Ayer por la mañana, en esta ocasión por videoconferencia, se produjo la cuarta reunión de las delegaciones rusa y ucraniana y en la que Kiev exigía fundamentalmente dos cosas: un alto el fuego inmediato y la retirada de tropas rusas. A esa misma hora, autoridades y civiles de Donetsk retiraban cristales rotos y restos de metralla y tapaban con sábanas los cuerpos que yacían en la acera de una de las calles más céntricas. Tras años en los que el centro de la capital de la RPD había quedado protegida de los bombardeos ucranianos, un misil Tochka-U con munición de racimo (no es la primera vez que Ucrania utiliza esa munición, como incluso Human Rights Watch denunció en los primeros meses de la guerra) causó la peor masacre que ha visto la ciudad en mucho tiempo. Derribado por las defensas antiaéreas, solo explotó, según Denis Pushilin, una parte de la munición, limitando así el daño que habría causado el impacto del misil en el corazón de la ciudad más grande de Donbass, a apenas unos metros del edificio de la administración, el mismo en el que comenzó, en abril de 2014, la rebelión de la población contra el cambio de régimen en Kiev.
Sin sorpresas, ya que no se trata más que de la repetición de un hábito adquirido desde 2014, el Ministerio de Defensa de Ucrania afirmó no haber realizado el ataque y acusó a las tropas rusas de haber bombardeado su propia ciudad, lo que hace surgir la pregunta de para qué. Ni Rusia ni la RPD necesitan un bombardeo más para justificar su ofensiva contra Ucrania, que con sus actos se ha ganado año a año el rechazo de la población de Donbass. Perdida para Ucrania, Kiev continúa tratando de infligir un castigo colectivo contra la población de Donetsk.
Artículo Original: Denis Grigoriuk
A plena luz del día del 14 de marzo de 2022, el Ejército Ucraniano atacó el centro de Donetsk. Un Tochka-U con bombas de racimo fue derribado, pero aun así funcionó parte de su “relleno”. Puñados de cuerpos de civiles yacían en la capital de la RPD. Fundamentalmente personas mayores, pero también hay niños entre las víctimas [no mortales, los cirujanos pudieron salvar la vida de un niño-Ed]. Las autoridades de la RPD declararon el 15 de marzo día de luto por los civiles muertos en la agresión del Ejército Ucraniano.
Corrí por el boulevard Pushkin, iluminado por el sol de marzo. El mismo que los visitantes moscovitas llaman el Arbat de Donetsk. No hay un lugar más rico en Donetsk: hay coches caros, cafés hípsters, músicos en las calles, olor a narguile y a perfumes caros. Ahora todo eso ha desaparecido. La población huía corriendo con caras de ansiedad. Hablaban entre ellos, miraban hacia arriba y observaban las fachadas de las casas.
Crujía el cristal, estaba por todas partes. Los escaparates de la calle Teatralnaya habían explotado. Aquí hay una zona de juego con consolas. Hoy mismo he visto en la cuenta GameLover que era posible acudir otra vez a jugar a los videojuegos. Grupos enteros de niños suelen acudir al lugar a celebrar sus cumpleaños. Los dueños publican regularmente vídeos con niños riendo felizmente mientras juegan. Pero esta vez, entre cristales rotos, vi a un hombre moviéndose por la calle recogiendo algo desperdigado por el suelo.
El humo se me metió por la nariz. Un olor familiar que no había sentido en mucho tiempo, pero que recordaré el resto de mi vida. La calle Universitetskaya estaba acordonada, no se permitía la presencia de espectadores. Para cuando llegué al lugar del bombardeo, los bomberos habían extinguido prácticamente todo el fugo. Los esqueletos de los coches quemados seguían sacando humo. Entre el humo negro, vi las verduras secas en un camión. El olor a patatas cocidas se mezclaba con el quemado.
Un autobús naranja estaba parado un poco más adelante. La sangre goteaba de los escalones de la salida trasera. Mucha sangre. Las gotas caían sobre el asfalto. Todos los escalones estaban cubiertos de sangre. La señal del número de ruta yacía junto a la rueda trasera. El número 17. Iba a Bosse, el mismo lugar en el que ya fue atacado un autobús en enero de 2015, cuando el Ejército Ucraniano se vengaba de la derrota en el aeropuerto de Donetsk. Ahora todo parecía estar pasando de nuevo. Un terrorífico deja vu. Es como volver a hace siete años.
Varios cuerpos sin vida yacían en el autobús. Todos ellos personas mayores. Entre los asientos yacía el cuerpo de un hombre con una mascarilla bajada hasta la barbilla y gafas subidas en la frente. Sus pupilas negras miraban fijamente al techo. Algunos de los pasajeros viajaban con la compra. Los huevos rotos se habían caído al suelo. Claras y yemas se mezclaban con la sangre y la leche de una botella. Los cristales rotos crujían bajo los pies. Atravesó las lunas. Atravesó el autobús. Qué cínica puede llegar a ser la vida. El proyectil aterrizó en el lugar en el que la señal decía “Bosse”.
Al otro lado de la calle se encuentra una sucursal del Banco Central Republicano. Una fila de cuerpos yacía a lo largo del edificio. Era una cola para el banco. Es difícil adivinar que se trata de una institución financiera, ya que la fachada estaba completamente llena de metralla. Cientos de pequeños fragmentos entre el polvo de la destrozada señal del banco. Varios cuerpos más yacían en las escaleras a la entrada del banco. No había habido tiempo de cubrir la mayoría de ellos con una sábana.
Comencé a acercarme observando los detalles. En algún lugar había un cuerpo sin cabeza bañado en sangre, en otro restos de cráneo y en otros, restos de billetes. No eran billetes como los que acostumbro a ver. Me di cuenta de que eran grivnas ucranianas. Billetes de 500 grivnas estaban desperdigados a la entrada del banco. Parece que estas personas mayores querían cambiarlas por rublos. Puede que fueran sus pensiones, esas que una vez fueron a recoger a territorio ucraniano. Eso les obligaba a pasar horas en las colas antes de poder cruzar la línea del frente. Algunas personas no pudieron aguantarlo y murieron en las propias colas. Kiev creó tantas barreras que los mayores de Donbass dejaron de ir a por su dinero. Así que ahora Kiev ha bombardeado a esas personas solo porque el Ejército Ucraniano está fracasando en todos los frentes.
El líder de la RPD, Denis Pushilin, afirmó que el ataque había sido cometido con un misil Tochka-U. Llevaba munición de racimo, una parte explotó y se llevó la vida de 20 civiles. “Aquí está, el valor de las palabras, los acuerdos con el régimen ucraniano. He participado durante mucho tiempo en el proceso de negociación y sé esto a ciencia cierta: no se puede creer una palabra. El régimen ucraniano no es capaz de negociar. No puede hablar de paz ni de objetivos humanitarios. El régimen ucraniano nunca ha seguido ese camino. Dicen una cosa y hacen lo que están viendo ahora”, afirmó Pushilin en el lugar de los hechos.
Detrás del líder de la RPD se encontraba el autobús impactado. También había un vehículo civil destruido y lleno de fragmentos de metralla. Era imposible sobrevivir ahí. Las puertas estaban abiertas. Eran visibles dos cuerpos. Sus seres queridos ya no los recuperarán y, por desgracia, no estarán solos en su duelo. En todas partes se podía ver a personas llorando, hombres y mujeres histéricos. Los empleados del Ministerio de Emergencias de la RPD trataban de calmarlos, pero era extremadamente difícil contener las emociones.
Pushilin garantizó que las operaciones ofensivas de la RPD continuarán. Es más, prometió que el avance será más rápido. Insistió en que el deber de las tropas de la República es alejar lo más posible de las localidades de la PRD al Ejército Ucraniano, para que así no tenga la oportunidad de atacar a la población civil.
El Ministerio de Defensa de la Federación Rusa informó de que había resuelto desde dónde se había lanzado el ataque contra Donetsk. Los oficiales rusos afirmaron que el ataque se produjo desde el noroeste, desde la zona de Krasnoarmeisk, controlado por los nacionalistas ucranianos.
Más adelante, muy cerca de la calle Universitetskaya, donde se encuentra el edificio del Gobierno de la RPD, yacía la causa de tanta muerte. El misil Tochka-U humeaba a los pies del monumento al poeta ucraniano Taras Shevchenko. Un boulevard de Donetsk lleva su nombre. El nombre no ha sido cambiado. No ha habido des-ucranización en la RPD. Ante el monumento al símbolo de la cultura ucraniana yacía un misil que el Ejército Ucraniano había disparado contra Donetsk.
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