Artículo Original: Andrey Manchuk
El diputado del Consejo Municipal de Odessa Andrey Vagapov, representante local del partido de Petro Poroshenko, se ha quejado de que Ucrania no haya introducido una dictadura militar. Y después propuso introducir el estatus de “no ciudadano” a la población desleal. El modelo es el de Letonia y Estonia, estatus reservado para la “no indígena” población de habla rusa, es decir, los descendientes de ciudadanos soviéticos que llegaron al Báltico después de 1940. Entre ellos había muchas personas de etnia ucraniana.
Las personas con pasaportes de “no ciudadano” están sujetos a discriminación. No tienen derecho a votar en las elecciones, a servir en el ejército, a trabajar en el gobierno, en los cuerpos de seguridad, en el campo del derecho y ni siquiera pueden ser farmacéuticos. Los “no ciudadanos” tienen restringidos los derechos a adquirir tierras, a las pensiones e incluso pueden ser expulsados del país si sus puntos de vista causan sospechas entre las autoridades.
El diputado Vagapov discutió el tema en una aparición en el canal de televisión local Dumskaya, donde defendió qué hacer con los ciudadanos ideológicamente incorrectos. Es más, hay que decir que lo hizo en la lengua enemiga del agresor.
“Si hubiera habido una junta en Ucrania en 2014-2016, con totalitarismo rígido y entrega del control al ejército, entonces la guerra habría acabado con nuestra victoria en 2016. Pero, por desgracia, no dimos ese paso. A veces hay que tomar decisiones impopulares que darán resultados y beneficios”, afirmó Vagapov.
“Entonces expulsemos a todos los ciudadanos de Ucrania que todavía apoyan a Rusia, a media Besarabia, a media población de las regiones industriales”, respondió el presentador, sorprendido por esas palabras.
“No hay necesidad de expulsión, solo hay que introducir pasaportes de no ciudadanos de Ucrania, como se ha hecho en países como Letonia, Lituania y Estonia, países europeos y postsoviéticos. De hecho, deberíamos haber dado este paso hace mucho tiempo”, añadió el diputado de Solidaridad Europea.
En realidad, el político propone discriminar a parte de sus conciudadanos de Odessa, a esos que no cumplen con los criterios ideológicos de los nacionalistas. Aunque ese tipo de ideas podrían ser penalizadas según la actual ley, ya que el Artículo 22 de la Constitución de Ucrania explícitamente prohíbe restringir los derechos de los ciudadanos y el Artículo 161 del Código Penal prevé castigar a quienes llamen a violar el derecho a la igualdad, que es exactamente lo que el diputado patriótico estaba haciendo en la televisión.
Pero Vagapov no duda de su impunidad. Hace tiempo que las apelaciones a “establecer los estados bálticos en Ucrania” y negar sus derechos a los oponentes se han convertido en la norma entre los políticos, periodistas y “activistas” en Ucrania. Esta retórica se escucha sistemáticamente desde Euromaidan tanto en la blogosfera como en la prensa y quienes la utilizan siempre lo hacen impunemente. No hay que rendir cuentas por esas declaraciones. Es más, incitar al odio es algo casi tan obligatorio como el código de vestimenta en este ambiente y ayuda a hacerse una carrera en la prensa o en la política.
El Corpus Nacional, de extrema derecha, explícitamente exigió “un modelo de diferentes formas de ciudadanía basado en la experiencia de los países bálticos” en Ucrania. “Podemos poner en práctica la experiencia de los países bálticos creando un instituto de no ciudadanos. Es gracias a esto que fueron capaces de eliminar del proceso electoral a parte de la población desleal al país y nostálgica de la Unión Soviética”, afirmó Maxim Zhorin, jefe del cuartel general del Corpus Nacional.
“Las buenas intenciones europeas sin las herramientas para apartar a estos ciudadanos del proceso político no tienen sentido. Esos ciudadanos siempre serán caldo de cultivo para la influencia rusa. Letonia y Estonia, miembros de la UE y la OTAN, han implementado la idea de la no ciudadanía a nivel legislativo: quienes son incapaces de aprender la lengua, son desleales a las leyes tienen derecho a vivir, pero no tienen derecho a votar”, escribió el bloguero Vajtang Kipiani sobre los ucranianos incorrectos.
“Si una persona no honra a su país, su historia y su lengua, no tiene derecho a ser ciudadano del Estado. Ha llegado el momento de introducir exámenes de conocimiento de la lengua, historia y Constitución ucraniana para obtener o confirmar la ciudadanía”, sentenció el diputado Mikola Tomenko.
“El problema es la gente que piensa como el enemigo. No ven la agresión rusa. Creen que el Ejército Ucraniano está disparando contra niños en Donbass, no quieren ayuda del ejército y son agresivos hacia la gente que lo hace. También tratan con agresividad al ejército. Dicen: «Yo no les he enviado allí». Están cerca, entre todos nosotros, y, dios no lo quiera, si los tanques rusos acaban en el centro de Kiev, serán los primeros en llevar flores a los invasores. Son colaboracionistas en potencia. ¿Cómo hay que responder a ello? Los países bálticos se enfrentaron a un problema similar hace veinte años. Digamos que Letonia introdujo el estatus de no ciudadanos. ¿No reconoces a la URSS como ocupación, no hablas la lengua del país en el que vives, no sabes la historia del país en el que vives? Entonces eres un no ciudadano y no tienes derecho a votar en las elecciones”, afirmó Vitaly Gaidukevich en el Canal 5.
El presentador del “Karaoke de Maidan”, Igor Kondratiuk, sugirió dar a los vatniks dos opciones: un pasaporte de no ciudadano o la deportación forzosa del país. “Que en tres meses se marchen de Ucrania en cualquier dirección. Ucrania les paga la tarifa de salida. Con la condición de que no vuelvan a Ucrania en cincuenta años. Quienes se queden, perderán el derecho al voto durante diez años. En las regiones de Donetsk y Lugansk, solo quienes han vivido en territorio controlado por Kiev desde el inicio del verano de 2014 tendrán derecho a elegir o ser elegidos y a servir en la policía en diez años”, escribió en Facebook, creando todo un hilo de comentarios favorables.
No se puede calificar de anecdóticas estas declaraciones. Reflejan planes reales de los políticos nacionalistas que nunca se han abandonado del todo. Porque toda la política de la Ucrania post-Maidan está basada en anular los derechos sociales, civiles y democráticos de la mayoría.
La separación ya se está implementando de facto. Al fin y al cabo, las autoridades ucranianas han violado los derechos de cientos de miles de ciudadanos ucranianos en la parte de Donbass bajo su control, prohibiéndoles ilegalmente votar en las elecciones locales pese a la decisión judicial que calificaba de ilegal cancelar las elecciones. Simplemente porque esa población no va a votar a candidatos deseables para Bankova. Así que, ¿quién puede garantizar que esas restricciones no se extenderán a otros ciudadanos poco patrióticos para que el país siga gobernado por un Zelensky o por un Poroshenko?
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