Meses después de su inicio, la batalla por Artyomovsk se ha convertido ya en un relato en sí mismo, con las partes en conflicto tratando, no solo de lograr sus objetivos militares, sino de imponer su narrativa sobre lo que ocurre y ha ocurrido en la lucha por la ciudad y, sobre todo, su significado. Y en ese contexto se está produciendo actualmente el intento ruso de avanzar sobre partes de la ciudad y sitiar o dificultar al máximo las líneas de suministro ucranianas y la lucha informativa con la que Ucrania y Rusia buscan presentar su actuación como un éxito estratégico o, cuando menos, táctico. El desinterés mediático por la batalla en otras zonas del frente, en las que se libra una guerra de trincheras similar, aunque de mayor intensidad a la que se observó en Donbass durante los años de Minsk, hace que las imágenes y el significado de la batalla por Artyomovsk se haya sobredimensionado hasta convertir la ciudad en un símbolo de esta guerra. Olvidada queda ya la lucha por Mariupol, que dejó destruida una ciudad de mayor envergadura y población, no hay interés alguno por seguir las batallas por los bosques de Kremennaya en el frente de Lugansk ni se ha prestado atención a la completa destrucción de ciudades como Marinka, línea del frente al sur de la ciudad de Donetsk desde 2014.
“Rusia y Ucrania han elegido Bajmut para matarse”, decía ayer el diario La Vanguardia, dando a la batalla un halo épico de destinos consumados que no se corresponde con la realidad. El avance sobre Artyomovsk era el paso inevitable para Rusia el pasado verano tras la captura de Popasnaya, Lisichansk o Severodonetsk. Sin embargo, con su ofensiva exhausta y un frente excesivamente amplio para poder soportar mayores avances, la batalla se estancó durante meses y las tropas de Wagner, cuyas bajas son desconocidas, y entre las quejas de su dueño, Evgeny Prigozhin, se han visto abogadas a una lucha cuerpo a cuerpo por avances mínimos durante meses. En las últimas semanas, y especialmente en los últimos días, esos avances se han acelerado y se producen ya sobre una parte importante de la ciudad en su parte oriental y hacia el asentamiento clave de Chasov Yar, donde puede definitivamente impedir el suministro ucraniano a través de las rutas principales, complicando más aún la situación de las tropas ucraniana en la ciudad. Según las fuentes rusas, las tropas se encuentran a 1.200 metros del centro de Artyomovsk.
La gravedad del estado de los soldados de las Fuerzas Armadas de Ucrania se ha puesto de manifiesto, no solo por las alegaciones rusas, sino por la admisión incluso de la parte ucraniana. Esta semana, The Kyiv Independent publicaba un artículo que comenzaba afirmando, según la línea general occidental del escaso valor que Rusia da a la vida de sus tropas, que “el incesable asalto ruso sobre Bajmut está sacrificando oleadas y oleadas de hombres sin preparar que están siendo enviados a la muerte”. Sin embargo, el medio añadía que “múltiples defensores de la asediada ciudad en el oblast de Donetsk sienten que están en una situación similar”. Basándose en entrevistas con más de una docena de soldados que luchan en la ciudad o en sus alrededores, el medio ucraniano afirmaba que “batallones sin preparación, pobremente entrenados están siendo arrojados a la carnicería del frente para sobrevivir como buenamente puedan con escasa cobertura de vehículos blindados, mortero, artillería e información táctica”. El relato es coherente con las quejas planteadas la semana anterior por Maksym Zhoryn, del regimiento Azov, que señalaba también las enormes bajas que estaban sufriendo las tropas ucranianas y es una admisión más de que aquello de lo que Ucrania habitualmente acusa a Rusia, de usar reclutas mal entrenados y equipados, es, al menos en parte, un ejercicio de proyección.
En las últimas semanas, expertos, think-tankers, periodistas y políticos han debatido ampliamente sobre la importancia táctica y estratégica de Artyomovsk. Frente al valor que se le daba en el inicio de la batalla, y especialmente en los meses en los que Wagner no lograba destruir las defensas ucranianas en la ciudad y sus alrededores, la opinión mayoritaria se dirige ahora reducir su importancia. Este fenómeno ha sido especialmente marcado en la prensa estadounidense, que en varias ocasiones ha apuntado a la posibilidad de retirada estratégica ucraniana logrado ya un importante desgaste de las tropas rusas y ante el riesgo de continuar sufriendo elevadas bajas en la defensa de un objetivo difícilmente estratégico teniendo en cuenta su destrucción. Sin embargo, frente a los rumores de retirada que se propagaron la semana pasada, la decisión política de Ucrania fue la de defender Bajmut a toda costa y hasta el final.
El argumento más reciente para justificar esa opción ha sido alegar que la toma de la ciudad dejaría a Rusia el campo abierto para capturar el resto de Donbass. Como en ocasiones anteriores, el argumento esgrimido por Zelensky no se corresponde con la realidad. La importancia de Artyomovsk para Rusia recae en la necesidad de derribar esta primera línea de defensa ucraniana en su avance hacia Slavyansk-Kramatorsk. Sin embargo, el campo abierto al que ahora se refiere el presidente de Ucrania es un segundo muro de defensa a lo largo de esa línea. Sin más opción que el asalto frontal para aproximarse a esa aglomeración urbana, una victoria en Artyomovsk difícilmente puede considerarse un éxito estratégico o incluso táctico automático sino un pequeño paso en una batalla, la de Donbass, que no solo se decide en Artyomovsk, sino también en los alrededores de Kremennaya, Gorlovka o Donetsk.
Con su insistencia en mantener la presencia en Arytomovsk, Ucrania ha hecho de la ciudad un objetivo estratégico en el que espera lograr un éxito similar. En una entrevista concedida al diario italiano La Stampa, el asesor de la Oficina del Presidente Mijailo Podoliak afirmó que Ucrania ha obtenido ya un “éxito estratégico” a base de alargar la batalla. La idea planteada por el liderazgo político ucraniano, que estos días ha insistido en que también el liderazgo militar comparte la decisión de continuar luchando por la ciudad, se basa en argumentar que el elevado coste que supone para Rusia será, a medio plazo, una ventaja para Ucrania. Aprovechándose de las palabras de Evgeny Prigozhin, que repetidamente ha afirmado que es Wagner y solo Wagner quien realiza el asalto, medios occidentales han comenzado a dar por hecho -de forma prematura y sin contar con datos para justificarlo- que Artyomovsk será el fin de estas unidades. Pero más allá de Wagner, el argumento ucraniano es simplemente el de mantener el frente lo más estático posible ante mientras se prepara la anunciada ofensiva. “Es necesario ganar tiempo para la acumulación de reservas y el comienzo de la ofensiva de primavera, que está a la vuelta de la esquina”, afirmó en su reciente visita a Artyomovsk el general Oleksandr Syrskyi, comandante de las fuerzas terrestres ucranianas.
En su reportaje de ayer sobre la lucha por la ciudad, La Vanguardia escribía que “la batalla por esta plaza del Donbass sin ventaja estratégica solo persigue debilitar al máximo al bando contrario”. De esa forma se han manifestado tanto Prigozhin como Zelensky, que también se han acusado mutuamente de enviar a la muerte a multitudes de soldados que no estaban debidamente preparados y de “no contar los muertos”. En estos momentos de la batalla, no es posible valorar realmente las bajas que han sufrido las partes en conflicto. Pero sí hay suficiente información para negar las acusaciones cruzadas, que también comparten Rusia y Ucrania, de que la Artyomovsk está destruyendo las unidades más preparadas del enemigo. La intensidad de la batalla, en la que ambos bandos se quejan de “sed de munición”, y su prolongación en el tiempo han causado una enorme destrucción en la ciudad y una cantidad de bajas que no será posible valorar a corto plazo. Sin embargo, y pese a las últimas afirmaciones de Ucrania del envío de reservas, ninguna de las partes cuenta ahí con sus reservas estratégicas ni sus mejores unidades. Ucrania prepara esas reservas para su contraofensiva de primavera, que Podoliak ha anunciado para mayo, mientras que Rusia guarda sus mejores unidades para esas zonas prioritarias del frente, en las que tendrá que aguantar el empuje de las tropas de Kiev, ahora mucho mejor armadas y posiblemente más preparadas que en sus anteriores ofensivas.
Dando por ciertas las informaciones -no solo rusas, sino también ucranianas y occidentales- de las elevadas bajas ucranias, el coste de la batalla también está siendo elevado para Ucrania, profundamente dependiente de sus socios en términos de armamento y especialmente de munición. Esa es actualmente una de las grandes preocupaciones de Ucrania, que al contrario que Rusia, donde también existen quejas de escasez de munición, no cuenta con una industria militar capaz de alimentar la guerra.
Ayer, en su informe diario, la inteligencia británica -poco dada a anunciar buenas noticias para Rusia- estimaba que el río hace ya de frontera temporal entre las tropas en conflicto, con la ciudad dividida prácticamente a partes iguales y convertida en “zona de muerte”. En días anteriores, las tropas rusas habían anunciado controlar la parte occidental de la ciudad. Y frente a lo que la inteligencia británica especulaba hace dos semanas, que Rusia anunciaría la captura de Artyomovsk sin que esa fuera la realidad sobre el terreno, cada avance ha venido acompañado de imágenes que lo corroboraban. Ahora, decidido ya que el destino de Artyomovsk es que la lucha se produzca según el escenario de Mariupol, fuentes ucranianas anuncian un contraataque para evitar el cerco, un último intento del que también ha alertado el dueño de Wagner, con el que retrasar lo que ya parece inevitable.
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