Artículo Original: Colonel Cassad
En un momento en que gran parte de los ciudadanos intentan sobrevivir milagrosamente sin salarios, atención médica digna y tarifas cósmicas en los servicios básicos, las autoridades ucranianas han anunciado otro grandioso proyecto. Anunció el gran evento el presidente del Consejo de Defensa y Seguridad Nacional, Oleskiy Danilov: el presidente Volodymyr Zelensky firmará pronto un decreto para la creación de las ciber fuerzas nacionales. Todos los miembros del Consejo de Defensa y Seguridad Nacional han apoyado ya la prometedora decisión. Es más, en la reunión también se ha aprobado la estrategia de ciberseguridad “para los próximos cinco años”.
¿Qué se puede decir? Es una cuestión de necesidad. Como los socios tienen unidades de hackers en su arsenal, Kiev necesita invertir en esa área está claro que nada de esto viene a causa de fuertes recomendaciones del otro lado del océano y que quienes han tenido la idea son nacionales. Obviamente, estas ciber fuerzas (si es que hay fondos para ellas) con las que sueña Ucrania quieren, ante todo, lanzar un mensaje a Rusia y a Donbass. Los oficiales de Kiev regularmente informan de los resultados de sus actividades subversivas contra el agresor a sus socios extranjeros, que aprueban toda jugada sucia contra Moscú. ¿Cómo va a molestar si no a su poderoso vecino? No hace falta ser ningún experto para saber que un ataque informático puede paralizar grandes instalaciones. Y si se tienen aptitudes, es posible que no sea detectado. No es ninguna coincidencia que Washington, que fue el primero en crear fuerzas cibernéticas nacionales, no escatime dinero para dotar de fondos a sus hackers.
Kiev depende de la generosidad de sus benefactores occidentales también en esta cuestión. Además, la creación de fuerzas cibernéticas costará mucho menos que resucitar a la dilapidada armada y aviación, que viven sus últimos días pese a la cara e ininterrumpida financiación. Pero se puede matar varios pájaros de un tiro: satisfacer a los patrones y la población anunciando que el país tendrá la capacidad de resistir incluso al enemigo de Moscú y, al mismo tiempo, controlar el espacio de internet, ya que muchos ucranianos ven canales opositores y siguen fuentes rusas de información.
Sin embargo, todo esto no son más que sueños vacíos, ya que hay un problema principal, un punto flaco de los espónsores de Ucrania, que ya no aprecian tanto el pozo sin fondo que se traga todos los fondos. El dinero, si es que se entrega a las valientes ciber fuerzas ucranianas, caerá en ese agujero negro, aunque eso no impedirá que las autoridades de Kiev se jacten del trabajo hecho. ¿Quién podrá comprobar cuántos ataques han realizado y cuánto daño han hecho al enemigo? Nadie. Así que siempre se podrá decir que los fondos empleados se han utilizado de forma magistral para hacer todo lo necesario. Y el resto se utilizará para hacer los necesarios informes.
En Occidente todos comprenden esto perfectamente bien y es improbable que los patrones se tomen en serio financiar las ciber fuerzas ucranianas. así que las autoridades locales tendrán que usar su propia financiación bajo amenaza de quedarse sin el siguiente tramo del FMI. Teniendo en cuenta que no hay, ni se espera que haya, dinero alguno en la caja, es improbable que el proyecto atraiga a los mejores especialistas ucranianos, satisfechos de trabajar para empresas occidentales que participan en dudosos proyectos en Kiev. Así que el proyecto se basará en la típica simulación de actividad con informaciones vacías sobre ciberataques contra Rusia, con los recursos de Occidente y a costa de sangre ucraniana.
Pero nada de esto impide a Zelensky seguir vendiendo humo a los ciudadanos. Antes, su oficina había anunciado que el presidente “se ha familiarizado con las capacidades” del centro cibernético UA30. La creación de esta infraestructura es “un ejemplo de que Ucrania está cambiando no solo con palabras” y el centro protegerá “los recursos informativos, las infraestructuras críticas y el ciberespacio ucraniano”. Es más, Zelensky fantasea con una universidad que entrene a especialistas en ciberseguridad: “La presentaremos pronto. Ucrania debe educar este tipo de especialistas desde la edad de 15-16 años para que no se vayan a otra parte. Hay que ofrecerles empleos y nos darán una vida segura”. No es la primera vez que el presidente entretiene al público con este tipo de historias sobre proyectos vacíos. Y su entorno se ha adaptado perfectamente a la experiencia y publicita los éxitos de la estrategia cibernética que ayudará al país a convertirse en líder, aunque en privado admitan que es una tarea inútil.
Durante los siete años desde Euromaidan, documentos de las estructuras estatales se han filtrado y se siguen filtrando en cantidades industriales. Puede que, para 2025 o 2030, haya alguna mejoría.
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