La reunión de Volodymyr Zelensky con los dos periodistas de medios de News Corp. y especialmente con el director ejecutivo de Fox News no se limitó a buscar la atención del directivo e hijo del dueño y fundador del grupo en busca de una mayor cobertura en el canal de noticias favorito de Donald Trump y de sus seguidores políticos. Zelensky es consciente de la necesidad de utilizar cada ocasión posible para mantener su presencia mediática, cada vez más complicada ahora que la guerra de Ucrania compite con la de Gaza por el interés del público internacional, fatigado ya, incluso antes del 7 de octubre, del conflicto europeo. El presidente ucraniano consiguió atención y espacio mediático gracias a esta visita y quiso aprovecharlo dando el mayor número de mensajes posibles.
Conversando con The Sun, conocido tabloide británico, Zelensky no dudó en dar un titular sensacionalista para uno de los medios que mejor representan ese estilo. “Hablando con The Sun en su cuartel general en la fortaleza de Kiev, el señor Zelensky admitió haber perdido la cuenta de todos los intentos de asesinarle desde que Rusia lanzó la invasión a gran escala el 24 de febrero del año pasado”, escribe el medio. El uso del verbo admitir en lugar de alegar muestra ya el claro posicionamiento ideológico del artículo, similar al que han utilizado durante todo este tiempo también los grandes medios de prestigio. Nunca han existido pruebas de ningún intento de asesinato de Zelensky y es Ucrania quien ha actuado, primero de forma encubierta y ahora reconociéndolo abiertamente, realizando asesinatos selectivos. Así lo han revelado medios occidentales como The Economist o The Washington Post y lo confirma también Zelensky en su entrevista, en la que se niega a dar detalles, pero se refiere a ese tipo de operaciones especiales en Rusia y en “nuestros territorios temporalmente ocupados”. Todo está justificado, según el presidente ucraniano, ya que “tenemos derecho a defender nuestra tierra”, lo que parece incluir inventar una operación antiterrorista para justificar el uso de las fuerzas armadas contra las protestas de la población de Donbass, asesinar a firmantes de los acuerdos de paz o incluso, como se niega a rechazar ante una pregunta de The Sun, asesinar a Vladimir Putin.
Asesinar a Vladimir Putin estaría justificado, como lo está también explotar la idea de los intentos de magnicidio de Zelensky pese a la completa ausencia de evidencias. Es más, se conoce que una de las tareas de Naftali Bennett en su fase de mediación fue precisamente obtener garantías de seguridad para Zelensky. Como recordaba ayer el historiador experto en Rusia y Ucrania Tarik Cyrill Amar, Zelensky “no salió de su escondite” hasta que no recibió del entonces primer ministro israelí la confirmación de Vladimir Putin de que no sería asesinado. Aun así, el presidente ucraniano narró un relato cinematográfico de constantes intentos de asesinato en el que “el primero es muy interesante, cuando es la primera vez, y a partir de ahí es como el Covid”, afirmó para añadir que “en primer lugar, la gente no sabe qué hacer con ello y parece que da mucho miedo”, pero “después de eso, es solo la inteligencia compartiendo contigo detalles de que ha venido a Ucrania un grupo más para esto”.
Curiosamente, aquellos oficiales ucranianos que han resultado asesinados lejos del frente lo han sido fruto, como incluso la parte ucraniana ha reconocido, de luchas internas. Sin embargo, sin duda es más espectacular afirmar, como hace The Sun a partir de las admisiones del presidente ucraniano que “los guardaespaldas del señor Zelensky blindaron su oficina con barricadas improvisadas y trozos de madera contrachapada. Sus aliados más cercanos recibieron rifles y chalecos antibalas. Uno de ellos afirmó que la oficina era como una casa de locos”. En cuestión de días desde el inicio de la operación militar rusa, Ucrania recibió garantías de que Zelensky no sería un objetivo. Ignorando la realidad, la estrategia de comunicación de la Oficina del Presidente decidió mantener la idea como una de las bases de la creación de un discurso heroico que justificara la necesidad de apoyar con armas, munición, financiación y solidaridad absoluta a Kiev y al Gobierno ucraniano en su lucha contra Rusia.
El argumento, pese a haber quedado absolutamente obsoleto, sigue siendo de utilidad para Zelensky. The Sun, evidentemente dispuesto a publicar cualquier alegación vacía de contenido, cita a uno de los asesores de la presidencia ucraniana denunciando constantes intentos de golpes de estado. De forma que no puede ser casual teniendo en cuenta que esta semana se cumplen diez años desde el inicio de Maidan, la Oficina del Presidente haya querido calificarlos como Maidan 3. El objetivo de todas estas acusaciones vacías pero muy vinculadas a la historia reciente del conflicto rusoucraniano no es otro que recrear las posturas de febrero y marzo de 2022.
Volver a esos momentos es importante para el Gobierno ucraniano en el actual contexto de dudas sobre la financiación de las Fuerzas Armadas de Ucrania y sus posibilidades de éxito en el frente. Como quedó claro en la conversación mantenida con The Sun, Volodymyr Zelensky busca recuperar el consenso de los primeros meses de la guerra en los que Kiev y sus socios occidentales estaban de acuerdo en que la única vía de resolución posible a la guerra era la victoria militar.
En su entrevista, el presidente ucraniano se reafirmó en su intención de no convocar elecciones durante la guerra y reprochó a los generales su intento de entrar en política, un comentario que se ha entendido ampliamente como la aceptación de que existe un conflicto interno entre la Oficina del Presidente y el liderazgo militar, fundamentalmente el general Valery Zaluzhny. Pese al contexto de luchas internas, bloqueo en el frente e incertidumbre sobre la continuación de la asistencia militar estadounidense, el presidente ucraniano ha querido enviar una imagen de fortaleza tanto personal, el hombre que ha sobrevivido a una docena de intentos de asesinato, como nacional. Todo ello para defenderse de sugerencias cada vez más insistentes sobre la posibilidad de negociar con Rusia.
Ayer por la mañana, era Oleksiy Danilov, presidente del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa, quien denunciaba incipientes presiones. El día anterior, el mismo en el que Zelensky recibía del secretario de Defensa de Estados Unidos un compromiso de larga duración, un mensaje publicado por la OTAN en sus perfiles oficiales de redes sociales afirmaba que el objetivo de la Alianza era apoyar a Ucrania “para que esté en la posición más fuerte posible en la mesa de negociaciones cuando llegue el momento”. Pese a no tratarse de una sugerencia para el momento actual, no es ese el mensaje que Kiev quiere escuchar. Zelensky lo dejó claro en su última entrevista al afirmar que “¿Están las cosas difíciles en el frente? Sí, pero hacernos amigos o iniciar una mesa de negociación con Rusia ahora? ¡No!”. El presidente ucraniano niega la posibilidad de la vía diplomática argumentando que “ellos quieren matarnos. Y nosotros queremos justicia”. Una justicia que implica años de bombardeos y bloqueo económico de Donbass, asesinatos selectivos, sabotaje de los acuerdos de paz y una intolerancia que lleva a negar incluso el factor civil del conflicto ucraniano. La guerra es la vía para no lidiar con ese aspecto político interno. Para ello, Ucrania necesita más armas, financiación y atención mediática, para la que es imprescindible mostrar un discurso lleno de épica para el que el exactor Zelensky y su entorno, procedente fundamentalmente del negocio audiovisual, está especialmente bien preparado.
Comentarios
Aún no hay comentarios.