroicos. Muchos de ellos saben lo que es ir al colegio bajo el rugir de la artillería y caer cuando un proyectil explota demasiado cerca.
“Este año no tendremos ningún alumno de primero y, si nada cambia, tampoco tendremos el año que viene”, admite Oxana Samarskaya, directora del colegio, que no ha abandonado su puesto ni un solo día y no se ha resguardado en lugares más tranquilos de Donbass. “En total, tenemos 31 estudiantes en todo el colegio. ¡Así sí que se pueden mantener las distancias!”
Eso me recordó que en las grandes ciudades de Rusia se han dividido las clases para evitar acumulación de niños y para poder mantener las medidas de seguridad. Las clases se numeran con letras y en cursos llegan a la N o más allá del alfabeto. Y aquí todo el colegio cabe en una clase.
Al mismo tiempo, la tregua que entró en vigor en julio sigue manteniéndose. Los residentes de Sajanka rezan por que se mantenga para siempre. Los niños aquí conocen los signos “más” y “menos” no solo como signos matemáticos sino como señas de cómo actuar durante los ataques. Incluso los más pequeños aquí lo saben. En mayo, niños resultaron seriamente heridos de nuevo.
“Pero no perdemos la esperanza. Ha habido una sorpresa agradaba en vísperas del inicio del curso: nos trajeron 40 ventanas de plástico y las instalaron. Esperemos que eso sea un signo de que va a haber paz y que nuestras ventanas no salgan volando con futuras ondas expansivas”, comentó la directora.
Deseamos a todos los niños de la República un año de éxitos, que ni la guerra, ni la cuarentena, ni ningún juego de adultos les impida tener una niñez sin preocupaciones y que nada de eso les quite la alegría del saber y la amistad.
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