Entrada actual
Donbass, DPR, LPR, Rusia, Ucrania

¿Aventura fallida o cierre en falso?

Pegados a la información que en tiempo real se publicaba en las redes sociales, todo tipo de nuevos expertos trataron de comentar en directo lo que percibían como el inicio del colapso del Estado ruso o incluso de la guerra civil. El desconocimiento de qué fuentes pueden considerarse fiables, del funcionamiento del país o de Wagner y Evgeny Prigozhin, cuyo nombre ni siquiera logran pronunciar, más allá de los aspectos más superficiales no impidieron las lecciones dadas por medios y periodistas escasamente especializados a lo largo del día. Curiosamente, una de las noticias falsas difundida por las redes sociales y que algunos periodistas encontraron creíble fue la fuga de Alexander Lukashenko de Bielorrusia. Antes, una cuenta del batallón Kalinousky, que lucha integrado en las Fuerzas Armadas de Ucrania, había llamado a la insurrección, haciendo estallar los deseos de una parte del establishment mediático occidental de ver implosionar tanto a Rusia como a Bielorrusia, un país aún más desconocido y aún más caricaturizado en sus representaciones mediáticas.

Lukashenko no huyó del país cuando las protestas tras las elecciones de 2020 le colocaron en una situación similar a la de Venezuela en 2019, con una estructura paralela financiada y apoyada por Occidente que se hacía llamar Gobierno. El presidente bielorruso tampoco huyó del país el sábado en dirección a Turquía como se especulaba. Devolviendo el favor ruso durante el intento de golpe de estado del año 2017, Erdoğan no tardó en manifestar su apoyo al presidente ruso, como hiciera también Irán, dos de los escasos países que se pronunciaron abiertamente en defensa del Estado ruso mientras se producía el motín. Mientras tanto, Svetlana Tijanovskaya, la Juan Guaidó bielorrusa, aprovechaba la coyuntura para exigir apoyo para “liberar” Bielorrusia.

Por la tarde, cuando se hablaba de la destrucción de carreteras para ralentizar el avance de Wagner sobre Moscú y el alcalde de la capital decretaba el lunes como día festivo para limitar así el movimiento de población en un contexto que se presentaba peligroso, el esperado clímax se convirtió en todo lo contrario. Quienes con tanto fervor -y emojis de palomitas en sus tuits- habían seguido el inicio de la guerra civil rusa, tenían que conformarse con un final abrupto y poco cinematográfico a lo que había sido un día con unos primer y segundo acto tan prometedores que simplemente parecía inconcebible que no fuera a producirse un enfrentamiento armado.

Calificado de motín desde primera hora de la mañana, cuando las tropas de Wagner entraron en Rostov y rodearon el cuartel general del Distrito Miliar Sur, donde Prigozhin charló tranquilamente con el jefe adjunto del distrito, el enfrentamiento militar fue la perfecta representación gráfica del peligro de la privatización del Estado, que ha llegado incluso a subcontratar el monopolio de la violencia. Ese aspecto fue muy destacado a lo largo del día tanto por la prensa occidental como por los representantes ucranianos, que parecen haber olvidado que su país hizo la guerra a Donbass sobre la base de la movilización de los sectores más radicales de la sociedad organizados en batallones voluntarios privados financiados fundamentalmente por la oligarquía nacional.

La teórica prohibición de las empresas militares privadas en Rusia debía limitar la actuación de Wagner a terceros países como Siria o Libia, donde sus soldados han participado en la guerra y donde han sido acusados de brutales crímenes, o en la República Centroafricana, Mali o Sudán, donde han prestado servicios de seguridad. De ahí ese extraño estatus de empresa con presencia pública pero teóricamente inexistente que Prigozhin mantuvo durante años, hasta que sus tropas fueron necesarias para mantener el frente ucraniano. Desde entonces, y en el contexto de un enfrentamiento cada vez más público e intenso, el Ministerio de Defensa ha buscado la forma de lograr una relación contractual oficial con Wagner para garantizar así la unidad de acción y evitar algo como lo ocurrido este fin de semana. Con un problema de escasez de efectivos -que finalmente se tradujo en la movilización parcial decretada en septiembre y que el Estado ruso había tratado de evitar a toda costa-, el Ministerio de Defensa se ha visto obligado a incorporar a todas las fuerzas existentes sobre el terreno, entre las que se encontraba Wagner, pero también los ejércitos de las Repúblicas Populares, no siempre integradas en un único mando. Solo en el caso de la empresa de Prigozhin surgió el problema de la falta de voluntad de integración.

Al contrario que Wagner, las milicias de Donbass no contaban con otras fuentes de financiación ajenas a las estructuras oficiales ni sus líderes actuales tenían tampoco las aspiraciones de poder y control que Prigozhin ha demostrado tener. En una de sus últimas apariciones mediáticas antes del motín de este fin de semana, el señor de la guerra insistió en que Wagner jamás firmaría un contrato con el Ministerio de Defensa. En este sentido, lo ocurrido el sábado no puede sino ser un punto de inflexión, quizá definitivo, para la relación entre Wagner y el Ministerio de Defensa. Son escasos los detalles sobre los términos del acuerdo alcanzado entre el Estado ruso y Wagner a través de la mediación de Alexander Lukashenko, que en lugar de huir del país estaba mediando en busca de la desescalada, por lo que la especulación perdurará un tiempo más.

El sábado por la noche, los medios capturaban la imagen de Evgeny Prigozhin abandonando Rostov, mientras proseguía el retorno del convoy de Wagner a sus bases. En paralelo, retornaban al frente las unidades bajo control de Ramzan Kadirov, otra fuerza en cierta forma autónoma pero no paralela al Estado, elegidas para acabar con la sublevación si las negociaciones no fructificaban. Sin embargo, como quedó claro desde el primer momento con el vídeo comunicado del general Surovikin, encargado de las relaciones con Wagner, el objetivo principal del Estado era evitar una batalla y, con ello, ofrecer a la maquinaria de propaganda occidental munición para alegar que Rusia se encuentra en guerra civil. Sin embargo, aunque esa imagen no se produjo, lo que ha llevado a redirigir el discurso a la idea de la debilidad del Estado ruso -ese que cada vez más a menudo se califica de autoritario, si no totalitario-, numerosos artículos publicados a lo largo del sábado recogen esa idea. “Rusia se desliza hacia la guerra civil”, escribió, confundiendo sus deseos con la realidad, Anne Applebaum, que quiso ver en lo ocurrido el “momento zar Nicolás II” para Vladimir Putin. Mientras que el zar Nicolás II había perdido todos y cada uno de los apoyos políticos que habría necesitado para sobrevivir a la revolución parlamentaria de febrero de 1917, todo el establishment político se alineó rápidamente con el presidente Putin y contra los actos de Evgeny Prigozhin.

La obsesión por la inmediatez y el ansia por ver en los acontecimientos la realidad que se desea ver hizo que proliferara a lo largo del sábado la idea del golpe de estado y de la guerra civil. Mientras la vida continuaba con normalidad en Rusia -a excepción de los alrededores del cuartel general del Distrito Militar Sur de Rostov-, la maquinaria mediática veía la caída de Putin, el sitio de Moscú o la guerra civil. Algunos periodistas, que durante años han definido a Rusia como un potencia decadente o un Estado paria, llegaban incluso a devolverle temporalmente el estatus de gran potencia que en realidad perdió en 1991 para arrebatárselo inmediatamente a causa de la rebelión de Prigozhin.

La realidad es más simple: las carencias militares rusas, no en términos de armamento pero sí de efectivos, han dado a una empresa militar privada un protagonismo que el Ministerio de Defensa, sin éxito,  ha tratado de evitar precisamente para mantener el monopolio del uso de la violencia en manos del Estado. El ascenso de Wagner a causa de la guerra en Ucrania y de su participación en acciones en el exterior han dado a Prigozhin un protagonismo que ha querido traducir en cotas de poder utilizando primero la presión mediática y después la acción militar. Prigozhin recibió solo el apoyo parcial -limitado a sus quejas y no a los actos realizados a causa de ellas- de Alexander Dugin, pero no obtuvo la defensa de ningún político ni personaje público relevante incluso en el ala nacionalista del Estado, los halcones con los que se ha identificado a Prigozhin. La capacidad de Wagner de actuar contra el Estado muestra una debilidad de las estructuras oficiales y el daño a la imagen es incalculable. Sin embargo, el sábado quedó demostrado el inexistente apoyo a una sublevación militar dentro del Estado. El principal prerrequisito para que un golpe de estado fallido -y el del sábado ni siquiera llegó a serlo- se convierta en la guerra civil que tanto parecían ansiar los medios occidentales y las autoridades ucranianas, que durante todo el día trataron de alentar un enfrentamiento militar, es precisamente que exista apoyo explícito de una parte del ejército regular.

Sin ninguna deserción, la única opción restante para Prigozhin y sus soldados era avanzar hacia Moscú en busca de una muerte heroica. La lógica llevó a las partes a un acuerdo de mínimos que puede cerrar el conflicto en falso. Prigozhin abandonará Rusia para trasladarse a Bielorrusia, presumiblemente perdiendo el control sobre las tropas de Wagner en Ucrania, pero quizá no de los demás servicios de la empresa en el extranjero, fuente de financiación de su entramado. Según los términos del acuerdo, los soldados que no participaron en el motín podrán firmar contratos con el Ministerio de Defensa.

Aparentemente, el Estado lograría así su objetivo de no perder a esos miles de soldados reclutados por Wagner y subordinarlos al Ministerio de Defensa apartando a su líder y sin cumplir, cuando menos de momento, con su exigencia de cesar al ministro de Defensa y al jefe del Estado Mayor. Sin embargo, tanto Shoigu, que no tuvo presencia pública alguna durante la crisis, como Gerasimov han quedado cuestionados. A la debilidad del Estado ruso, que abre la puerta a todo tipo de posibilidades de manipulación interna y externa, se suma el creciente desafecto con sus figuras dentro de las propias estructuras militares. Es de esperar que no haya cambios en las estructuras militares rusas a corto plazo, fundamentalmente para que no puedan ser vinculadas al motín de Prigozhin, pero la disconformidad con el cierre en falso del episodio puede suponer cambios a medio o largo plazo. Es especialmente relevante la situación de la aviación, que sufrió unas pérdidas significativas a lo largo del sábado y que posiblemente no se encuentre cómoda con la impunidad de Prigozhin pese a la sangre derramada. El motín de Prigozhin causó 13 víctimas mortales.

El cierre del episodio del fallido motín militar dirigido por Prigozhin y que la CIA se jacta ahora de haber detectado hace unos días deja más preguntas que respuestas. Es evidente que Rusia ha buscado evitar una imagen de guerra interna a costa de dar una imagen de debilidad de sus estructuras militares, un coste elevado en un contexto de guerra. El futuro de Prigozhin, especialmente su estatus en Bielorrusia y el control que pueda mantener de un posible remanente de Wagner darán las claves de los detalles del acuerdo alcanzado, como lo harán también los destinos de Shoigu y Gerasimov, en este caso sobre las posibles concesiones realizadas. Frente al periodismo de brocha gorda que lo ha limitado todo a “guerra civil” o al análisis político que ve a “los malos luchando entre ellos”, los matices solo podrán percibirse en el futuro.

Comentarios

Un comentario en “¿Aventura fallida o cierre en falso?

  1. Ninguna fuente rusa confirma lo del avión, pueden enviar la referencia? Sería de gran ayuda aclarar eso realmente ya que la mayoría de las fuentes que he leído acerca de eso son ucranianas y soy escéptico en eso. Gracias.

    Me gusta

    Publicado por Carlos | 26/06/2023, 08:46

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Reportes del frente archivados.

Registro

Follow SLAVYANGRAD.es on WordPress.com

Ingresa tu correo electrónico para seguir este Blog y recibir notificaciones de nuevas noticias.

Únete a otros 47K suscriptores

Estadísticas del Blog

  • 2.247.150 hits